La Iglesia, ¿debería quedarme o debería irme?

La Iglesia, ¿debería quedarme o debería irme?

Por Krystalynn Martin

22 de Julio de 2015

 

Estuve cerca de dejar la iglesia. Por el último año y medio he tenido una serie de despertares que me han sacudido hasta lo más íntimo, y he luchado con cuestiones que sentía que me estaban atrapando contra las cuerdas. Al igual que en una pelea de boxeo, ha sido una situación muy tensa. He estado en el borde de mi fortaleza y he visto los límites de mi fe.

Todo empezó con un cierto sermón de un cierto “señor reconocido” dentro de la denominación adventista. Me perdí el sermón por completo debido a mis tareas como pastora y capellana en una secundaria. Después de que muchas personas me estaban preguntando acerca de mis opiniones sobre el sermón, pensé que lo mejor sería escucharlo, y con la ayuda de la tecnología, no fue difícil encontrarlo. Mientras lo observaba, me sentí más entretenida que otra cosa. Al principio no me sentí desafiada. Pero se plantaron las semillas de las dudas. Comencé a cuestionar mi llamado. Quité mis ojos de mi llamado, de Jesús, y comencé a mirarme a mí misma. Empecé a verme a mí misma a través de los mismos lentes de crítica con los que ciertas personas dentro de la iglesia me ven.

Entonces más debates surgieron. Me encontré en una iglesia para una sesión de un congreso electivo – la misma iglesia en la cual había crecido. Estaba sentada mientras escuchaba la fuerte resistencia de las personas contra las mujeres en el ministerio, incluso de personas que me habían enseñado materias teológicas en la escuela cuando estaba creciendo… Seré honesta, me lastimó.

Y me sentí enojada porque me hizo sentir débil. Sentí que debería haber sido más fuerte. Tantos sentimientos seguían inundándome. Sentí que me habían estado engañando al hacerme creer que yo había sido llamada por Dios. Me sentí como si fuera una niña que le habían permitido cocinar en la cocina, solo para más tarde descubrir que mi comida había sido reemplazada en secreto por un chef más digno. Me sentí traicionada. Y estaba enojada por sentirme lastimada por todo esto. ¿Realmente había sido tan ingenua?

Y después me sentó mal por dejar que esto me afecte tanto –solo haz tu trabajo! Y lo hice. Continué trabajando duro, intentando enmascarar mi dolor con más trabajo. Pero aún me sentía lastimada.

Pero después vinieron más golpes. El internet se convirtió en una voz estridente llena de comentarios fanáticos contras las mujeres –comentarios cubiertos de versículos bíblicos e “ira justa” hacía las mujeres en el ministerio. Realmente me sorprendió. Incluso recibí un email que usaba palabras que me atravesaron hasta alma. Y comencé a preguntarme a mí mismo: ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué trabajo para esta iglesia? ¿Por qué estoy escuchando esto de nuevo?

La tensión ha estado allí por mucho tiempo. Para ser justos, he estado impresionada por las otras voces que se han levantado para apoyarme y a las demás mujeres en el ministerio. He estado conmovida por mis hermanos en el ministerio que me han apoyado y se han reído conmigo de las cosas ridículas que algunas personas dicen (es divertido ver como la risa es una hermosa defensa ante el dolor y el enojo). Incluso la administración de la Asociación para la cual trabajo me envió personalmente una nota declarando que yo era un miembro valioso del equipo. Y lo estudiantes para los cuales he trabajado tanto y a los cuales amo demasiado, no podía dejarlos. Pero aún así cuestionaba mi llamado. Aún sentía como que estaba experimentando una muerte.

Y ahora creo que sé que clase de muerta ha sido esa. Mi lealtad hacia “la iglesia” ha muerto. Cualquier lazo que hubiera tenido hacia la política de la religión ha muerto. Todas las “cosas correctas que decir” dentro de los “círculos correctos” han sido sacudidas. La máscara de la bestia de la religión humana ha sido desvelada, y disgustada no quiero tener nada con ella.

Así que ¿Por qué aún estoy aquí? Porque algo más ha estado surgiendo. Y es la definición de lo que la iglesia realmente es. Es el fortalecimiento de mi llamado. Yo no estoy aquí debido a “la iglesia”. Estoy aquí debido a Jesús el Cristo. Estoy aquí debido a que he sido creada para un tiempo como este. Estoy aquí porque tengo talentos que me han sido otorgados para hacer de este mundo un lugar diferente, un lugar mejor. Un montón de cosas que han estado pasando dentro de la iglesia están equivocadas, y por eso es que necesito quedarme. Debido a que si me voy, estoy diciendo que no he sido llamada. Si me voy, estoy diciendo que la bestia de la religión humana es más fuerte que el llamado de Dios. Si me voy, ellos ganan. Si me voy, estoy tirando la toalla y la disfunción en la que se ha vuelto la iglesia para muchas personas solo se hará más fuerte. Así que me quedaré por causa del llamado –llamara la iglesia de regreso a su verdadero significado.

