Regresando al Génesis

Regresando al Génesis

por Donna Jeane Haerich

La Creación: Las Escrituras dan testimonio de que Dios creó tanto a los hombres como a las mujeres a la imagen de Dios, conforme a su semejanza. A los dos les dio la orden de poblar la tierra y de ejercer dominio sobre ella (Gén. 1:26-28).

El concepto de la supremacía masculina y de la sumisión femenina ¿tiene su origen en los primeros capítulos del Génesis? ¿Es éste el orden divino inherente en la naturaleza desde el comienzo, o somos culpables de haber extraído del Génesis ciertas ideas en cuanto a la relación de hombres y mujeres que simplemente no están allí? El relato es bien conocido y muy familiar para la mayoría de nosotros, de modo que casi parece innecesario recurrir a la Escritura, pero le in­vito a hacerlo para que juntos examinemos los dos primeros capítulos de Génesis.

A la imagen de Dios

Hasta Génesis 1:26, la creación procede más bien en un modo pasivo, como lo muestra la frase: “Sea la..Comenzando con el versículo 26, Dios llega a estar más directamente envuelto en forma muy personal, como vemos en la declaración de sus intenciones:

“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;y señoree.. .”l

En algunas versiones nuevas de la Biblia este pasaje dice: “Ahora haremos a los seres humanos; ellos se parecerán a nosotros”. Si bien las palabras mismas pueden parecer perfectamente claras, la importancia y el significado de ser creados a imagen y semejanza de Dios son conceptos con los cuales teólogos y laicos por igual han luchado durante siglos. El hecho de que de alguna forma nuestras vidas corresponden o se relacionan con la deidad ha producido muchos volúmenes e incontables debates.

Históricamente, los teólogos enseñaban que la imagen de Dios consistía principalmente en las características racionales y morales de la humanidad. Unos la veían como la herencia natural de capacidades morales e intelectuales; otros, en cambio, veían esta imagen como un don sobrenatural o espiritual. Estos últimos sostenían que esta semejanza consistía en una provisión de justicia original que se perdió o se dañó con el pecado.[2] Para los cristianos Adventistas del Séptimo Día, la frase “a semejanza de Dios” abarca el intelecto y libre albedrío de la humanidad.

Cada ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad semejante a la del Creador: la individualidad, la facultad de pensar y hacer.[3]

De modo que ser a la imagen de Dios requiere que hombres y mujeres“sean pensadores,y no meros reflectores”[4] de los pensamientos de los demás; implica que las personas deben actuar en forma independiente, originar ideas y llevar á cabo planes propios.

Más recientemente, teólogos como Gerhard von Rad han ampliado la definición de la imagen divina al considerar que el ejercicio del dominio es una parte integral de la semejanza a Dios. Los seres humanos deben actuar como vicegerentes de Dios en la tierra, como “señal de su soberana autoridad”.[5] En la antigüedad, un gobernante construía una estatua o imagen de sí mismo y la colocaba en puntos estratégicos por todo su reino para establecer visualmente el hecho de que el territorio que lo rodeaba era de su propiedad. Sus súbditos verían su imagen y recordarían quién mandaba. De igual forma, la presencia humana en este planeta sirve para anunciar al resto del universo que “de Jehová es la tierra y su plenitud” [6] y que Dios tiene derecho legítimo sobre nuestro mundo.

Varón y hembra los creó

La teología contemporánea ha expandido más el concepto de imagen al proponer la idea de que la imagen de Dios no se contiene solamente dentro de una persona sino que se refleja también en las relaciones, abriéndonos una ventana a la personalidad de Dios. Para Karl Barth, la relación “Yo-Tú” del hombre y la mujer es la esencia de la imagen de Dios. “No podemos decir ‘hombre’ sin tener que decir masculino o femenino y también masculino y femenino… ¿Hay algo más evidente?”[7] Tristemente, la respuesta a esta pregunta es, sí. Por demasiado tiempo, la verdad tan evidente de que la humanidad es masculina y femenina ha sido pasada por alto.[8] El hecho de que la mujer también fue creada a la imagen y semejanza de Dios —completamente humana con todos los atributos de personalidad y todas las responsabilidades relativas al dominio—, ha sido ignorado, y la proposición que presenta Barth, de que la pluralidad humana del género masculino y femenino, de alguna forma explica la relación personal que existe en Dios mismo, ha sido completamente ignorada.

En Génesis 1:27, en forma contraria a su acción previa de crear la materia por su palabra, la actividad creativa de Dios continúa ahora a un nivel más íntimo.

