Mujer Líder de una iglesia convirtió al 10% de un pueblo ucraniano en adventista

Menciona el nombre de Galina Moskalenko a cualquier creyente adventista del séptimo día en el sur de Ucrania y verás una gran sonrisa seguida por profusas palabras de alabanza.

Di su nombre a cualquier de los 1.400 residentes de Bugskoe y la respuesta será similar.

Moskalenko fue la primera adventista del séptimo día en este somnoliento pueblo ucraniano a principios de la década de 1990, y su influencia ha resultado en un notable 10% de la población uniéndose a la iglesia. Ningún otro municipio en Ucrania tiene un porcentaje tan grande de adventistas entre su población, han dicho los líderes de la iglesia en Ucrania.

Moskalenko también es la líder de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Bugskoe, una posición que ella no busco y que está muy lejos de sus días como obrera en una planta eléctrica cuando usaba shorts y temía por la condenación eterna.

Moskalenko, de 54 años de edad, asegura que dos actividades impulsan el crecimiento de la iglesia: la oración y Participación Total de los Miembros.

“Nuestra iglesia no termina en sus paredes”, dice Moskalenko, “Nuestra iglesia es todo el pueblo”.

La historia del Adventismo del séptimo día en Bugskoe es la historia de la propia conversión de Moskalenko, un proceso que comenzó en 1989 cuando una compañera de trabajo le pidió un labial.

Bugskoe no tenía una iglesia de ningún tipo cuando Moskalenko llegó con su esposo Vladiimir, en los últimos días de la Unión Soviética. Bugskoe está ubicada a unos 80 kilómetros de la ciudad más cercana, Mykolaiv, una ciudad en la costa del Mar Negro con una población de medio millón de personas. Le tomó al reportero de la Revista Adventista alrededor de 2 horas y media por caminos derruidos para llegar al pueblo.

Después de algún tiempo en Bugskoe, Moskalenko comenzó a extrañar los servicios dominicales de la Iglesia Ortodoxa del oeste de Ucrania. Ella se emocionó cuando su esposo, que ayudaba a administrar una granja colectiva, recibió una gran Biblia como regalo de un conocido de religión bautista.

“Comencé a leer desde el comienzo, e inmediatamente empecé a recibir respuestas a preguntas que me habían molestado”, dijo ella. “La primera cuestión era ¿por qué las mujeres sufren dolor en el parto? Siempre me había preguntado eso. Encontré preguntas a muchas, muchas preguntas en la Biblia”.

Debido a su trabajo, Moskalenko necesitaba viajar varias veces al mes a un pueblo de Nova Odesa a unos 30 kilómetros de distancia. Ella también ganaba un dinero extra al vender en secreto cosméticos difíciles de conseguir, los cuales obtenía de una amiga.

El Pedido por un Labial

Durante una visita a Nova Odesa, una compañera de trabajo llamada Tanya se acercó a Moskalenko con un discreto pedido por un labial. Tanya no era considerada una colega agradable. “Podías escucharla gritar en el trabajo”, dijo Moskalenko, y su pedido la sorprendió.

Moskalenko, que tenía 28 años por ese entonces, se sorprendió cuando Tanya le dijo que quería un tono muy suave de labial.

“¿Por qué quieres de esa clase? Apenas se ve. ¿Acaso tu esposo no te deja usar labial?” preguntó Moskalenko, sonriendo ligeramente mientras recordaba el incidente.

Tanya sacudió su cabeza.

“¿Entonces por qué?, insistió Moskalenko.

Tanya sonrió

“¿Eres una creyente?

Tanya asintió.

“¿Tu?”, exclamó Moskalenko con incredulidad.

Cuando el shock pasó, Moskalenko le preguntó a Tanya donde asistía a la iglesia y si podía ir también.

“Ven a Nova Odesa el sábado”, dijo Tanya,

Moskalenko estuvo de acuerdo, pero preguntó: “¿Por qué en sábado?”.

“Es una larga historia”, dijo Tanya. “Pero ven el sábado y te la contaré”.

Cuando el sábado llegó, Moskalenko cambió de opinión. Era el fin de semana, y ella quería dormir. Pero recordó que tenía un compromiso con Tanya.

