Rechazando el Legalismo, Aceptando los dones de las Mujeres

Rechazando el Legalismo, Aceptando los dones de las Mujeres

Por Charlie Olivia Grantham

Una de las principales fallas en la teología complementarista es que confía en los hombres, en vez de en Dios, para designar líderes y asignar dones. Los complementaristas les prohíben a las mujeres tener una posición igual en el matrimonio porque están convencidos de que el liderazgo masculino es el plan de Dios para la humanidad. Algunos incluso creen que las mujeres no pueden predicar porque Dios no diseñó a las mujeres para liderar.

Por el otro lado, algunos complementaristas creen que las mujeres pueden predicar y liderar, en tanto estén bajo la autoridad de un hombre, ¡como si estar bajo la autoridad de Jesucristo no fuera suficiente!

Pero el género no debería desempeñar ningún rol para determinar quién se encarga de liderar o predicar. La Escritura dice en múltiples ocasiones que el Espíritu es quien guía las palabras. Lucas 12:12 dice “porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben responder.”. Mateo 10:20 dice “porque no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por medio de ustedes”.

Acreditar la autoridad y la predicación exclusivamente a hombres deshonra al Espíritu. Ni el género ni ninguna otra cosa puede anular los dones que el Espíritu ha derramado sobre el pueblo de Dios.

Al prohibir que las mujeres prediquen debido a su género, las iglesias trazan una línea en el suelo y le dicen al Espíritu que no puede cruzarla. Construimos una caja y le decimos a Dios que permanezca dentro. Confiamos en la fortaleza y virtud humana, en vez de la sabiduría y el poder del Espíritu. Pero Dios no se queda dentro de nuestras cajas de género y los dones del Espíritu no están reservados para un solo grupo de personas.

El único factor que puede determinar si una persona puede o no predicar es si está o no llena con el Espíritu Santo. Una persona que habla a partir de sus propios deseos, en vez de estar impulsada por el Espíritu, carece de una línea directa de comunicación con Dios. Sus palabras provienen de sus propios pensamientos y entendimiento en vez de desde la sabiduría divina. Sus “frutos” parecen sanos en el exterior, pero están podridos en el interior. Los fariseos eran así. Aparentan ser buenas personas, pero sus corazones están más preocupados con las cosas superficiales o egoístas que en animar y amar a las personas que los rodean.

En el mundo de hoy, muchos líderes religiosos reconocidos son personas públicas famosas y están adornados con títulos teológicos, diplomas, y muchos libros cristianos de autoayuda. Pero al hacer un examen profundo, el terreno bajo los árboles que son estos líderes, revela frutos de abuso, opresión y codicia.

Líderes cristianos influyentes deberían hablar contra las frutas podridas de los líderes que abusan de su poder, no perder su tiempo oponiéndose que las mujeres llamadas por el Espíritu lideren o prediquen. Ellos deberían estar en contra de quienes predican a partir de sus propios corazones egoístas en vez de estar impulsados por el Espíritu.

Muchos cristianos se enfurecen al escuchar la sugerencia de que las mujeres pueden liderar, predicar y enseñar al ser llamadas por el Espíritu Santo. Sin embargo, el género no debería ser la línea que separa a quienes pueden o no pueden predicar o liderar. La línea separadora debe ser si han sido llamados por Dios o no.

Pero en vez de eso, las iglesias están distraídas por cosas insignificantemente triviales. Cuando la idea de que las mujeres no están preparadas o no son llamadas para predicar es examinada sin los lentes del prejuicio, sencillamente no tiene sentido.

Así que, ¿por qué no dejamos de pelear contra las mujeres que claramente han sido llamadas por Dios y dirigimos nuestra ira contra la verdadera contradicción del amor de Jesús: los cristianos que lastiman y oprimen en su nombre?

Es tiempo que digamos “basta” al odio y el abuso en la iglesia. Es tiempo que expulsemos las frutas podridas del legalismo. Es tiempo que permitamos que el Espíritu Santo elija a los líderes y predicadores. Es tiempo que aceptemos los dones de las mujeres.


Fuente: http://www.cbeinternational.org/blogs/rejecting-legalism-embracing-womens-gifts

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