Mujeres, Enseñanza, Autoridad, Silencio: 1 Timoteo 2:8-15 explicado por 1 Pedro 3:1-6

Mujeres, Enseñanza, Autoridad, Silencio: 1 Timoteo 2:8-15 explicado por 1 Pedro 3:1-6

Por  Ed Christian

 

¿Qué quería decir Pablo cuando escribió “pues no permito que la mujer enseñe ni ejerza dominio sobre el hombre, sino que guarde silencio” (1 Timoteo 2:12)[1]?

Si miramos al versículo por si solo, parecería que es lo suficientemente claro, aunque es una enseñanza difícil en un tiempo en que mujeres sirven como rectoras de universidades, gerentes de corporaciones e incluso presidentes de países.

Quienes deseamos someternos a la Palabra de Dios y dejar que nos juzgue, en vez de juzgarla nosotros, no consideramos que sea un texto oscuro. Pero, ¿cuáles son las implicaciones? Mi esposa enseña a niños en la iglesia. ¿Está desobedeciendo este versículo? Ella también es profesora en una universidad con autoridad sobre muchos hombres. ¿Es eso apropiado?

¿Cuándo enseñar es realmente enseñar y cuando no es enseñar? ¿Qué es autoridad? Congregaciones y denominaciones completas se han dividido por estas preguntas.

Precepto sobre precepto

Cuando imponemos razonamientos, tradiciones o experiencias humanas sobre la Biblia, somos culpables de juzgar la Palabra mediante nuestras propias ideas.

Si deseamos comprender la Biblia, necesitamos que la Escritura se explique a si misma comparando texto con texto, versículo con versículo. En ocasiones el resultado puede ser sorprendente, pero siempre será maravillosamente satisfaciente. Este versículo es un ejemplo verdaderamente bueno de eso.

Richard Davidson, decano del Departamento de Antiguo Testamento en el Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día en la Universidad de Andrews, ha indicado recientemente que 1 Timoteo 2:8-15 y 1 Pedro 3:1-6 son pasajes paralelos.[2] Yo sabía que había similitudes entre ambos, ya que los dos textos tratan sobre el adorno femenino, pero nunca los comparé lado a lado.

Davidson afirma que, debido a los paralelos, 1 Pedro 3:1-6 arroja luz sobre el significado de la supuesta prohibición paulina de que mujeres enseñen o tengan autoridad.[3] Yo era escéptico, pero debido a que 1 Timoteo 2:12 me ha intrigado por años, decidí tipear los dos pasajes lado a lado y resaltar los paralelos. Los resultados me impactaron.

Observemos primero la parte mejor conocida de ambos pasajes: 1 Timoteo 2:9-10 y 1 Pedro 3:3-4. Ambos aconsejan a las mujeres a vestirse con modestia. Ambos sugieren que el mejor adorno para “mujeres que profesan la piedad” no es físico sino conductual. Ambos tienen en común las palabras “adorno”, “cabello” y “oro”. Donde Pablo escribe “vestidos costosos”, Pedro dice “vestidos lujosos”.[4]

Dadas estas similitudes, parece casi completamente seguro que uno de estos hombres está reformulando la obra del otro en este pasaje. Pero, ¿cuál escribió primero? Los eruditos han debatido esto por mucho tiempo.

Si tuviera que adivinar, diría que Pedro está reformulando las ideas de Pablo, por tres razones. Primero, Pedro está familiarizado con la obra de Pablo y dice que Pablo ha escrito “algunas que son difíciles de entender y que los ignorantes e inconstantes tuercen, como hacen también con las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3:16).