En Nova Odesa, Tanya llevó a Moskalenko a un pequeño y simple edificio. Pero Moskalenko sintió que no podía entrar por la puerta. Algo la detenía. Ella le dijo a Tanya: “No puedo entrar. Es extraño”.

“Tienes que entrar”, le dijo Tanya. “Satanás te está asustando. Él te está frenando”.

Moskalenko dijo que nunca podrá olvidar lo que pasó a continuación.

“Recuerdo caminar como en la niebla”, dijo ella. “Pero apenas entré, vi a un grupo de personas corriendo hacía mi con brazos abiertos. Ellos me saludaron como si me hubieran estado esperando durante toda su vida. Ellos me abrazaron y me besaron. Ellos eran tan felices”.

Moskalenko tímidamente se sentó en una esquina. Vestida en su atuendo favorito, una falda corta, una blusa escotada y un labial rojo brillante, se sentía como si estuviera desnuda. Pero ella se olvidó de sí misma mientras escuchaba al pastor. Parecía que había preparado el sermón justo para ella.

“El pastor dijo: ‘Si aceptas a Jesús, eres perdonado, tus pecados te son quitados, y no enfrentarán el juicio. Serás libre’”. Recordó Moskalenko.

Las palabras desconcertaron a Moskalenko. Al crecer, ella había escuchado repetidamente de sus padres ortodoxos que debía ser buena porque sería juzgada por todos sus pecados en el tiempo del fin.

“Por años me pregunté dónde podría esconder mis pecados para no ser juzgados por ellos”, dijo Moskalenko. “Nadie me habló acerca de Jesús y porqué necesitamos creer en Él”.

Una Imagen de Jesús

Su conocimiento de Jesús provino de una imagen.

Siendo niña, ella apuntó su dedo a una imagen y le preguntó a su mama: “¿Quién es ese?”

“Ese es San Nicolás”, le respondió su madre.

“¿Por qué está en la imagen?”

“Él protege Ucrania”.

“¿Y quién es ese, Mama?”, le preguntó, apuntando a otro ícono.

“Ese es Cristo”.

“¿Qué hizo Él?”

“Él fue crucificado por nosotros”.

Moskalenko pensó, “Bien, Él fue crucificado, pero, ¿qué tiene eso que ver conmigo?”

Pero ahora el pastor adventista estaba declarando que la mujer de Jesús significó que ella no necesitaba ser juzgada si ella creía en Él.

“Cuando te has preocupado acerca del juicio por 28 años y de repente te dicen que puedes ser libre el sentimiento es indescriptible”, dijo Moskalenko. “En el colectivo camino a mi hogar les dijo a todos: ‘Resulta que somos perdonados. Solo tienes que creer y aceptarlo’”.

Pero Mosalenko esperó dos años para ser bautizada. Ela dijo que dudó porque pensaba que tenía que convertirse en una buena persona antes de poder hacer un pacto con Cristo. Cuando ella finalmente expresó públicamente la razón de su reticencia a un miembro de la iglesia, él respondió: “¿Tú quieres convertirte en una buena persona sin Cristo? ¿entonces para que necesitas a Cristo?”

“Eso dio vuelta mis pensamientos”, dijo ella. “Pensé: ‘Buen punto. ¿Por qué necesito a Cristo? He intentado ser una Buena persona, pero no funciona”.

Moskalenko fue bautizada, pero no se convenció de inmediatamente de todas las enseñanzas de la iglesia. Ella estaba determinada a continuar comiendo cerdo.

“Finalmente abandoné el cerdo, no porque pensé que Dios lo prohibía, sino porque me di cuenta que Jesús dio su vida por mí, y yo no podía dejar el cerdo por él”, dijo ella.

Su esposo la siguió al bautismo dos años más tarde.

Sobreviviendo como adventistas

Los tiempos eran difíciles en el sur de Ucrania en esos días a principios de la década de 1990. La comida y los trabajos eran escasos. Las personas se estaban muriendo de hambre. La granja colectiva había sido repartida luego del colapso soviético, y la familia de Msskalenko vivía en la única granja en el área.

