El Racismo, la Ordenación de la Mujer y la Vergüenza

El Racismo, la Ordenación de la Mujer y la Vergüenza

Por Donald Hines

26 de Julio de 2015

El padre de mi suegro fue a África justo al final de la Segunda Guerra Mundial como un misionero adventista del séptimo día. Durante la guerra, viajar a África desde América o Europa no era seguro, y los misioneros y empleados que estaban dirigiendo el ministerio África se habían quedado estancados allí por mucho más tiempo del que tenían planeado. Así que cuando el padre de mi suegro y su familia llegaron a África, ellos descubrieron que virtualmente todos los empleados adventistas estaban listar para irse a sus hogares. Él fue dejado prácticamente solo, y muy pronto fue nombrado presidente de la Misión Gold Coast, actualmente Ghana.

El padre de mi suegro era un hombre de visión, y él sintió que los nativos podían y debían dirigir sus propios ministerios. Así que inmediatamente hizo arreglos para que hubieran pastores africanos, evangelistas africanos, y puso a africanos en los varios puestos de liderazgo que habían quedado vacantes.

Las comunicaciones no eran muy rápidas en ese entonces, y le tomó un tiempo a la iglesia en Norteamérica y Europa darse cuenta que es lo que estaba pasando. Cuando ellos lo hicieron, hubo mucha frustración. ¿Personas NEGRAS en el ministerio pastoral y en puestos de liderazgo? Ellos sencillamente no podían soportarlo. Pero era demasiado tarde. El cambio hace tiempo que se había realizado y el ministerio en África continuó teniendo pastores africanos y líderes africanos.

Sé que es shockeante darse cuenta actualmente que en el pasado los cristianos, incluso los adventistas del séptimo día, se oponían a las ideas de pastores negros y líderes negros en las iglesias. Pero la mayoría de ellos eran opositores. Desafortunadamente, el racismo era completamente común por ese tiempo, incluso dentro de la iglesia.

En 1943 Lucy Byard, una mujer negra adventista, fue llevada por una ambulacia al Sanatorio y Hospital Adventista Washington en Takoma Park, Maryland para que reciba atención médica inmediata. Ustedes pueden pensar que llevar a una señorita adventista a un hospital adventista sería la solución ideal, pero apenas el hospital se dio cuenta de que ella era negra se negaron a atenderla. El hospital ni siquiera dejo que usen su ambulancia para que la transfieran a un hospital “negro” cerca de la frontera estatal. Lucy Byard murió y la culpa cayó principalmente y justamente, en el racismo adventista del séptimo día.

Tal vez ustedes piensan que dado que la Biblia declara que “en Cristo no hay judío ni griego”, no debería haber lugar para el racismo dentro del Cristianismo. Pero los colegios adventistas se negaban a admitir estudiantes negros, y el comedor en la Review and Herald no les servía a clientes negros.

Gracias a Dios hemos reducido grandemente ese problema, y nuestra iglesia hace un mejor intento al practicar lo que predica acerca de la igualdad de todas las razas en Jesucristo. Pero cuando leemos las historias acerca de cómo miembros de nuestra iglesia eran racistas, nos sentimos avergonzados. Nos sentimos avergonzados por nuestra iglesia como cuerpo colectivo, por supuesto, pero también nos sentimos avergonzados de que miembros individuales practicaban la discriminación dentro de nuestra iglesia. Nos sentimos avergonzados por ellos y de ellos.

Cuando pienso en mis abuelos intentando explicarles a sus nietos o bisnietos como ellos pensaban que la segregación racial era una idea cristiana, siento lástima por ellos. Debido a que sus nietos ahora saben que, sin importar que excusas culturales se hagan, la raíz del problema era el racismo. Y sus nietos estarán avergonzados de ellos.