“Dios creó al hombre a su imagen,

A su imagen Dios lo creó a él,

Varón y hembra él los  creó a ellos”[9]

Siete palabras hebreas, usadas en forma repetida, construyen un hermoso poema de tres líneas. En este poema »e declara dos veces que el “hombre” fue creado varón y hembra. Phyllis Trible asegura que “este paralelismo conduce a una metáfora”. Esto es, ser creado a la imagen de Dios —ser creado “hombre”— es ser creado varón y hembra.[10]

En la actualidad hay versiones de la Biblia que traducen la tercera palabra de este poema como “seres humanos”.[11] La verdadera palabra hebrea usada aquí y traducida por“hombre” es ‘adam. Este no es un nombre apropiado del varón; el significado literal de ‘adam es “ser humano”, ya sea refiriéndose a un individuo o a la humanidad en general. Muchas versiones nuevas de la Biblia, como por ejemplo la Versión Popular, traducen apropiadamente este pasaje: “Dios creó a la humanidad a su imagen”.

Este mismo modelo poético de pensamiento se encuentra en Génesis 5:l-2a.:

El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.

Varón y hembra los creó; y los bendijo,

y llamó el nombre de ellos Adán.

Aquí, en forma clara, la palabra singular ‘adam o humanidad es sinónimo de la frase “varón y hembra”. Además, cuando Dios los bendice y les da nombres, les llama Adán. Pablo Jewitt sostiene correctamente que

… en lo que al hombre se refiere, siendo a la imagen divina y siendo varón y hembra, pero no un sinónimo, están, sin embargo, tan íntimamente relacionados que no podemos referirnos bíblicamente a uno sin referirnos también al otro, ¡a pesar de que, sorprendentemente, durante siglos los teólogos han procurado hacer precisamente eso![12]

La bendición

Puede que los teólogos tengan dificultad en ver la humanidad como varón y hembra; pero Dios, evidentemente, no la tuvo. El miró directamente a ambos. El registro hebreo dice:

  • Dios les habló,
  • Dios los bendijo[13]

Acababa de salir de la mano del Creador, formados perfectamente a su imagen y colocados en un mundo per­fecto; la felicidad de Dios abundaba, y su bendición fue para ambos. Porque para Dios bendecir era y es un acto de entrega, liró a los beneficiarios directamente a su rostro y expresó su interés y preocupación personal por su bienestar. Su amor y aceptación incondicionales son ingredientes necesarios para el crecimiento humano. (Si hubiésemos estado allí al principio, podríamos haber oído a Dios decir a sus criaturas: “Que el bienestar y la bondad os sigan todos los días de vuestra vida, y que moréis en mi hogar para siempre”).

Luego a esta bendición agrega: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra”.[14]

Dios creó la tierra para que fuera habitada,[15] es decir, que hizo el mundo para que viviéramos en él. Su intención fue que todo lo que creó lo pondría en uso, no sólo para contemplarlo y admirarlo. Su creación debía ser de utilidad a la vez que proporcionara placer, gozo y delicia. Por eso dio el mandato de llenar la tierra y disfrutarla.

A la humanidad se le dio la capacidad y responsabilidad de continuar la actividad creadora de Dios. Como humanos, podemos crear hijos a nuestra semejanza. Sin embargo, el mandato de fructificar y multiplicarnos va más allá de la procreación. Así como podemos reproducir cuerpos físicos a nuestra semejanza, podemos desarrollar talentos artísticos e intelectuales que lleven nuestra imagen exclusiva. Podemos crear conceptos e ideas que crezcan y se extiendan a través de los siglos. Podemos plantar sueños y aspiraciones que se reproducirán y florecerán en las generaciones futuras. Si ’embramos nuestra semilla prodigiosamente, podemos expandir la creación y multiplicarla a nuestra semejanza.

La expresión sexual de la humanidad sirve como medio de celebrar la actividad creadora tanto en su incepción como en su culminación. La actividad sexual sirve para el propósito procreador, pero no hay indicio de que debía ser limitada sólo al aspecto reproductivo.También es un medio de cultivar el compañerismo y estrechar una relación.[16] No sólo debemos llenar la tierra de vida, sino llenarla de la bondad de Dios.[17]

Llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread… en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.[18]

Lo primero que notamos en este mandato es que los seres humanos debían sojuzgar la tierra, no dominarse unos a otros. Eran las plantas y los seres vivientes los que deberían ser sometidos. Como dijo el sabio:

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado.[19]

Los seres humanos deben guiar y dirigir todas las actividades de la naturaleza, manteniendo orden y control de la vida en este planeta.

Como cristianos Adventistas, se nos enseña que: “A los moradores del Edén se les encomendó el cuidado del huerto, para que lo labraran y lo guardasen”.[20]

Nada en la descripción de las actividades diarias del hombre y la mujer, ni siquiera sugiere la separación de papeles o funciones. Ambos debían ser alumnos, gobernadores y jardineros; ambos debían investigar las maravillas del mundo natural, ejercer autoridad sobre la tierra y trabajar cooperativamente en el mantenimiento del hogar del huerto.