Segundo, el pasaje de Pablo es “difícil de entender” en varios lugares, mientras que el de Pedro es claro. Tercero, el texto de Pedro es más detallado que el de Pablo. Los escritos son más propensos a añadir información para aclarar algo que a reescribir un pasaje para hacer más confuso. Dado que es sabido que Pedro y Pablo se reunieron en ocasiones, es fácil imaginar a Pedro diciendo: “Hermano Pablo, ¿qué quisiste decir con esto?”.[5]

 

1 Timoteo 2:8-15 1 Pedro 3:1-6
8 Por tanto, quiero que los hombres oren en todas partes, y levanten manos santas, sin ira ni contienda.

9 Quiero también que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, y no con peinados ostentosos, ni con oro, ni perlas, ni vestidos costosos,

10 sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad.

11 Que la mujer aprenda en silencio y con toda sujeción,

12 pues no permito que la mujer enseñe ni ejerza dominio sobre el hombre, sino que guarde silencio.

13 Porque primero fue formado Adán, y después Eva;

14 y el engañado no fue Adán, sino que la mujer, al ser engañada, incurrió en transgresión.

15 Pero se salvará al engendrar hijos, si es que con modestia permanece en la fe, el amor y la santificación.

1 Así también ustedes, las esposas, respeten a sus esposos, a fin de que los que no creen a la palabra, puedan ser ganados más por la conducta de ustedes que por sus palabras,

2 cuando ellos vean su conducta casta y respetuosa.

3 Que la belleza de ustedes no dependa de lo externo, es decir, de peinados ostentosos, adornos de oro o vestidos lujosos,

4 sino de lo interno, del corazón, de la belleza incorruptible de un espíritu cariñoso y sereno, pues este tipo de belleza es muy valorada por Dios.

5 Porque así era la belleza de aquellas santas mujeres que en los tiempos antiguos esperaban en Dios y mostraban respeto por sus esposos.

6 Por ejemplo, Sara obedecía a Abrahán y lo llamaba señor. Y ustedes son sus hijas, si hacen el bien y viven libres de temor.

Más paralelos

Miremos a algunos de los demás paralelos. El pasaje de Pedro se refiere en dos ocasiones a “esposas”, una vez a “mujeres” que tienen “esposos” y una vez a Sara, la esposa de un patriarca.

El pasaje de Pablo se refiere dos veces a “mujeres”, tres veces a “mujer”, una de las cuales a “engendrar hijos” y por lo tanto una esposa, y una vez a Eva, la esposa de un patriarca.

¿Son “mujeres” y “esposas” paralelos? ¡De hecho si lo son! “Mujer” y “esposa” son la misma palabra en griego: gyne. La traducción correcta depende del contexto.

1 Timoteo 2:8-15 1 Pedro 3:1-6
“se vistan” “belleza de ustedes”
“peinados”, “oro”, “vestidos costosos” “con buenas obras” “peinados”, “oro”, “vestidos lujosos”, “belleza incorruptible”
“mujer” [gynaiki, v. 12], “mujeres” [gynaikas, v. 9], “Eva”, “engendrar hijos” [tejnogonias, “dar a luz”]. “esposas” [gynaikes], “mujeres” [gynaikes], “Sara”.
“sujeción” [hypotage] “mostraban respeto” [hypotassomenai]
“hombre” [andros, una forma de aner, un hombre o esposo], “Adán” “esposos” [andrasin], “Abrahán”.
“aprenda en silencio”, “guarde silencio” [hesyjia] “espíritu cariñoso y sereno” [hesyjiou]
“no… enseñe ni ejerza dominio”, “permanece en la fe, el amor y la santificación” “conducta casta y respetuosa”, “llamaba señor”, “belleza incorruptible de un espíritu cariñoso y sereno”

¿Por qué encontramos “mujeres” en 1 Timoteo y “esposas” en 1 Pedro? Debido a que el pasaje de Pablo era “difícil de entender”, lo cual durante siglos ha llevado a los traductores a “torcer” accidentalmente el significado. Al fracasar en notar el paralelo entre los dos pasajes decidieron que Pablo estaba hablando de mujeres durante en el servicio formal de culto. La Nueva Versión Internacional incluso subtitula esta sección con la frase “Introducción sobre la adoración”, aunque no hay nada en el texto que apunte a un servicio congregacional de adoración.[6] En realidad, los paralelos entre las palabras de Pablo y Pedro sugieren que Pedro, bajo inspiración, comprendió que Pablo estaba escribiendo sobre esposas en el hogar.