He estado luchando con un montón de enojo sobre la forma en que la ordenación de la mujer ha sido tratada en nuestra iglesia. Y el enojo aún está allí, pero recientemente está mezclada con una buena dosis de lástima. Debido que al igual que el racismo, aquellos que están defendiendo el machismo van a pasar un mal rato explicándoles a sus nietos como en la tierra ellos una vez pensaron que su posición era bíblica. Y sus nietos van a estar avergonzados de ellos.

Los paralelos entre estos dos asuntos (la oposición a la integración racial y la oposición a la ordenación de la mujer) son muy cercanos. Los racistas en la década de 1940 pensaban que su posición también era bíblica. Y por razones muy similares. Los racistas apuntaban a la maldición de Noé sobre Canaan y declaraba que esto probaba que Dios quería que las razas de piel oscura sean tratadas como inferiores. Un argumento que tiene la misma cantidad de sentido que indicar que la maldición de Dios sobre Eva en el Edén prueba que las mujeres nunca pueden ser pastoras. Ambos argumentos ignoran completamente el hecho de que las maldiciones de Dios a menudo explican que es lo que va a pasar como resultado del pecado, y no lo que Dios quiere que pase.

La consecuencia natural del pecado de Adán era que su trabajo al proveer comida se volvería mucho más difícil. Pero ese no era el diseño de Dios, y la mayoría de los cristianos no presentan objeciones cuando los granjeros modernos encuentran maneras de reducir o eliminar las malezas (en tanto ellos no nos terminen envenenando). Nadie nuca dijo “No hagan eso, Dios ordenó que hubiera malezas”.

Y aun así, he escuchado muchas veces que Dios ordenó que las mujeres estén sometidas a los hombres. Pero la maldición es muy similar. Dios le está diciendo a Eva cual será el RESULTADO de su pecado. No sabemos cómo era el plan de Dios para el parto antes del pecado, pero después, obviamente, las cabezas de los bebes humanos al moverse a través de un pasaje muy estrecho durante el parto iba a ser muy doloroso y peligroso. Hasta tiempos modernos, el parto era el asesino número uno de mujeres.

Pero ¿cuán seguido ustedes escuchan que alguien se opone al uso de la anestesia moderna porque “evita la maldición de Eva?”. No se rían, cuando la anestesia comenzó a usarse por primera, algunos hombres se opusieron por exactamente ese motivo. Ellos decían que las mujeres debían tener partos dolorosos y evitarlo era ir en contra de los mandatos de Dios.

¿No pasaría lo mismo al hacer que las mujeres no estén sometidas a sus hombres, mmmmm?

La maldición de “él te dominará” es una consecuencia natural obvia del pecado de Eva. Mientras estuviera embarazada, ella iba a ser mayormente dependiente de ayuda externa. E incluso cuando ella no estuviera embarazada, para poder tener a estos niños con cabezas grandes ella iba a necesitar una estructura ósea diferente que la del hombre. Como consecuencia, ella no tendría la misma fuerza física que un hombre. Y debido a su pecado, ella creó un mundo regido por la ley del más fuerte. Como resultado de su pecado, ella descubrió que estaba forzada a permanecer en una posición de sumisión.

Este NO era el plan de Dios, sino la consecuencia natural del pecado. Por diseño, ustedes notarán que Eva fue creada de una de las costillas de Adán, porque ella debía permanecer a su lado, no ser aplastada bajo sus pies. Adán tenía muchas criaturas sumisas, él necesitaba una compañera, y Dios le dio una a él que iba más allá de sus sueños más descabellados. Es una vergüenza que el pecado haya provocado que los descendientes de Adán haya subestimado y maltratado ese don.

Los cristianos a favor de la esclavitud justificaban su racismo al apuntar a los textos que dicen “siervos, obedezcan a sus amos”, de la misma manera que muchas personas actualmente se oponen a la ordenación de la mujer con los textos que dicen “esposas, obedezcan a sus esposos”.

Presten atención a cuán parecidos estos textos son entre sí: Siervos, estén sujetos a sus amos (Efesios 6:5; Colosenses 3:22; 1 Pedro 2:18); Esposas, estén sujetas a sus esposos (Efesios 5:22-24; Colosenses 3:18; 1 Pedro 3:1).