Las leyes y los procesos de la naturaleza, que han sido objeto del estudio de los hombres durante seis mil años, fueron puestos al alcance de sus mentes por el infinito Forjador y Sustentador de todo. Se entretenían con las hojas, las flores y los árboles, descubriendo en cada uno de ellos los secretos de su vida.[21]

La aplicación de su dominio no era violenta. Deberían mantener control mediante la cortesía y la comprensión.

No solamente debían sojuzgar la tierra, sino como Génesis 1:28 dice claramente:“señoread”. El pronombre plural declara que el hombre y la mujer debían trabajar juntos en esta actividad de dominio.“Adán y su compañera iban a ser señores de la tierra. Recibieron dominio ilimitado sobre toda criatura viviente”.[22] Es evidente que Dios tenía en mente un gobierno unido del planeta.

¿Qué tenía Dios en mente cuando pidió al hombre y a la mujer que ejercieran dominio? ¿Qué era lo que el Creador esperaba de sus colaboradores?

Oh hombre, [Adán], él te ha declarado[23] lo que es bueno,

y qué pide Jehová de ti; solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.[24]

Notemos que la justicia no es sólo un concepto o una idea; es una actividad. Es algo que envuelve tiempo y energía, si bien las mujeres tradicionalmente han sido consideradas como humildes y amantes de la bondad, nunca se las ha visto haciendo, justicia. Sin embargo, tanto la mujer como el hombre han sido llamados para la regia actividad leal de administrar justicia, subyugar la tierra y ejercer dominio.

Así como Dios formó el orden del caos, así también los seres humanos deben construir y mantener relaciones de orden y paz en sus hogares e iglesias, y en la sociedad. Si hay controversias sociales y desastres ecológicos, es porque el hombre y la mujer no logran reflejar la imagen de Aquel que gobierna en paz y belleza. Si hay injusticia o desigualdad, entonces la semejanza de Dios llega a malograrse.[25] Y si el dominio se ejercita unilateralmente, lejos del contexto complementario del hombre y la mujer, entonces nos desviamos del plan divino de realizar un gobierno unido.

Y vio Dios todo lo que había hecho,

y he aquí que era bueno

en gran manera.[26]

Todo lo que Dios ha hecho es bueno. En Génesis 1 Dios expresa su satisfacción divina siete veces. No hay lugar al menosprecio para el que está arraigado en el concepto bíblico de la creación.

Si bien más tarde Dios describiría al hombre y a la mujer cuáles serían las consecuencias de haber fracturado su relación después del pecado, su designio original de servicio al prójimo y el ejercicio mutuo de dominio queda en vigencia. Su actividad redentora en este mundo siempre se ha dirigido hacia la restauración de su creación original.

Génesis 2

Génesis 2 es un relato que a veces se considera ser un “Sí, pero. . .” a las demandas aparentemente extravagantes de igualdad y mutualidad en el dominio tan poderosamente declaradas en Génesis 1. Se nos ha dicho que, oculto en este relatoras mujeres encontrarán esta afirmación válida: Sí, usted fue creada igual, pero la verdad es que usted fue creada ‘para el hombre’. Sí, Dios le dio dominio, pero desde el principio quiso establecer la jerarquía masculina y la sumisión femenina”.

Necesitamos primero aclarar lo que Génesis 2 es y también lo que no es. Es la historia de los comienzos, un relato para instruir y hasta entretener, escrito en tal forma que sea fácil de recordar y de repetir. No es historia ni ciencia. No es ni aun teología en la forma como hoy “hacemos” la teología. Es una historia relatada a cierto público en cierta época con significado e intención específicos. Solamente cuando afinamos nuestros oídos para escuchar la historia como ellos la oyeron y con los ojos de nuestra imaginación vemos el desenvolvi­miento de los sucesos, es cuando estamos en posición de declarar el mensaje en términos más comprensibles para nuestra propia generación.

El Ish

El día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos… Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.[27]

Conforme el relato se despliega, me imagino al Señor sobre sus rodillas, formando y moldeando del polvo una criatura terrenal. Me gusta pensar que cuando Dios terminó de formar esa primera criatura terrenal, se sintió tan lleno de amor y orgullo paterno que tomó esa figura de barro en sus brazos y la besó dándole aliento de vida. Esto es exactamente lo que el relato nos invita a hacer, que usemos nuestra imaginación santificada y nos imaginemos lo que está sucediendo. El relato está lleno de imágenes de un Dios antropomórfico que moldea barro, planta árboles, concede el soplo de vida a los seres humanos y camina en el jardín al frescor de la tarde.

