Ser Padres ¿Instinto o Conducta Aprendida?
Por Susan Howell
De vez en cuando me hace temblar. Ocasionalmente, argumento el tema en el limitado espacio de un comentario en Facebook. Y tal como puedes darte cuenta, últimamente me ha llevado a escribir este artículo.
Tal vez debería dejar de tomármelo tan en serio, pero me molesta cuando la gente declara –como si fuera un hecho indisputable- que las madres “simplemente tienen un instinto” cuando se trata de cuidar a sus niños.
No es que no haya ningún instinto. Puede que lo haya. No conozco lo suficiente acerca de la biología que subyace bajo los comportamientos instintivos. Pero si sé que a menudo se asume que existe un “instinto” cuando una mujer “simplemente sabe” qué hacer cuando hay un niño llorando o un comportándose mal, aunque en realidad las mujeres no tenemos ni idea las primeas cientos de veces que nos enfrentamos a alguna de estas situaciones. Me parece que su hubiera un instinto, mi primogénita hubiera llorado menos y yo hubiera estado mucho menos preocupada ante el prospecto de una vida humana totalmente dependiente de padres primerizos.
El éxito que tuve al calmar llantos o aplacar berrinches provino más de intentar aleatoriamente una variedad de opciones hasta que una funcionó. La mecí, caminé con ella, y le leí y hablé con ella. También llegué a conocer a mi hija. Aprendí la diferencia entre un llanto de hambre y un llanto que significa que estaba aburrida y necesitaba atención. Aprendí que el ruido del agua corriendo la calma, mientras que el ruido de una aspiradora no lo hace.
Y luego vino nuestro hijo. Tenía un par de años de experiencia y algunos “trucos bajo la manga” en los cuales confiar. Aunque algunos de estos trucos funcionaron perfectamente para él, al igual que con mi primera hija, algunos no lo hicieron. Tuve que aprender sus señales únicas y sus preferencias tal como aprendí las de ella.
El éxito que tuve en descifrar sus llantos y sus necesidades y que hacer en respuesta, provino de estar mucho tiempo con mis hijos, intentar una variedad de opciones, y luego agradecidamente usar una y otra vez lo que funcionaba.
Mi esposo hizo lo mismo. Él pasó tiempo con nuestra hija y con nuestro hijo y se volvió un experto en saber que necesitaban y como satisfacer mejor sus necesidades. No creo que ninguno de los dos aprendiera más fácil o rápido que el otro, lo que hubiera pasado si realmente existiera un “instinto” maternal.
Comprendo la inclinación de ver la crianza como un instinto porque a menudo no estamos consciente de lo que vamos aprendiendo a lo largo de la vida. No vemos que estamos aprendiendo dones parentales en una miríada de maneras incluso mucho antes de pensar en tener nuestros propios hijos.
Así que si eres una mama y “simplemente sabes” más que tu esposo, es probable que hayas estado aprendiendo cosas por años sin estar consciente de estar aprendiendo. Por ejemplo, durante años de jugar con muñecas aprendiste a sostener un bebe e incluso la voz tranquilizadora que se supones que uses cuando le hablas a un niño. Si fuiste niñera, es probable que sepas algunas cosas sobre resolución de conflicto y cómo conseguir que un niño poco cooperador hagas lo que quieres. En cualquier caso, desarrollaste una mentalidad que dice “Si mi niño llora, tengo que averiguar por qué. No puedo pasárselo a alguien más. Es mi bebe –mi trabajo- y necesito aprender a resolverlo”.
Para muchos hombres, es diferente. A los varones no les pide a menudo que sean niñeros y mucho menos se les da muñecas para que jueguen. De hecho, si eres varón, es posible que hayas sido ridiculizado o al menos desalentado de jugar con una muñeca. Además de no aprender ni lo más básico de la crianza de niños, sin darte cuentas es probable que hayas desarrollado una mentalidad que dice “Cuidar a bebes y niños no es para mi”.
Así que imagínate a una pareja con su primer bebe. Cuando Papa agarra al recién nacido que está llorando por primera vez, y está asustado y sin saber qué hacer, es fácil para él asumir: “Cuidar a bebes no es lo mío. ¡Estoy aterrorizado! ¿Por qué está llorando? ¡No sé que hacer!” Así que pasarle el bebé a la Mama parece ser lo más humano. Aunque probablemente ella esté tan asustada como él, su mentalidad le dice “Mejor averiguó que es lo que le pasa. Soy la mama”. Así que ella lo hace, mientras que él no.
La próxima vez que el bebé llore ¿Quién lo agarrará? Bueno, probablemente la persona que tuvo más éxito la última vez. Y después de un tiempo, se vuelve más y más fácil para ella, porque gradualmente consigue más práctica aprendiendo lo que funciono y lo que no. ¡Mientras tanto, él está asombrado cómo ella “simplemente sabe” que hacer!
Así que si, me hace temblar cuando alguien insinúa que la crianza de los niños es instintiva para las mujeres, pero no para los hombres, porque a menudo resulta en un desequilibrio que es perjudicial para las madres y para los padres. Cuando las mujeres están sobrecargadas con sus deberes parentales, su participación en otras actividades enriquecedoras es limitado. De la misma manera, la baja participación del padre los priva de establecer el lazo con sus hijos que la crianza promueve.
Pero tal vez lo más dañino es el estrés innecesario que se pone sobre las madres primerizas que se preguntan porque su “instinto” no ha aparecido aún. Creer que ser mujer naturalmente te hace buena con la crianza es molesto para las mujeres que nunca se han sentido particularmente maternales y que no son muy buenas “simplemente sabiendo” lo que los niños necesitan y cómo satisfacer esas necesidades.
Me parece beneficioso para todas las partes involucradas que hombres y mujeres entiendan que ser padres es difícil, que no sale naturalmente a ninguno de nosotros, pero que al igual que todo lo demás, puede ser aprendido al conocer a nuestros hijos y pasar tiempo con ellos. Saber esto ayudará a mujeres y hombres por igual a sentirse aliviados y acelerar el aprendizaje que la buena crianza de los niños requiere.
En cualquier caso, temblaré menos y haré menos comentarios en Facebook.
Fuente: http://www.cbeinternational.org/blogs/parenting-learned-behavior-or-instinct