Porque en realidad, la iglesia no es definida por lo que ha sido. No es definida por su ubicación. No es definida por su condición. No es definida por el Presidente de la Asociación General. No es definida por Amazing Facts. No es definida por 3ABN. Estas cosas pueden ser buenas, pero no definen a la iglesia. La iglesia no es definida por la música cristiana. No es definida por un partido político o un grupo fundamentalista. La iglesia no es definida por sus instituciones, asociaciones o uniones. La iglesia no es definida por la cantidad de diezmos, o la asistencia de personas en los cultos durante los fines de semana. La iglesia es definida por TI. Y es definida por MÍ. Es definida por el llamado que le ha sido dado. La iglesia es definida por el mensaje radical de Jesús el Cristo, que fue crucificado por la religión. Es definida por el amor radical –amor que es transportado por recipientes humanos como tú y yo.

Hay una pregunta que me hago cuando estoy en un lugar difícil, ya sea un lugar de apatía, de indecisión, o de adversidad. Y la pregunta es esta: Si esto fuera una película, y yo fuera el personaje principal, ¿qué es lo quisiera que haga en una situación así? Y usualmente quiero que mi personaje haga las cosas que son más desafiantes. Si la música tuviera un crecendo y en la película la cámara hiciera zoom en mi personaje ¿qué estaría alentando? Yo quisiera que ella hiciera para lo que ella sabe que ha sido creada. Quisiera que cambie su historia. Quisiera que tome decisiones difíciles y que siga adelante. Para algunos que han estado en mi situación, esto significa irse. Para otros, significa quedarse. Para mí, eso es lo que debo hacer en este punto. Después de todo ¿por qué debería irme si no he hecho nada malo?

Puede que venga el momento cuando me sienta rechazada debido a mi llamado. Puede que venga el momento que sea denunciada no solo porque soy mujer, sino por el amor radical del evangelio de Jesús. Puede que venga el momento cuando seré forzada a elegir entre fidelidad a la iglesia o fidelidad a Jesucristo- pero en todos estos casos, no dejaré la iglesia, porque la verdadera iglesia consiste en personas cuya única fidelidad es hacia el amor de Jesús y encarnan ese amor en el mundo. Puede que venga un momento cuando para ser la verdadera iglesia tendremos que “dejar” la iglesia organizada. Sé, debido a muchos grandes personajes que han existido antes, que si seguimos a Jesús el Cristo y vivimos su amor radical en el mundo, debemos estar listos para una crucifixión. Pero por ahora, en mi historia, en mi viaje, mi personaje debe permanecer dentro de este contexto.

Miro a las personas que han estado antes que yo y que han enfrentado muchas cosas peores y que aún siguen adelante. Estoy asombrada por su tenacidad para continuar, para cambiar la historia, para revelar las maldades de la humanidad y amorosamente alentar una alternativa mejor. Ellos nos han traído luz sobre nuestros caminos. Ellos están pasando el relevo para que otros continúen la carrera. Sus manos están en plena marcha lista para pasar el relevo. Su etapa de la carrera ha terminado, y ellos necesitan a alguien que tome el relevo. Si yo me voy, el relevo se caerá.

Imaginen si las personas que comenzaron esta carrera hubieran quedado afuera. Personas como Jesús el Cristo, Esteban, el primer mártir, los Valdenses. Los mártires en toda la cristiandad. Martín Lutero. Elena de White. San Francisco de Asís. La Madre Teresa. Martin Luther King Jr. Estos son solo unos pocos.

Estas personas tuvieron la fortaleza suficiente para no ser atraídos por las políticas de la religión, sino que esparcieron la luz sobre lo que el amor realmente es, y como ese amor puede cambiar el mundo. ¿Qué hubiera pasado si ellos hubieran renunciado cuando las cosas se pusieron difíciles? ¿Qué hubiera pasado si ellos hubieran dicho: “Al diablo con esto” y hubieran buscado pastos más verdes? Es debido a que ellos continuaron adelante que ahora tenemos ejemplos y la definición de como es el amor radical. Es debido a que ellos resistieron la tormenta que ahora nosotros entendemos cual debe ser la verdadera definición de la iglesia. Sin su ejemplo y sacrificio, no tendríamos manera de notar la diferencia entre la religión y el amor.

No estoy segura de que es lo que nos depara el futuro. Pero si sé que mi llamado es mi lienzo. Este es mi estudio. Este es mi púlpito. Y que yo he sido creada para este tiempo… y tú también. No importa si yo siempre voy a “trabajar para la iglesia”, esto es lo que sé: Yo nunca voy a dejar la iglesia porque yo soy la iglesia, y tu también eres la iglesia. Nosotros, como personas que vivimos en este tiempo, somos la iglesia. Yo he sido llamada para este tiempo, y tu también. Como alguien dijo una vez: “Dejemos de quejarnos de la iglesia que hemos experimentado, y transformémonos en la iglesia que nosotros y Dios sueña”


Sobre la autora: Krystalynn Martin es capellana y pastora en la Academia Rio Lindo en el norte de California. Ella escribe en Awakenings, donde este artículo apareció por primera vez.


Fuente: http://spectrummagazine.org/article/2015/07/22/church-should-i-stay-or-should-i-go

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