Esta criatura terrenal que Dios forma del polvo se menciona por primera vez en Génesis 2:5: “ni había hombre para que labrase la tierra”. Este es un placentero juego de palabras que literalmente dice: No había terráqueo (‘Adán) para atender la tierra (ha adama)”. Esta frase se repite en el versículo 7 que dice:“Dios formó al hombre [un terráqueo — adám—] del polvo de la tierra [ha adama].

Como fue mencionado previamente, la palabra ‘adam es un término genérico traducido con frecuencia como “hombre”, pero se lo aplica en forma debida y correcta al referirse a la “humanidad” o “raza humana”. De hecho, una traducción muy literal hasta podría ser “criatura terrenal rojiza (por el barro)”.[28] Por cuanto esta primera criatura terrenal permanece sexualmente indiferenciada hasta el versículo 23 de Génesis 2. algunos han llegado a la conclusión de que se trataba de un ser andrógino. A pesar de que hay suficientes claves internas en el capítulo 2 que identifican a esta criatura terrenal como hombre, el capítulo 1 ya había presentado las distinciones sexuales del hombre y la mujer como un acto deliberado de la creación.[29]

Sin embargo, lo importante es notar que aunque concluyamos que el primer ser humano era varón, el autor no lo especifica así. El sexo de esta criatura no importa; simplemente lo podemos llamar “ser humano” hasta llegar a Génesis 2:22, 23. El mero hecho de que el narrador usa el término genérico “humano” Qadam) destaca el punto de que el género de este ser es solamente incidental. La información que se nos dio a los lectores es que los seres humanos necesitan parámetros morales, trabajo productivo, actividades creativas, y lo más importante, compañerismo.

Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre [’adam] que había formado.[30]

Así que, según continúa el relato,Dios toma su ser humano genérico y lo coloca en un huerto. Así como los padres humanos planean y decoran una guardería para recibir a un hijo ansiado, Dios planeó y preparó meticulosamente un paraíso para su hijo. Era un hogar donde tanto ‘adam como los animales se alimentarían solamente de plantas, sugiriendo que allí reinarían la paz y la armonía.[31]

Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, [’adam] y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase[32]

Ahora Dios asigna a este ser humano actividad significativa —vestir y cuidar el huerto. El énfasis no está en que el labrar y cuidar el jardín debería ser ocupación sólo del hombre, sino en que esa labor es necesaria para la humanidad con el fin de completar la existencia humana.

mandó Jehová Dios al hombre [’adam], diciendo:

“De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás”.[33]

Fue a este primer ser humano que Dios le dio la advertencia en cuanto al árbol. Esto ha hecho que muchos lleguen a la conclusión de que Dios instruyó al hombre, el cual debía instruir a la mujer.[34] Dios desaparece del cuadro después de presentar al hombre y a la mujer en el versículo 23, solamente para reaparecer en el capítulo 3 después que han comido la fruta prohibida. Sin embargo, hay razón para creer que transcurrió un período considerable de tiempo en­tre estos dos sucesos, durante el cual la pareja era “visitada por los ángeles y… [se comunicaban] con su Hacedor, sin ningún velo que lo impidiera”.[35] De hecho, se nos dice que Dios dio instrucciones en muchos aspectos tanto al hombre como a la mujer durante ese intervalo.[36] Todas las instrucciones y acciones de este relato son para la bendición de la humanidad y no solamente para el varón.

Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo[37]

La Ishshah

Conforme el relato se desarrolla, Dios se relaciona con el ser humano, enorgulleciéndose de lo bello y maravilloso de su creación, y obteniendo respuestas descriptivas de Adán. Sin duda Dios se maravilló, como todos los padres se maravillan desde el comienzo de la Tierra, de la exuberante energía de su hijo terrenal.

.. .mas para ‘adam no se halló ayuda (ezer) idónea para él.

Finalmente, el hombre mismo se da cuenta de que ninguna de las criaturas del mundo es ideal para compañera.Y, aunque Dios ya sabía que no “era bueno” que el hombre estuviera solo, permitió que el hombre mismo hiciera el descubrimiento.

Entonces Jehová Dios

hizo caer sueño profundo sobre Adán,

y mientras éste dormía,

tomó una de sus costillas,

y cerró la carne en su lugar

En el relato, Dios acuesta a su hijo para que tome una siesta y procede a crear una ayuda idónea de un material genético cuidadosamente apropiado. Por supuesto, nuestro narrador no sabía nada de “costillas”.[40] Esta palabra hebrea, selah, se menciona 42 veces más en el Antiguo Testamento. Sin embargo, en ningún otro lugar se traduce como “costilla”, sino con más exactitud como “lados”,“esquinas”, o “cámaras”. .

“Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre [’adam] hizo una mujer[Ishshah], y la trajo al hombre [’adam].[41]

Hay quienes intentan desarrollar toda una teología a partir del hecho que la mujer fue creada de una costilla del hombre, simbolizando así su posición dependiente de él.[42] Pero ¿cuál fue la intención de Dios al crear una ayuda idónea (ezer) para Adán? La palabra hebrea, ezer, significa “ayudar” o “colaborar” y se usa en más de 20 ocasiones adicionales en el Nuevo Testa­mento. Sin embargo, nunca se la usa en sentido de subordinación o inferioridad. Se la usa más frecuentemente en conexión con la actividad de Dios mismo.

La mujer no fue creada para estar sumisa al hombre. Fue creada para el ‘adam, para que la humanidad estuviera completa. Como hemos visto, no era bueno que un ser humano estuviera solo. Los seres humanos necesitan tener compañía para socializar, e intercambiar ideas. “Nadie llega a conocerse a sí mismo mediante la introspección, o en la intimidad de su diario personal. El que desea verse tal como es, debe confiar en alguien más, elegido libremente y digno de esa confianza”.[43] La ezer (“ayuda”) que Dios creó fue idónea (“adaptable” o “ideal”) para completar esta actividad.”‘Ella’era necesaria para que ‘él’ pudiera ‘existir’.[44] Por el acto de Dios, la humanidad ya no existe aislada sino completa.

Del original surge el material para la nueva creación. La mujer no vino de la tierra, sino de la misma sustancia de su contraparte. Nunca se muestra al ’adam inferior a la tierra por haber sido tomado de ella. De hecho, se le da dominio sobre la tierra y se lo coloca en una posición superior a ella. Argumentar que la mujer es inferior al hombre porque fue tomada de él es contrario al formato anteriormente establecido. Tanto el hombre como la mujer deben su origen y su vida a Dios.

Nuevamente me imagino a Dios dando vida al segundo ser humano a través de un beso. Luego, colocando su dedo frente a sus labios para asegurar que hay silencio, el Creador despierta al primer ser humano. Ahora, de igual forma como Dios trajo los animales a Adán para que les pusiera nombre, coloca al hombre y a la mujer frente a frente, y bondadosa y tiernamente se retira del cuadro. Una vez más hallamos poesía.

Esto es ahora hueso de mis huesos

y carne de mi carne

Cuando Adán ve al segundo ser humano, exclama “¡Por fin! ¡Veo mi imagen! ¡Veo a alguien completamente igual a mí!”

Son las diferencias lo que produce la discriminación, y la discriminación a su vez, siembra las semillas de la violencia y el odio. La discriminación se basa en el prejuicio contra los que no son como nosotros. Cuando vemos a otros como inferiores, que no merecen, o que son diferentes de nosotros mismos, intentamos justificar nuestros actos privándolos de los derechos y los privilegios que nosotros gozamos. La falta de privilegio basada únicamente en la forma o apariencia del cuerpo es discriminación. Las Escrituras invitan a cada uno de nosotros a unirnos con Adán y a decir a toda la humanidad: ‘,Me veo a mí mismo!”.

Esta será llamada varona [ishshah]

porque del varón [ish] fue tomada.[46]

A la mujer se la llama ihshah, lo cual designa el género femenino, y Adán es ahora identificado como ish, o sea varón. Al usar las palabras ish e ihshah, el narrador hace un juego de vocablos similar al que usó anteriormente al referirse a adam y ha adama. Si bien la diferenciación sexual ocurre en el acto de creación, la mujer es presentada como una compañera, una contraparte. Se la valora por sí misma.[47] El varón no tiene intención de ejercer dominio sobre ella poniéndole nombre. Fue sólo después de haber entrado el pecado que el hombre llamó a la mujer Eva, definiéndola solamente en una capacidad sexual.[48]

Si nuestro narrador hubiera estado escribiendo un libreto para los actores, sin duda hubiera instruido al orador como sigue:

Adán: (gozoso y entusiasta) ¡ESTO! ¡POR FIN! (Meditabundo, con fuerza y admiración)

HUESO DE MI HUESO —CARNE DE MI CARNE. (Pausa, ahora lentamente, maravillado y deleitado)

¡ESTA ES UNA MUJER!

(Pausa, mientras mira hacia abajo, en proceso de descubrirse a sí mismo y comenzar a entender algo muy importante)

DEL HOMBRE SALIO ESTA.

Se baja el telón en forma muy dramática, y el narrador aparece en el centro del escenario narrando la explicación, mientras se deja a nuestra imaginación lo que sucede en la escena íntima que sigue, de la cual no podemos ser testigos.