De la misma manera, el pasaje de Pablo tiene la palabra “hombre”, mientras que Pedro dice “esposos”, pero las palabras usadas aquí para ambos términos tienen la misma raíz en griego.

Ambos pasajes piden que las mujeres se sujeten. La Biblia claramente llama a las esposas a estar sometidas a sus esposas en un contexto de sometimiento mutuo (Efesios 5:21). Sin embargo, no pide que las mujeres se sujeten a otros hombres debido a la diferencia de género, más allá de la sumisión que todos los que son parte del cuerpo de Cristo, sean hombres o mujeres, se deben unos a otros (1 Pedro 5:5).

Por lo tanto, el pedido de Pablo de “sujeción” es otra razón para creer que estaba escribiendo acerca de “esposas” y no sobre “mujeres” en la iglesia.

Enseñanza, autoridad y silencio

¿Qué es lo que Pedro nos dice acerca de lo que Pablo quiso decir cuando escribió “no permito que la mujer enseñe ni ejerza dominio sobre el hombre, sino que guarde silencio”? Cuando comprendemos el argumento de Pedro, las ideas de Pablo se volverán claras. Afortunadamente, el argumento de Pedro no es difícil.

En 1 Pedro 2:13-3:6, Pedro llama sucesivamente a todos a someterse al gobierno, a los siervos a someterse a sus amos, a las esposas a someterse a sus esposos y a los esposos a honrar a sus esposas. Luego, en 5:5, llama a los jóvenes a someterse a sus ancianos, les pide a todos los miembros de la iglesia a someterse entre sí, después, en el versículo 6, les dice a todos que se humillen ante Dios. Las partes del libro que no son acerca de sumisión son acerca del sufrimiento.

Debemos someternos al gobierno para hacer “callar la ignorancia de la gente insensata” (2:15), Los esclavos deben someterse a los amos debido a que “soportar sufrimientos injustos es digno de elogio” (2:19), esto llevará a los amos a alabarlos en vez de maldecirlos. Las esposas, al someterse, pueden ganar a sus esposos no creyentes a Cristo (3:1-2).[7] De esta manera, esta sumisión es parte de la estrategia de Dios para expandir su reino y minimizar la resistencia.[8]

Ahora estamos listos para observar los paralelos que nos ayudan a entender lo que Pablo está diciendo acerca de la enseñanza y la autoridad.[9]

Pablo escribe que las mujeres deben “aprender en silenció” y “guardar silencio”. ¿Significa esto que las esposas nunca deben hablar? Muchas traducciones de la Biblia sugieren esto. Sin embargo, Pedro explica el significado de Pablo cuando escribe que las esposas “un espíritu cariñoso y sereno” pueden ganar a sus esposos a Cristo. En griego, el “silencio” de Pablo es hesyjias y el “espíritu sereno” de Pedro es hesyjiou pneumatos.[10]

Pedro usa un juego de palabras en el versículo 1, cuando dice que los esposos que “no creen a la palabra” pueden ser ganados “más por la conducta de ustedes que por sus palabras”. Una esposa no necesita citar la Escritura a su esposo en todo momento para ganarlo a Cristo. Hay mejores maneras.