“Cuando aceptamos a Dios, no sabíamos cómo podríamos vivis”, dijo Moskalenko. “Nuestro salario no era suficiente para vivir. Mi esposo y yo pensábamos: ‘¿Qué podemos hacer? ¿cómo podemos ayudar a las personas a dejar de robar para que puedan trabajar honestamente?’”

En aquellos días, las personas estaban acostumbradas a robar, dijo Moskalenko. Lo obreros en las granjas robaban el grano. Los obreros en las fábricas de autos robaban autos. Si las personas no robaban eran consideradas malos obreros.

Los Moskalenkos decidieron regular su grano a la gente del pueblo; una cierta cantidad para una familia, y cierta cantidad para otra, a cada una de acuerdo a sus necesidades.

“Les dijimos: ‘Los estamos ayudando porque es difícil ganar el pan de cada día, pero tendrán que aprender a vivir honestamente este año’”, dijo Moskalenko.

La gente del pueblo hizo exactamente eso. Los Moskalenkos les enseñaron cómo cultivar sus propios jardines. Su hogar siempre estaba abierto. Cualquier que necesitara ropas podía tomar algo de su armario. Siempre había comida lista en la cocina.

“¿Saben cuán lindo es llegar a nuestro hogar y ver una nota firmada diciendo ‘Muchas gracias, comimos aquí’?”, dijo Moskalenko.

“Cuando las personas vieron lo que estábamos haciendo, sus corazones comenzaron a cambiar”, dijo ella.

Al buscar ser obedientes a los mandamientos de Dios, Moskalenko se preocupó por sus propios hijos, y ella comenzó a darse cuenta del poder de la oración. Ella tenía dos hijos por ese tiempo, pero el número aumentó a cinco.

Ella le pidió a Dios de rodillar: “Estamos dejando todo por ti, ¿cómo alimentaremos a nuestros hijos?”

Ella inmediatamente sintió que Dios le respondía: “Sírveme. Yo cuidaré de tus hijos. Pensaré en tus hijos”.

“Él nunca me ha decepcionado”, dijo Moskalenko, que ahora tiene dos nietos y está esperando un tercero.

El secreto para crecer

Ella y su esposo comenzaron a trabajar en la primera iglesia adventista en el pueblo en 1994. Para el tiempo en que estuvo completada, no podía contener a todos los que deseaban adorar allí. Así que construyeron una nueva iglesia, la cual fue dedicada en julio. Moskalenko siempre ha sido la líder de la iglesia local.

“Simplemente sucedió”, dijo Moskalenko. “No sé cómo sucedió”.

Cuando se le preguntó por el secreto del impresionante crecimiento de la iglesia, ella enfatizó en que se basaba en la oración y la participación total de los miembros de la iglesia en la comunidad.

Muchos de los más de 100 miembros de iglesia y sus 30 niños se reúnen en la iglesia para orar a las 6 a.m. y a las 6 p.m. todos los días.

“Es como una ley”, dijo Moskalenko, resaltando la importancia que ella le da a esas reuniones de oración.

Otros miembros del pueblo se reúnen en la iglesia para orar.

La membresía de la iglesia sería más grande, pero muchas personas han dejado este pueblo económicamente deprimido en busca de mejores trabajos a lo largo de los años.

En la calle no es inusual ver a Moskalenko decirle a alguien, “¿Por qué no estás en la iglesia?” o “Estamos orando por ti”.

“Todos saben que oramos por ellos”, dijo ella.

Los adventistas son tan respetados que la escuela pública local organizó su ceremonia de graduación, que se realiza en sábado, para después de la puesta del sol.

Los miembros de la iglesia siempre están con la comunidad, ayudando en las plantaciones de papas o en jardines de vegetales; limpiando las calles; visitando veteranos de guerra, a los discapacitados y a los enfermos; y felicitando a las personas en sus cumpleaños o dando literatura religiosa de regalo.

“El último domingo tuvimos el funeral para una mujer que dejó un esposo e hijos. Cubrimos el costo del funeral y acompañamos a los familiares con una comida gratuita, incluso aunque esa familia no vive aquí”, dijo Moskalenko. “Todo el pueblo ve eso”.

Y eso, ella dijo, es la razón por la cual el 10% del pueblo es adventista.


Fuente: http://www.adventistreview.org/church-news/story4291-her-influence-turned-10-of-ukrainian-town-into-adventists

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