Por tanto, dejará el hombre [ish] a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.[49]

Este versículo es la descripción definitiva de la relación que Dios deseaba para los seres humanos. El concepto de una carne no describe meramente la unión sexual, sino la unión completa de las personas que capacita a dos individuos a encontrar gozo mutuo. Es la unidad sacramental por la cual Cristo oraba.[50]

La ilustración verbal que ofrece este versículo está en aguado contraste con la familiar caricatura de un hombre de la edad de piedra con un mazo en la mano, que arrastra a una mujer del cabello. Se opone aún más a la vivida descripción de violencia que ofrece el libro de los Jueces, donde leemos: “No han hallado botín, y lo están repartiendo? A cada uno una doncella”.[51] Aquí en Génesis 2,no se habla de que la mujer es lomada de su hogar para unirse a su esposo, sino que el hombre deja a su madre y a su padre y se allega a su esposa. Las palabras hebreas escogidas por nuestro narrador son fuertes y vigorosas. Dejar y allegarse habla de permanencia y exclusividad.[52] Es el hombre el que se olvida de los demás, hasta de sus más ¿llegados,y se acerca a la mujer para establecer una asociación intima y permanente.

Así como un escritor futuro del Nuevo Testamento destruiría los fundamentos de la esclavitud sin legislar abiertamente contra ella,[53] el autor de Génesis 2 enfoca el sistema patriarcal tal como era en el mundo antiguo y, sin hacerle cambios exteriores, lo modifica interiormente. “Ningún esposo hebreo que tomara este pasaje seriamente lo usaría  para ‘dominar’ a su esposa, y ninguna esposa hebrea tendría que temer a un esposo injusto”.[54]

Una carne

Cuando le preguntaron a Jesús acerca de la relación del hombre y la mujer, fue esta escena lo que presentó ante sus interrogadores. La norma que enfocó fue la condición del hombre y la mujer antes de la caída. Fue esta situación de una carne la que exaltó como el ideal de Dios.[55]

En Génesis 12, la función procreadora que ocurre con la anión sexual ni se menciona. La humanidad es creada para compañerismo y unión. Tanto la intención de Dios como la del narrador destaca la mutualidad y similaridad de los seres humanos en vez de la diferencia. El capítulo podría delinearse en la siguiente forma:

ish

UN (HUMANO)UNA (CARNE)

Ishshah

Así, la composición cíclica de esta historia es la misma de Génesis 1. Allí Dios crea a un ‘adam y los llama ‘adám. En Génesis 2 Dios crea un ser humano, y en su soledad le permite (y a nosotros también) ver que su obra creadora está sin terminar, y que debe completarse con un acto complementario de creación. Se progresa de “no es bueno” a “muy bueno”. Dios creó la diferenciación sexual como una forma de describir la individualidad exclusiva de cada humano y los unió con el propósito de crear una sola carne: la raza humana.

Y estaban ambos desnudos,

Adán y su mujer

y no se avergonzaban,[56]

¿Es este un versículo sexualmente sugestivo? El texto simplemente dice que ambos estaban desnudos y no se avergonzaban. La desnudez tiene que ver con la inocencia, no con el sexo. Un niñito que corre por todos lados desnudo, no conoce lo bueno ni lo malo.[57] La pareja edénica, aunque fue creada físicamente madura y con una estatura completa, era, sin embargo, inmadura en el desarrollo del carácter y la experiencia. Eran como niñitos en lo emocional y sicológico mutuamente vulnerables, y completamente abiertos y confiados a su Creador. No había necesidad de estar en guardia o a la defensiva. No habían experimentado la culpabilidad, y no necesitaban estar avergonzados.

Para la mente hebrea, el mundo material con sus experiencias sensuales eran una parte del don de vida de Dios, y digno de disfrutarlo. En el corazón del Antiguo Testamento se halla un poema de amor erótico que resulta casi bochornosamente explícito en su descripción del amor sexual.[]59

Sumario

No fue sino hasta el período inter-testamentario cuando el judaismo llegó a estar fuertemente influenciado por la cultura helenística, que las actitudes cambiaron.[59] La sociedad griega le daba poco valor al estado social de las mujeres. El filósofo griego, Aristóteles, enseñaba que la humanidad estaba dividida en dos clases, los que dominaban (hombres) y los que por naturaleza debían ser dominados (las mujeres y los esclavos.) Por esto, para el tiempo de Cristo, las tradiciones rabínicas habían denigrado tanto el estado de las mujeres que eran consideradas al nivel de los niños y los esclavos. Filo, el filósofo judío del primer siglo, declaró que el deseo sexual que despiertan las mujeres en el hombre fue el comienzo de la iniquidad y la transgresión, y los judíos diariamente agradecían a Dios por no haber nacido gentiles, esclavos o mujeres.[60]