Raymond Holmes concuerda con esta interpretación de “silencio” cuando escribe que “Pablo no pretende imponer silencio absoluto sobre las mujeres que están aprendiendo. Esto es evidente por su elección, bajo inspiración, del término griego en hesyjia que significa ‘pacífico y no discutidor’, sugiriendo la actitud de escuchar con respeto. Otra palabra griega estaba disponible, sige, si hubiera deseado indicar un silencio total. Las ‘vidas tranquilas’ de 1 Timoteo 2:2 y el ‘espíritu sereno’ de 1 Pedro 3:4 son ciertamente interpretaciones más realistas que el silencio absoluto”.[11]

Esto nos lleva finalmente a la declaración paulina de no permitir que las mujeres “enseñen o ejerzan dominio”. Pedro explica esto cuando llama a una “conducta casta y respetuosa” y les recuerda que “Sara obedecía a Abrahán y lo llamaba señor”.

Si Jesús es nuestro Señor, aceptamos que no tenemos autoridad sobre Él. Así como Job descubrió, no estamos en posición de enseñarle a Dios (véase, Job 38-41). Los paralelos revelan que tanto Pablo como Pedro están invitando a las mujeres a un servicio tranquilo que llevará a sus esposos a la salvación. Como dice Proverbios 15:1, “La respuesta amable calma la ira; la respuesta grosera aumenta el enojo”.

En realidad, Pedro revela que nosotros “torcemos” las palabras de Pablo cuando nos concentramos en no permitir que las mujeres “enseñen o tengan autoridad”. Deberíamos incluir, en la amonestación de Pablo, su invitación a que las mujeres revelen sus caracteres piadosos mediante sus “buenas obras” y permaneciendo “en la fe, el amor y la santificación”. Éstas, junto con “pudor y modestia” en el vestido, hacen a un conjunto de características propias de “mujeres que profesan la piedad”.

De esta manera, mediante esta evidente reformulación de las más bien complejas declaraciones de Pablo, tan “difíciles de entender”, Pedro revela la hermosa verdad en el centro del pasaje de Pablo. Las esposas cristianas pueden transformar sus hogares y familias sin predicarles a sus esposos. No necesitan decirles lo que están haciendo mal o lo que deben hacer so pena de una retribución.

Descubrimos que Pablo no está hablando acerca del servicio de adoración o del liderazgo eclesiástico en este pasaje, sino solo acerca de cómo las esposas pueden crear un hogar cristiano.

Encontramos que 1 Timoteo 2:11-15 no impide que pujeres piadosas enseñen, prediquen, evangelizan con autoridad o sean líderes, sino que las llama a ser sumisas a sus esposos en un marco de sumisión marital mutua.

“Usar bien la palabra de Dios” (2 Timoteo 2:15) no depende de aceptar las tradiciones misóginas de la antigua cultura griega o los erróneos razonamientos de la iglesia medieval. No depende de forzar la Palabra para que encaje a nuestras normas culturales. Al comparar versículo con versículo, pasaje con pasaje, encontramos que la Palabra de Dios se interpreta a si misma.


Referencias

[1] Todas las citas han sido tomadas de la Reina Valera Contemporánea (2015).

[2] Los lectores interesados deberían ver también a Gordon P. Hugenberger, “Women In Church Office: Hermeneutics or Exegesis?: A Survey of Approaches to 1 Tim 2:8-5”, Journal of the Evangelical Theological Society 35, n.° 3 (septiembre de 1992: 341-360. Este es el artículo citado por Davidson en su propio artículo, mencionado más abajo, que me llevó a su vez a hacer mi propio estudio. Desafortunadamente, el volumen de JETS que contiene el artículo de Hugenberger no estaba a mi disposición en la biblioteca del seminario donde realicé la investigación para este documento. El artículo de Hugenberger es complementario a éste, pero incluye mucha información valiosa del cual éste carece.

[3] Richard M. Davison, “Dominio, sumisión e igualdad en la Escritura”, en Mujer y Ministerio, Perspectivas bíblicas e históricas, editado por Nancy Vyhmeister (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1998), 178-205

[4] Los términos griegos son algo diferentes, pero sinónimos de todas maneras.

