La unidad de la creación: La interdependencia del hombre y la mujer

La unidad de la creación: La interdependencia del hombre y la mujer

Por Allison Young

En mi primer año en la universidad recuerdo que asistí a un retiro para mujeres. Estaba emocionada por poder relacionarme con mujeres cristianas y crecer en la fe. En un momento de la noche, nos sentamos todas juntas para compartir historias personales en grupo. Un comentario se quedó grabado en mi memoria.

Una mujer joven que estaba en una relación (creo que cerca de comprometerse) compartió su experiencia con el grupo. Ella proyectaba una imagen de confianza y seguridad, pero hizo el comentario más extraño, al menos para mis oídos. Ella dijo que deseaba que su novio se comportará más como un líder espiritual en la relación.

Esta era la primera vez que escuché la frase “líder espiritual” es ese contexto y me tomó por sorpresa. ¿qué significaba ser un líder espiritual? ¿por qué esta joven pensaba que era un llamado dado a los hombres? ¿acaso no son las mujeres capaces de ser responsable de su propia espiritualidad? ¿realmente quería que un hombre la dirigiera espiritualmente? Si las cosas son así, preferiría quedarme sola. No querría que mi espiritual dependiera de otra persona que es un ser humano limitado. Además, ¿y si Dios llamó a la mujer a ser un líder?

Esta joven mujer confesó que ella era una líder natural y que su novio contaba con menos iniciativa y tenía menos disposición de asumir roles de liderazgo. Si las cosas eran así, me pregunté por qué estaban intentando cambiar quienes eran para encajar en esta bizarra noción de que el hombre debía ser el “líder espiritual”.

Comencé a buscar en la Biblia de dónde venía la designación “líder espiritual”. Hasta ahora no la he encontrado, pero me sorprendí acerca de lo que si encontré. La Biblia ofrece un maravilloso mensaje acerca de la unidad, igualdad e interdependencia entre hombres y mujeres. Uno de los pasajes en la Escritura que demuestra con mayor claridad esta unidad e igualdad es el relato de la creación en el Génesis, donde encontramos hermosamente expresado el propósito original de Dios para las relaciones.

Los defensores de un liderazgo masculino exclusivo sobre la mujer, algo también conocido como “primacía masculina”, creen que la creación original en Génesis 1-2 prueba que este era el propósito original de Dios desde el principio para la relación entre el hombre y la mujer. Estoy consternada por la distorsión que ha ocurrido con el texto del Génesis debido a esta interpretación.

¿Qué podemos aprender acerca del propósito original de Dios para las relaciones entre el hombre y la mujer del relato de la creación del Génesis? Aprendemos no que los hombres debían ser la autoridad sobre las mujeres, sino más bien lo contrario. Aprendemos en realidad que el hombre y la mujer fueron creados para compartir la misma semejanza de ser y estar en una relación de unidad e interdependencia entre sí. Miremos el texto con más detalle.

 Génesis capítulo 1

Los defensores de la primacía masculina a menudo ignoran Génesis 1 y se enfocan directamente en Génesis 2 para apoyar sus ideas. Pero debemos prestar especial atención a lo que aprendemos acerca de la creación de Dios en la humanidad en este primer capítulo de la Biblia.

“Entonces dijo Dios: «¡Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza! ¡Que domine en toda la tierra sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos y las bestias, y sobre todo animal que repta sobre la tierra!». Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios con estas palabras: «¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla! ¡Sean los señores de los peces del mar, de las aves de los cielos, y de todos los seres que reptan sobre la tierra!».” (Génesis 1:26-28).

En vez de establecer una jerarquía basada en las diferencias de género, lo que realmente es evidente en el relato de la creación de Génesis 1 es que el hombre y la mujer son iguales en:

  • Ser creados en la imagen de Dios (Gen. 1:26-27).
  • Recibir la orden de fructificar y multiplicarse (Gen. 1:28).
  • Ser encomendado con el dominio del mundo que Dios creó (Gen. 1:26-31).

Tanto el hombre como la mujer comparten la imagen de Dios, y ambos reciben el mandato de ser fructíferos y cuidar de la creación.

 Génesis capítulo 2

Quienes afirman que la primacía masculina es parte del plan original de Dios para la humanidad van a Génesis 2 en busca de apoyo. Estos argumentos me desconciertan, porque este es uno de los pasajes más hermosos en las Escrituras que describen la unidad e igualdad del hombre y la mujer. Al leer este pasaje es importante considerar las principales ideas que la narración desea comunicar.

El relato de Génesis 2 describe la creación de la humanidad como hombre y mujeres en más detalle. En este relato hay un momento en que Adán estaba solo antes de la Creación de Eva. Esta prioridad temporal de Adán sirve para demostrar el hermoso plan de Dios para la humanidad.