Más tarde, también la primera iglesia cristiana llegaría a contaminarse y a mancharse con las nociones griegas en cuanto a la naturaleza humana. El rechazo de la forma de pensar hebrea, que consideraba el alma humana como una unidad llevó a creer en el dualismo del cuerpo y el espíritu. Esta creencia llevó a la enseñanza de que uno sólo podría conformarse a la voluntad divina evitando el mundo material y llevando una vida de ascética. Cierto profesor de seminario, al referirse a las numerosas herejías que se introdujeron en la iglesia cristiana primitiva, dice: “La velocidad con la cual la iglesia primitiva se precipitó a la apostasía, lo deja a uno sin aliento”.[61]

Muchas de las tradiciones paganas que surgieron de esta síntesis del pensamiento griego y la doctrina cristiana han perdurado hasta hoy. La lista es larga, pero en ella se incluyen las siguientes: El pecado de Adán se habría transferido a sus descendientes mediante el acto de procreación, abstención de actividad sexual en el Edén, el conocimiento del bien y el mal supuestamente referido al conocimiento sexual, la mujer como tentadora del hombre y responsable del pecado, el celibato como vocación más elevada que el matrimonio, la administración de los asuntos sagrados (negocios de la iglesia) pertenece únicamente a los varones, unión sexual exclusivamente con fines de procreación, prohibición de usar contraceptivos,y una norma distinta de conducta para hombres y mujeres.[62]

Así como el primer relato de la Creación termina con el don del reposo sabático, también el segundo (creación del hombre y la mujer) termina con el don de las relaciones basadas en la confianza mutua. Estos dones edénicos continúan hasta hoy proveyéndonos valores normativos. En ellos, nosotros, que nos encontramos en el umbral del siglo 21, podemos descubrir la verdad acerca de Dios y acerca de nosotros mismos. Vemos que somos “un orden nuevo y distinto”,[63] designados para funcionar en leal unidad como la misma imagen y semejanza de un Dios personal, creados para ser sus vicegerentes y habiendo recibido el mandato de ejercer dominio y gobierno en la tierra. Sin duda, nuestro respeto y admiración por esta revelación no podrían expresarse mejor que por medio del canto del poeta:

Cuando miro tus cielos,

La obra de tus dedos,

El sol y las estrellas que tú has hecho,

¿Qué es el hombre para que lo recuerdes[64] ¿Qué es la mujer para que la recuerdes a ella?

¿Qué soy yo para que me recuerdes?

¿Y mis hijos para que cuides de ellos?

Con todo, me has hecho un poco menor que Dios Y me has coronado de gloria y honor.

Me has dado el dominio sobre la obra de tus manos; Pusiste todas las cosas bajo mis pies.[65]

¡Qué responsabilidad más sublime!


Sobre la autora: Donna Jeane Haerich escribe desde Orlando, Florida. Es miembro de la iglesia adventista de Forest Lake. Es graduada del Southern College con un mayor en historia. Ha cultivado un profundo interés en la historia e investigación bíblica, y pasa gran parte de su tiempo “expandiendo ’’ sus horizontes. En la actualidad, la Hna. Haerich está empleada en el Depto. de Corrección del Estado de Florida como encargada del desarrollo y preparación del personal.


Notas:

