¡Pero Adán fue creado primero!

Respuesta a tres argumentos contra la igualdad de la mujer en el Edén.

Hay quienes argumentan que solo el hombre tiene derecho a ser un líder porque fue creado primero en el Edén. Y sí, es cierto que fue creado primero. Pero esto no significa que por eso sea superior. Los peces y las aves fueron creadas un día antes que el ser humano, pero Dios no les dijo a los peces o a las aves ue gobiernen la tierra, sino al hombre:

“Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,” (Gn. 1:27-28) [1]

¿Quiénes dominan a quién? ¿Acaso los que fueron creados primero dominan a los que fueron creados últimos?

Aunque los peces y las aves fueron creados primero, quien debía gobernar la tierra era el ser humano, quien fue creado por último. Por lo tanto, bíblicamente si alguien debería gobernar al otro, sería quien fue creado por último, es decir, la mujer.

En realidad la narrativa del Génesis es ascendente. Es decir, va mostrando de lo más simple a lo más complejo y de lo más pequeño a lo más importante. Primero se crea la luz, después se ordena el planeta físicamente (creando el cielo, el suelo y el océano), y después se crea las estrellas, el sol y la luna, para calcular el paso del tiempo. Del mismo modo, primero se crea el reino vegetal (seres vivos sin emociones ni razón ni conciencia), luego el reino animal (seres vivos que sienten y se mueven) y por último el ser humano (seres racionales, emocionales y conscientes de sí mismos).

Debido a este orden ascendente de la creación el teólogo James Smith escribió:

“La mujer fue la última obra creativa de Dios. Ella fue la corona de la creación. Ella hizo su aparición solo después de que todo estaba en su más alto estado de preparación para su llegada: un hogar, provisión para su sustento, un marido que anhelaba su llegada, quien apreciara su valor” [2]

Que fuera creada por último demuestraría que es más importante que el varón, no menos.

¡Ah, pero es una ayuda idónea!

Lamentablemente esta no es una traducción que exprese plenamente el significado de las palabras hebreas ezer kenegdo que significan literalmente “ayuda contra el”. Eva debía ser quien ayudara a combatir la soledad de Adán, pues “no es bueno que el hombre (literalmente “ser humano”) esté solo” (Gn. 2:18). Pero Adán no iba a necesitar a alguien que fuera idéntica a él, sino a alguien que lo complemente, que posea las características que a él le faltaba.

Esto también implica que Eva era igual que él en condición. Pues luego de crearlo y decirle a Adán que no era bueno que estuviera solo Dios le trajo a todos los animales y seres inferiores. Adán pudo ver que todos los animales tenían una compañera igual a ellos, pero que él estaba solo. Para solucionar esto Dios le trajo a alguien igual pero complementaria a él. Si Dios hubiera querido que Adán estuviera con alguien inferior, indudablemente le hubiera provisto de un animal u otro ser inferior y no de otro ser humano creado a la semejanza de Dios.

El término “ayuda” (ezer) no implica inferioridad, pues Dios es numerosas ocasiones es llamado “ezer”. Veamos algunos ejemplos:

“Yo soy pobre y estoy necesitado; ¡ven pronto a mí, oh Dios! Tú eres mi socorro (ezer)  y mi libertador; ¡no te demores, SEÑOR!” (Sal. 70:5)

“Pueblo de Israel, confía en el SEÑOR; él es tu ayuda (ezer) y tu escudo.” (Sal. 70:5)

¡Estoy seguro que nadie piensa que el varón es superior a Dios!

Está bien, ¡Pero Adán le dio un nombre a Eva!

Muchos piensan que ya que Adán les dio un nombre a los animales, que estaban bajo su dominio, al darle un nombre a Eva estaba demostrando que era jerárquicamente superior. Sin embargo, un análisis del pasaje nos muestra una realidad diferente.

“De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el SEÑOR hizo una mujer (ishshah) y se la presentó al hombre, el cual exclamó: «Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer (ishshah)” porque del hombre (ish) fue sacada.»” (Gén. 2:22-23)

Una traducción literal del hebreo diría lo siguiente:

“Ésta fue llamada mujer porque fue sacada del hombre”

Tanto el verbo “llamar” como “sacar” están en forma pasiva, no activa, lo cual sugiere que no es Adán quien realizó la acción. Como el último verbo, “sacar” fue realizado por Dios, lo más probable es que fuera también Él quien realizara el primero. Por lo tanto la traducción debería ser así:

“Ésta [por Dios] fue llamada mujer porque [por Dios] fue sacada del hombre”.

Existen varios hechos que apoyan esta interpretación:

1. La Biblia nos revela que Adán no nombro a Eva sino hasta después de la caída (Gn. 3:20).

2. Antes de que Adán use la palabra “mujer”, ya aparece relacionada a Dios. Leamos el texto nuevamente:

“De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el SEÑOR hizo una mujer (ishshah) y se la presentó al hombre, el cual exclamó: «Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer (ishshah)” porque del hombre (ish) fue sacada.»” (Gén. 2:22-23)

Primero se dice que Dios hizo a la mujer (ishshah), y después Adán aparece usando esa palabra.

Cuando Dios trajo a Eva hasta donde estaba Adán no se dice nada acerca de darle un nombre a ella. Con los animales, en cambió:

“Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán, para que viese cómo les había de llamar;” (Gén. 2:19 RVG)

La Biblia explícitamente dice que Dios trajo los animales a Adán para que él les pusiera un nombre. Pero cuando se dice que Dios trajo a Eva, no se dice nada de que tuviera que nombrarla ¿Acaso a Dios se le olvidó de mencionarlo? ¿O tal vez Moisés se olvidó de escribirlo? Por supuesto que no. Sencillamente Dios no tenía la intención de que Adán le diera un nombre a Eva.

Conclusión

El plan original y perfecto de Dios era que el hombre y la mujer disfrutaran del paraíso que era el Edén en armonía, santidad e igualdad. Dios los creó a ambos a su imagen, iguales. Ese era su plan ideal, que fue corrompido por la entrada del pecado. De modo que la igualdad era el plan de Dios, mientras que la desigualdad la consecuencia del pecado. Por favor, no defendamos el producto del pecado.

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Referencias

[1] A menos que se indique algo diferente todas las citas bíblicas han sido tomadas de la Nueva Versión Internacional.

[2] James Smith, The Pentateuch (Joplin: College Press Publishing Company, 2006), 61