Viendo a una Mujer: Una conversación entre un padre y un hijo

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Viendo a una Mujer: Una conversación entre un padre y un hijo

Por Nate Pyle

Algún día voy a tener que tener la charla con mi hijo. No, no la charla que todos los padres temen dar y todos los niños están mortificados de recibir. Yo disfruto haciendo que las personas se sientan incómodas porque eso hace que la charla sea divertida.

No, estoy hablando de otra charla. La que pasa cuando atrapo sus ojos haciendo lo que los ojos masculinos hacen bien: seguir un objeto de deseo. Probablemente estaremos en un shopping, porque eso es los padres hacen con sus hijos, y atraparé la mirada. Tal vez iremos a una playa y la veré. No importa donde sea, llegará el momento y la veré. Y entonces será el momento para esta charla.


Hey, ven aquí. Déjame hablarte. Ví como la mirabas. No es estoy juzgando ni avergonzando. Sé lo que hiciste. Lo entiendo. Pero tenemos que hablar de eso porque la manera en que miras a una mujer importa.

Un montón de personas intentará y de dirá que una mujer debería cuidar la manera en que se vista para no tentarte a mirarla de una manera equivocada. Esto es lo que te diré. Es la responsabilidad de una mujer vestirse en la mañana. Pero es tu responsabilidad mirarla como un ser humano independientemente de lo que está vistiendo. Tu sentirás la tentación de culparla por tus ojos errantes debido a lo que está vistiendo, o no está vistiendo. Pero no lo hagas. No juegues a la víctima. No eres una víctima indefensa cuando se trata de tus ojos. Tu tienes un control completo sobre ellos. Ejerce ese control. Entrénalos para mirarlos a los ojos. Disciplínate para verla a ella, no a su ropa ni a su cuerpo. En el momento en que te hagas la víctima caerás en la mentira de que tu simplemente eres una reacción encarnada a estímulos externos incapaz de determinar lo correcto de lo incorrecto, lo humano de la carne.

Mírame. Esa es una mentira ridícula.

Tu eres más que eso. Y la mujer que estás mirando es más que sus ropas. Ella es más que su cuerpo. Se habla mucho de cómo los hombres codifican a las mujeres, y generalmente, es verdad. Los humanos cosifican las cosas que les gustan en un intento de controlarlas. Si verdaderamente amas a una persona, no la reduzcas a un objeto. En el momento en que cosifiques a otro ser humano, sea un hombre o una mujer, has perdido tu humanidad.

Hay dos puntos de vista acerca del código de vestido de una mujer que te sentirás presionado a creer. Un punto de vista dice que las mujeres necesitan vestirse para atraer la atención de los hombres. El otro punto de vista dice que las mujeres necesitan vestirse para proteger a los hombres de sí mismos. Hijo, tu eres mejor que ambos puntos de vista. Una mujer, o cualquier ser humano, no debería vestirse para llamar tu atención. Tu deberías darle toda la atención que merecen simplemente porque es un ser humano. Por el otro lado, una mujer no debería sentir que necesita protegerte de ti mismo. Tu necesitas estar en control de ti mismo.

Desafortunadamente, mucho de la manera en que los sexos interactúan entre sí está arraigado en el miedo. Miedo al rechazo, miedo al abuso, miedo a estar fuera de control. En cierta manera, la iglesia ha aumentado esto. Tememos a los demás porque se nos ha enseñado que los demás son peligrosos.  Se nos ha enseñado que el cuerpo de una mujer causará que el hombre peque. Se nos dice que si una mujer enseña demasiado de su cuerpo los hombres harán cosas estúpidas. Seamos claros: el cuerpo de una mujer no es peligroso para ti. Su cuerpo no te causará ningún daño. No te hará hacer cosas estúpidas. Si tú haces cosas estúpidas es porque eliges hacer cosas estúpidas. Así que no contribuyas al miedo que existe entre hombres y mujeres.

El cuerpo de una mujer es hermoso, maravilloso y misterioso. Respétalo al respetarla como un individuo con esperanzas, sueños, experiencias, emociones y anhelos. Permite que se siente confiada. Alienta su confianza. Pero no hagas todo esto porque ella sea débil. Eso es un montón de basura. Las mujeres no son más débiles que los hombres. Ellas no son el sexo débil. Son el otro sexo.

No te estoy diciendo que no mires a las mujeres. Todo lo contrario. Te estoy diciendo que mires a las mujeres. Que realmente lo hagas. No solo con tus ojos, sino con tu corazón. No la mires para ver algo que excite tus sentidos, sino mírala como un ser humano.

Mi esperanza es que cambiando la manera en que ves a las mujeres cambiará la manera en que eres cerca de ella. No estés solo alrededor de las mujeres. Permanece con las mujeres.

Porque al final, ellas quieren estar contigo. Sin miedo de ser juzgadas, o avergonzadas, o condenadas, o cosificadas, o siendo tratadas como otra. Y eso no es solo lo que las mujeres quieren. Eso es lo que todas las personas quieren.

Y en última instancia, eso es lo que tu también quieres.


FUENTE: http://natepyle.com/seeing-a-woman/

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