  1. Gén. 1:26.
  2. Berkhof, Systematic Theology [Teología sistemática] (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1976), pág. 202.
  3. Education, pág. 17.
  4. Gerhard von Rad, Génesis: A Commentary [Génesis: Un comentario] (Filadelfia, PA: Biblioteca del Antiguo testamento, 1961), tomo 1, pág. 146.
  5. Salmo 24:1.
  6. Karl Barth, Church Dogmatics [Dogmas de la iglesia] (New York: Scribner, 1956), tomo 3/1, pág. 195.
  7. Cuando nuestros antepasados se referían a la verdad evidente en sí misma, según la cual todos los seres humanos han sido creados iguales, limitaban la igualdad a los varones blancos, educados y poseedores de propiedades. ¡Por lo visto, las verdades evidentes en sí mismas no son siempre obvias!
  8. Gén. 1:27.
  9. Phyllis Tribe, God and the Rhetoric of Sexuality [Dios y la retórica de la sexualidad] (Filadelfia: Fortress Press, 1978), pág. 17.
  10. La palabra traducida “hombre” en Gén. 1:26 y a través de los capítulos 1 y 2 es la palabra hebrea
  11. Paul Jewett, Man as Male and Female [El hombre como masculino y femenino] (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1975),pág. 43­
  12. Gén. 1:28, traducción literal del hebreo, la cursiva es nuestra.
  13. Gén. 1:28.
  14. 45:18.
  15. Richard Davidson,“TheTheology of Sexuality in the Beginning” [La teología de la sexualidad en el comienzo], documento sin publicar, pág. 11.
  16. Salmo 33:5.
  17. Gén. 1:28.
  18. 3:1,2.
  19. G. De White, Patriarchs and Prophets [Patriarcas y profetas], (Mtn.View, CA: Pacific Press, 1890), pág. 31.
  20. , pág. 32.
  21. Ibid.
  22. La palabra “hombre” traducida aquí es la palabra hebrea “hombre” que puede significar también “humano”.
  23. Miqueas 6:8.
  24. Michael D. Guinan, The Pentateuch [El Pentateuco], (Collegeville, MN:The Liturgical Press, 1990), pág. 24.
  25. Gén. 1:31.
  26. Gén.2:4, 7.
  27. Harold S. Camacho,“Marriage and the Family” [El matrimonio y la familia], revisado el 6 de abril de 1988. Documento sin publicar.
  28. El Hno. Trible sugiere que los cambios de singular a plural en Gén. 1:27 no permite una interpretación andrógina de ha-adam. Desde el comienzo de la existencia de la humanidad como dos criaturas, no como una criatura con doble sexo. Véase Trible,pág. 18.
  29. Gén. 2:8.
  30. José Jensen.O.S.B., God’s Word to Israel [La Palabra de Dios a Israel], (Wilmington, DE: Michael Glazier, Inc., 1984), pág. 49. (Glazier Press pertenece ahora a Liturgical Press).
  31. Gén. 2:15.
  32. 2:16.
  33. Raymond Holmes, the [sic] Tip of an Iceberg [La punta de un témpano de hielo] (Wakefield, MI: Pointer Press, 1994), pág. 125.
  34.  White,pág. 50
  35. Ibid., pág. 51
  36. Gén. 2:20
  37. Ibíd.
  38. Gén. 2:21.
  39. Dorothy R. Pape, In Search of God’s Ideal Woman [En busca de la mujer ideal de Dios] (Downers Grove, II: Intervarsity Press, 1979, pág. 170.
  40. Gén. 2:22
  41. Holmes, Pág. 124.
  42. Ibid.
  43. Paul Tournier, To Understand Each Other [La comprensión mutua], (Nueva York: Pillar Books, 1976), prefacio.
  44. Stephen F. Dintamon,“Male and Female: Created for Freedom and Relation- ship [Varón y Hembra: Creados para libertad y relación], documento sin publicar presentado el 9 de febrero de 1985, en la Asociación Franconia, pág. 2.
  45. Gén. 2:23.
  46. Ibid. , traducción literal.
  47. Derek Kiner, Génesis (London:Tyndale Press, 1967), pág. 65.
  48. Véase Gén. 3:20.
  49. Gén. 2:24
  50. Véase Juan 17:21.
  51. Jueces 5:30.
  52. William Loveless, What a Beginning [Qué comienzo] (Wáshington,D. C.: Review and Herald, 1970), pág. 35.
  53. Pablo, el apóstol. Véase la carta a Filemón.
  54. John C. Gibson, Génesis, tomo 1 (Filadelfia:Westminster Press, 1981), pág. 118
  55. Véase Mateo 19:3-6.
  56. Gén. 2:25.
  57. Véase Deut. 1:39.
  58. Véase el libro de Cantares de Salomón.
  59. Si bien se reconoce que los escritos y autores del Antiguo Testamento eran altamente paternalistas en su concepto y descripción de las mujeres, ellas, sin embargo, disfrutaban un status en la sociedad hebrea que les proporcionaba respeto, libertad de movimiento y acceso a la vida de la comunidad, ya fuera como jueza profetisa, ama de propiedades, o persona de negocios.
  60. Virginia R. Mollenkott, Women, Men and the bible [Las mujeres, los hombres y la Biblia], (Nashville,TN:Abingdon, 1977), pág.11.
  61. Para los alumnos de historia denominacional de la Universidad de Andrews, esta es una cita familiar que el Dr. Merwyn Maxwell usa con frecuencia en sus presentaciones.
  62. John C. L. Gibson, Génesis (Filadelfia:Westminster Press, 1981), pág. 126.
  63. Comentario Bíblico Adventista, Elena G. De White, tomo 1, pág. 1081.
  64. Citado en Samuel Terrien, Till the Heart Sings [Hasta que el corazón cante], (Filadelfia: Fortress Press, 1985), Pag. 202.Ya sea que usemos “el original hebreo o la versión septuagésima griega del Salmo 8, la palabra para hombre’ —’aciam, ’enosh, anthropos— era género-inclusiva. Designaba a la humanidad sin distinción de sexo. Jesús mismo fue hecho hombre (anthropos) en el mismo sentido comunal de varón y hembra”.
  65. Ibid.

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