En Génesis 2:18, Dios dice que “no es bueno” que Adán esté solo. Esta es una declaración notable. Hasta este punto, todo lo que Dios había creado era considerado “bueno”. Solo aquí, cuando ve que Adán estaba solo, Dios declara que “no es bueno”. Esta conclusión muestra que Adán carecía de algo que no estaba completo hasta que la mujer fuera creada. Adán estaba necesitando una compañera, un complemento. Adán necesitaba a Eva.

Antes de crearla, Dios quería que Adán reconociera su necesidad de Eva. Deseaba que Adán se diera cuenta que de hecho estaba solo. ¿Cómo hizo Dios para lograr esto? Al traerle todos los animales para que los nombre (Gen. 2:19-20). Adán probablemente se tomó el tiempo de considerar cuidadosamente a cada animal antes de nombrarlo. De esta manera, se familiarizó con todos los animales y reconoció que era diferente que ellos. Ninguno era capaz de proporcionarle compañía.

Al traerle los animales a Adán para que los nombre antes de crear a Eva, Dios le dejó en claro a Adán que necesitaba a alguien que fuera diferente de los animales pero igual a él para acompañarlo en la tarea de cuidar la tierra.

La similitud de Adán y Eva

Después de mostrarle a Adán su carencia de compañía, su soledad y necesidad de Eva, Dios la creó en una manera que revela la similitud e interdependencia entre ambos, formándola de su costado (Gen. 2:21-22).

La mujer no fue creada de la tierra como el hombre, sino más bien de carne misma del hombre. Esta es una manera hermosa y poética de describir la relación de unidad (“una carne”) entre el hombre y la mujer.

Adán se regocija en esta similitud cuando exclama: “Ésta es ahora carne de mi carne y hueso de mis huesos; será llamada «mujer», porque fue sacada del hombre” (Gen. 2:23). Reconoce la similitud que comparte con Eva y que no compartía con los animales. Los nombres dados al hombre y a la mujer continúan el tema del regocijo en la unidad de ambos.

Así como Adán y Eva fueron creados de la misma carne, en el matrimonio se convierten nuevamente en “una carne”, como Génesis 2:24 afirma: “Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Esta es la primera vez que el matrimonio aparece en la Biblia. No hay nada patriarcal acerca de este texto. De hecho, al contrario de la tradición de la mujer siendo “entregada” por su padre a su esposo, en el relato bíblico es el hombre el que deja a su padre y madre para unirse a su esposa.

En ningún momento del relato de la creación Dios da al hombre “primacía” o “liderazgo espiritual” sobre la mujer. Si el liderazgo masculino exclusivo y autoridad sobre la mujer era el plan de Dios, ¿no hubiera sido este el momento perfecto para dejarlo en claro, justo al comienzo de la creación?

Más bien, Dios le da a hombre y la mujer dominio compartido sobre la tierra y sus criaturas. La primera mención de un esposo dominando sobre su pareja aparece después de la Caída como una consecuencia del pecado en Génesis 3:16. Pero aquí, en el principio, el foco del matrimonio es claro: una relación de igualdad y unidad entre ambos.

Conclusión

Todavía me pregunto cómo las personas pueden leer el relato de la creación en Génesis y llegar a la conclusión de que el hombre tiene que estar en autoridad sobre la mujer. El propósito de la narrativa es mostrar la carencia de compañía de Adán antes de la creación de Eva y, así, enfatizar la unidad, similitud e interdependencia entre el hombre y la mujer. Por este motivo, pienso que leer “primacía masculina” en este texto es una completa distorsión.

Si el plan de Dios para las relaciones entre el hombre y la mujer es de unidad e interdependencia, y si la jerarquía en relaciones proviene como un resultado del pecado, tal vez necesitamos reevaluar las enseñanzas sobre la “primacía masculina” en el matrimonio de hoy en día. En vez de perpetuar el resultado de la Caída al modelar las relaciones como jerarquías, deberíamos modelarlas a partir de la unidad de carne y propósito que es mostrada de manera tan clara en Génesis 1-2.

La joven mujer del retiro que compartió su frustración con su relación quería que su novio sea su “líder espiritual”. ¿por qué debería ella minimizar su liderazgo y por qué debería su novio intentar ser un líder, especialmente si hacer esto sofocaría los dones que Dios les dio? Tal vez si esta joven mujer abandonara este concepto no bíblico, ambos podrían disfrutar de apoyarse mutuamente en desarrollar sus dones propios y celebrar la mutualidad que ya estaban disfrutando en su relación.


Fuente:  https://www.cbeinternational.org/resource/article/mutuality-blog-magazine/unity-creation

 

 

 

 

 

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