Textos muy similares, uno al lado del otro, y ambos son utilizados para decir que Dios pretende que una clase de personas estén sometidas a otra clase de personas. Por supuesto, ambos grupos se niegan a reconocer la importancia del comentario de Jesús acerca del divorcio:

“Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.” (Mateo 19:8-9)

Jesús aclaró que algunas reglas son dadas no porque son la manera que Dios quiere que sean las cosas, sino debido a la dureza de nuestros corazones. Dios no quería el divorcio casual, pero en el tiempo de Moisés, los esposos sencillamente echaban a sus esposas de sus hogares, y ellas no tenías más opciones que prostituirse o morirse de hambre. Una regla que prohíba esto hubiera sido, al igual que muchas otras reglas de Dios, mayormente ignorada. Así que Dios les dio una regla más simple, que exigió un divorcio oficial, para que así las mujeres pudieran al menos casarse de nuevo. Esto mejoró grandemente la suerte de las mujeres, y llevó al pueblo de Dios unos pocos pasitos más cerca de donde Él querían que estén. Pero el divorcio casual NO era su plan, Él solo lo permitió debido al prejuicio cultural extremo de ese tiempo, debido a “la dureza de sus corazones”.

Actualmente la vasta mayoría de los cristianos reconocen que las reglas de Dios acerca de la esclavitud no fueron dadas porque Dios aprueba que un ser humano sea dueño de otros, sino que –al igual que la ley del divorcio- fueron dadas debido a la dureza de los corazones de las personas. Dios sabía que habría esclavitud, así que dio instrucciones que ayudarían a reducir la miseria que provocaría la esclavitud.

Muy pocos cristianos actualmente intentarían argumentar que la Biblia apoya la esclavitud como algo bueno, ¡y gracias a Dios por eso! Pero me sorprende cuando aún quieren tomar los textos que están al lado de aquellos usados para defender la esclavitud, que tratan acerca del lugar de las mujeres en la sociedad, y considerarlos como parte del diseño de Dios.

Los cristianos a favor de la esclavitud declaraban que defendían la Biblia al practicar su racismo, pero en realidad estaban defendiendo desesperadamente sus propios prejuicios. Y eso es claramente obvio para la mayoría de los cristianos de hoy. Los textos acerca de la sumisión de las mujeres son idénticos a los textos sobre la esclavitud, y los intentos de usarlos para sujetar a las mujeres son iguales de vergonzosos.

Otro texto que ha sido horriblemente abusado para apoyar el racismo es Hechos 17:26

“De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de su habitación” (Hechos 17:26)

Las personas que apoyaban la segregación racial usaron este texto para decir que Dios había establecido los límites donde cada raza debería vivir. Así que los chinos deberían quedarse en China, los árabes en Arabia, y los africanos deberían permanecer en África. Bob Jones, un predicar cristiano, incluso se atrevió a decir que sería mejor echar a todos los esclavos de América y llevarlos a África (¡pero como misioneros, por supuesto!). Ustedes pueden darse cuenta de la manera extremadamente inconsistente de interpretar ese texto. Si Bob Jones REALMENTE creía que ese versículo indicaba que todas las razas debían permanecer en su país de origen, entonces ¿por qué él solo estaba sugiriendo que los africanos que vivían en Norteamérica volvieran a África pero no que todos los europeos que vivían en Norteamérica volvieran a Europa y les dejaran sus tierras a los nativos norteamericanos?. Por supuesto, él no sugirió eso, porque no creía realmente que Dios le ordenaba a los pueblo que no dejen el país donde su raza nació. ¿Cómo podría? ¡El texto es una cita de Pablo, un judío, hablando desde Grecia! No, el pastor Jones solo estaba tomando un elemento de esta interpretación del texto para apoyar sus creencias racistas, y dejaba de lado todo el resto.