[5] También es relevante que el tema de 19 de los 21 versículos en Judas también se encuentra en 2 Pedro, ya sea usando las mismas palabras o parafraseándolas. En estos versículos, 297 palabras en Pedro y 256 en Judas, 78 palabras se encuentran en ambos (véase, D. A. Carson, Douglas Moo y León Morris, An Introduction to the New Testament [Grand Rapids, MI: Zondervan, 1992], 437-438). Esto presta apoyo a la idea de que Pedro está parafraseando a Pablo en 1 Pedro 3:1-6, más que Pablo dependiendo de Pedro. Parece que ésta era una práctica suya bastante común. Compárese, por ejemplo, 2 Corintios 5:21 “ Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios” con 1 Pedro 2:24, “Él mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia”. De nuevo Pedro está aclarando a Pablo. Por otros ejemplos, compárese 1 Pedro 2:1 con Efesios 4:31. Pablo escribe, “Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad”. Pedro escribe: “Por lo tanto, desechen toda clase de maldad, todo engaño e hipocresía, envidias y toda clase de calumnia”. 2 Corintios 12:20 también es muy similar. Pedro escribe las mismas palabras o sinónimos, pero siendo más conciso y claro. Además, un creciente número de eruditos está aceptando la “prioridad mateana”, según la cual Marcos no fue el primer evangelio escrito, sino que Marcos escribió las historias de Pedro acerca de Jesús, y Pedro tenía una copia del evangelio de Mateo para despertar su memoria. Esto niega la necesidad de una “fuente Q” y está en línea con los dem´mas préstamos literarios de Pedro (véase, David Laird Dungan, A History of the Synoptic Problem [Nwe York: Doubleday, 1999]).

[6]  La invitación a los creyentes para que oren por las autoridades (vv. 1-2) no implican necesariamente una iglesia. Se les dice a los hombres que levanten “manos santas” no en el servicio de adoración, sino “en todas partes”, literalmente “en todo lugar” (v. 8). Pablo está explicando diferentes formas de actividad misionera discreta mediante la oración pública, no prescribiendo formas aceptables para la adoración congregacional. La elevación de manos era una práctica común judía, incluso en la calle.

[7] Pablo hace un argumento similar en 1 Corintios 7:14 cuando dice que los esposos no creyentes pueden ser “santificados” por sus parejas creyentes. (“santificados” aquí no se usa como un término teológico, sino que significa “ser hecho santo” o, más claro aún, “traído a la santidad”). Sin embargo, en este caso no son solo las mujeres, sino también los hombres quienes mediante su propia santidad pueden hacer que sus cónyuges crean.

[8] En 2:12, Pedro invita a todos los creyentes a vivir vidas buenas para que los paganos glorifiquen a Dios cuando Él regrese.

[9] Nótese, de paso, el llamado de Pablo a los creyentes para que oren por quienes están en el poder (1 Timoteo 2:1-2) es un paralelo al llamado de Pedro para someterse a los gobernantes y amos en 1 Pedro 2:13-21.

[10]  En 1 Corintios 14:34-35, que claramente está tratando del decoro apropiado en un servicio de adoración salvajemente desordenado, Pablo ordena que las mujeres estén en silencio (sigatosan) y no hablen (lalein). No conocemos las circunstancias exactas, pero lalein se refiere al habla en general, no a la enseñanza, ni a la predicación, oración o profecía. La enseñanza y la autoridad no son un asunto aquí, sino esposas disrumpiendo el servicio de adoración al hablar con sus esposos (véase v el v. 35).

[11] “Does Paul Really Forbid Women to Speak in Church? A Closer Look at 1 Timothy 2:11-15”, en Prove All Things: A Response to Women in Ministry, editado por Mercedes H. dyer (Berrien Springs, MI: Adventists Affirm, 2000), 167. Sin embargo, mi amigo, el Dr. Holmes, cree que el pasaje está hablando acerca del servicio de adoración, no del esposo y la esposa en el hogar.

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