De la misma manera, aquellos que se oponen a la ordenación de la mujer hacen lo mismo:

“No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1 Timoteo 2:12)

Ellos citan esto como un pasaje clave en su oposición contra las mujeres pastoras ordenadas, pero al igual que el pastor Bob Jones, ellos REALMENTE no creen en su propia interpretación de este texto, debido a que no lo aplican coherentemente. Ellos lo usan para oponerse a la ordenación de la mujer, pero ellos no siguen esa interpretación a su conclusión lógica ni insisten en que no puede haber maestras de Escuela Sabática. No a las mujeres que dirigen el servicio de cantos. No a las mujeres en ningún puesto eclesiástico que tenga algún tipo de autoridad. Y, en realidad, ninguna mujer debería tener permitido habla en la iglesia. Punto.

Ahora, admitámoslo, hay unos pocos cristianos que amarían ver que las mujeres tienen prohibido hablar o servir en la iglesia. Y creo que algunos de ellos estuvieron en el Congreso de la Asociación General este año. PERO, la vasta mayoría de personas que están usando este texto como una prueba de que la ordenación de la mujer está equivocada, no se oponen a que las mujeres hablen o sirvan en la iglesia en otros roles. Ellos no pueden interpretar el texto consistentemente de esta manera, debido a que se darían cuenta de que esto violaría el resto de la Biblia. Las profetisas, tanto en la Biblia como en la historia de nuestra propia iglesia, obviamente hablaban en la iglesia, y hablaban con la autoridad. Pablo reconoció el valor de la enseñanza de la madre y abuela de Timoteo. En Hechos 18:26, Pablo nos dice que tanto Priscila como Aquila (Priscila es mencionada PRIMERO) le enseñaron a Apolos. Es obvio que este texto sencillamente no puede significar que las mujeres no tienen permitido enseñar o ejercer autoridad.

Es muy interesante que la palabra traducida como “autoridad sobre” en griego es authentein, y no se usa en ningún otro lugar de la Biblia. Hay muchas palabras griegas para “autoridad” o “dominio” que Pablo pudiera haber suado. Exousia es una de las más comunes, pero la lista es larga. Pero Pablo no usa ninguna de las palabras comunes, sino que usa esta palabra extraña, rara y actualmente difícil de traducir “authentein”.
Las fuentes griegas para esta palabra en el tiempo en que Pablo escribió esto son muy pocas, pero ellas no denotan autoridad ordinaria. La forma del sustantivo de la palabra es usada en el contexto del homicidio y el suicidio. Los pocos usos de la forma verbal siempre parecen tener el significado de “dominar”.

Es claro que Pablo debe haber estado tratando algún problema específico en la iglesia de Éfeso. Posiblemente con alguna secta que no enseñaba la igualdad, sino la superioridad de las mujeres. Pero cualquiera sea el significado de las palabras de Pablo, dado que tenemos muchos ejemplos de Pablo aprobando a las mujeres que hablaban en la iglesia, mujeres que enseñaban a hombres y muchos ejemplos de mujeres con autoridad en la Biblia, no podemos interpretar esto como que Pablo prohíbe que las mujeres enseñen, hablen o tenga autoridad y ser consistentes con el resto de la Biblia. Y no podemos interpretar este texto como prohibiendo la ordenación de mujeres, sin interpretarlo también como prohibiendo que las mujeres hablen, enseñen y tengan algún tipo de autoridad en la Iglesia. Al igual que cuando lidiamos con la interpretación racista de Hechos 17:26, tenemos que ser consistentes cuando interpretamos textos bíblicos.

En realidad, la mismísima raíz del problema de intentar usar la Biblia para excluir a las mujeres del ministerio es la misma que se comete al defender una doctrina de la ordenación que no es bíblica en absoluto, sino católica. Es tratar a la ordenación como un sacramento, algo que concede “poderes”, en vez de una simple ceremonia, un ritual que reconoce y nos recuerda algo que Dios ya ha hecho. En el Nuevo Testamento, la ordenación no es alguna clase de concesión mágica de autoridad y poder, sino solo el reconocimiento público de un llamado que Dios ya ha hecho.

De la misma manera en que el bautismo no te salva, sino que solo es el reconocimiento de la salvación que Jesús ya te ha concedido.

Es especialmente extraño escuchar a algunas personas que argumentan que las mujeres nunca deberían tener permitido ser ordenada ni bautizar personas, cuando no solo nuestra iglesia ya permite que las mujeres pastoras bauticen, sino un hecho mucho más importante es que no existe NINGUNA restricción bíblica sobre quienes pueden bautizar personas en absoluto.
La única cosa que los reglamentos de nuestra iglesia oficialmente les niega a nuestras mujeres pastoras son: organizar y unir Iglesias, ordenar ancianos y diáconos, y ocupar puestos elevados de liderazgo. Y de nuevo, no hay un solo texto en la Biblia, NI SIQUIERA UNO SOLO, que limite estas cosas para aquellos que están ordenados. Tratar la ordenación de esta manera no es bíblico. Sino que deriva de los sacramentos de la Iglesia Católica usados para apartar a los sacerdotes por encima de los laicos. La Biblia no apoya una separación así en el Nuevo Testamento.

“Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1 Pedro 2:9)

“nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” (Apocalipsis 5:10)

Nosotros ahora somos un sacerdocio de creyentes. Y dentro del sacerdocio de los creyentes “no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni varón ni mujer, porque todos somos uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28)

Nosotros, como iglesia, hecho rechazado esa idea horrible de intentar defender el racismo usando la Biblia. Es tiempo de que rechacemos los tristemente similares e igualmente falaces intentos de defender el machismo usando la Biblia. Nuestra iglesia ahora claramente declara y practica que las personas de todos los trasfondos raciales son bienvenidas.

Actualmente tenemos personas de prácticamente todas las razas como pastores y líderes en la iglesia, debido a que reconocemos que no son los humanos los que llamas a las personas a roles ministeriales y de liderazgo, sino Dios. Y Dios puede llamar a cualquiera que Él desee.

Es la hora de que hagamos un paso hacía adelante al reconocer que Dios puede llamar a las mujeres al ministerio y los roles del liderazgo de la misma manera en que Él puede llamar a hombres. Con la ordenación, no creamos un llamado ni le otorgamos autoridad a alguien, sencillamente reconocemos públicamente un llamado que Dios ya ha dado. Es SU llamado, no el nuestro. Y Él es libre de llamar personas de cualquier raza y género que él desee.

Yo creo en tener mujeres como pastoras ordenadas porque la Biblia me dice que los días finales, Dios derramará su Espíritu sobre TODAS las personas, hombres y mujeres por igual. Yo creo en tratar a pastores y pastores de la misma manera porque la Biblia me dice que no son los humanos los que llaman a las personas al ministerio, sino Dios. Y si Dios elige llamar a una mujer, ¿Quién soy yo para intentar limitar su ministerio?
Yo creo en apoyar a mujeres pastores completamente iguales porque algún día, si el mundo dura tanto, mis nietos pueden preguntarme donde me posicioné cuando la iglesia decidió como tratar a las mujeres que Dios llama al ministerio. Y cuando les responda, no quiero que ellos se avergüencen de mi.

2 thoughts on “El Racismo, la Ordenación de la Mujer y la Vergüenza

  1. Cuando se habla de racismo o esclavitud no se debe sacar de contexto lo que el Apóstol Pablo expresa en las epístolas para justificar lo injustificable.
    DIOS NO SE EQUIVOCA!!!
    ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.
    1 Corintios 7:21-24

  2. No hay un aval bíblico que autorice o permita la ordenación de la mujer. Recordemos las palabras de Jesús “el que no siembra conmigo desparrama” este tema traído por Satanás solo divide a la iglesia. Luego y allí detrás de la puerta está será la ordenación de homosexuales.

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