15 Errores Épicos de la Teología de la Primacía

15 Errores Épicos de la Teología de la Primacía

Por Brent King

“Todos los animales son iguales, pero los cerdos son más iguales” -George Orwell

Error #1: Un defectuoso argumento cultural

La teología de la primacía afirma que quienes apoyan a las mujeres en el ministerio está aceptando la cultura en vez de atenerse a un simple “así dice el Señor”. Pero, en realidad, lo contrario es verdad. La teología de la primacía siempre se ha contentado a la norma cultural que ha mantenido a las mujeres sometidas, explotadas y maltratadas a lo largo de la historia y, de hecho, aun lo hace en muchas partes del mundo. La enseñanza de Pablo sobre la igualdad de todos los creyentes es tan contracultural para la mayoría del mundo actual como lo fue cuando Pablo lo dijo por primera vez. Desafortunadamente, esto también incluye a mucho del mundo cristiano. Ha llegado el tiempo de confrontar el sentido de posesión del hombre y revertir este argumento cultural y regresar a una perspectiva escritural e histórica.

Error #2: El origen de la jerarquía: la Caída, el Catolicismo y el Calvinismo.

La maldición de la jerarquía vino sobre los hombres y mujeres en la Caída. Sin embargo, la teología de la primacía enseña que fue parte del orden de la creación. Aquí está la evidencia de que eso está equivocado:

  • En la creación no vemos una jerarquía decreciente, sino una jerarquía creciente de lo incompleto a lo completo. La creación del hombre y la mujer también es una progresión de lo incompleto a lo completo, al igual que el resto de la historia de la creación.
  • Si ser creado primero te da una posición más elevada en la creación, entonces las plantas y los animales tienen una posición más elevada que Adán.
  • Eva no fue creada de la cabeza o el pie de Adán, sino de su costilla. Elena de White dice que Eva fue creada para “estar a su lado como su igual” (Patriarcas y Profetas, p. 25).
  • La teología de la primacía dice que no fue sino hasta que Adán pecó que el mundo cayó bajo el dominio del diablo. Sin embargo, esto puede fácilmente ser tomado de otra manera: dado que Adán y Eva eran co-regentes (con el mismo liderazgo/señorío), no fue sino hasta que tanto Eva como Adán pecaron que la tierra cayó bajo el dominio de Satanás.
  • La palabra original para “ayuda idónea”, que aparece diecinueve veces en la Biblia, a menudo se refiere a alguien (a Dios por ejemplo) o algo más poderoso y fuerte (mientras que “idóneo” se refiere a un igual). En la escritura esta palabra nunca se refiere a un subordinado. Aunque esto no debiera sorprender a nadie. Tal como vimos anteriormente, Dios creó a Eva de una costilla, no de una cabeza o un pie.

Aunque los hombres han estado gobernando sobre las mujeres desde la caída, la jerarquía no es la voluntad de Dios para la Iglesia. Si quisiéramos mirar lo opuesto a su voluntad debemos mirar a la Iglesia Católica, cuya jerarquía y principios sacramentales han elevado a los hombres hasta ocupar el mismísimo lugar de Dios.

La teología de la primacía es nueva en la Iglesia Adventista del Séptimo Día (se introdujo a fines de la década de 1980), y proviene de la teología calvinista. Antes de esto, no había ni una pizca de ella en el adventismo. De hecho, los adventistas históricos estaban enseñando lo contrario para poder defender a Elena de White.

Error #3: Ataque a la Libertad

Los errores jerárquicos sobre la ordenación atacan la misma esencia de nuestra libertad en Cristo porque quienes apoyan la teología de la primacía buscan obligar a todos a ir contra su consciencia. El espíritu de persecución es la pista más importante para indicar quien está en lo correcto en el debate sobre el género de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. La verdad bíblica debe ser definida basándonos solo en la Biblia y nunca forzando a otros mediante el voto de la mayoría.

Error #4: Ataque a la Igualdad en Cristo

No ordenar a un pastor simplemente debido a su género, es una clara violación de la Creencia Fundamental #14, “Unidad en el Cuerpo de Cristo”. Esta Creencia Fundamental está basada en Gálatas 3:28; Joel 2:29 y Apocalipsis 1:6.

Error #5: Ataque a Elena de White

¿Cómo es posible que tengamos un debate sobre las mujeres en el ministerio cuando la persona más influyente en la historia adventista fue una mujer, cuarenta y cuatro veces ordenada por nuestra iglesia? Elena de White abiertamente declaró que Dios la ordenó y, aunque ella habló de muchas cosas, nunca amonestó a la iglesia por concederle credenciales ministeriales. De hecho, ella hizo justo lo contrario, declarando a menudo que los hombres y mujeres deberían ser iguales en la obra:

  • “Es la compañía del Espíritu Santo de Dios la que prepara a los obreros, tanto mujeres como hombres, para llegar a ser pastores del rebaño de Dios” (El Ministerio Pastoral, p. 54)
  • “Aquellas damas que tienen voluntad de consagrar algo de su tiempo para el servicio a Dios debieran ser encargadas para visitar a los enfermos, atender a los jóvenes y ministrar a los pobres. Debieran ser separadas para esta tarea por la oración y la imposición de manos” (Hijas de Dios, p. 98)
  • “Cuando Dios creó a Eva, quiso que no fuera ni inferior ni superior al hombre, sino que en todo fuese su igual.” (Testimonios para la Iglesia, tomo 3, p. 531).

Para peor, la teología de la primacía es un ataque al ministerio de Elena de White, porque enseña exactamente lo contrario a lo que nuestros pioneros estaban predicando para defender el ministerio de Elena de White.

Error #6: La negación de la interpretación escritural basada en los principios.

A veces se necesita más que una interpretación literal de la Escritura para comprender la verdad. Muchas doctrinas adventistas descansan en esto. Incluso a veces Jesús tomó interpretaciones basadas en principios, como cuando los fariseos lo acusaron de mandar que las personas trabajen (lleven sus literas) en el día Sábado, violando un claro mandato escritural en Jeremías 17:21. A veces un simple “así dice el Señor” de la teología de la primacía no es tan simple.

Error #7: La promoción de otras cabezas en la iglesia además de Cristo.

Incluso aunque Dios ubicó al esposo en una posición de liderazgo amante y servil dentro de la familia, no hay evidencia de que el rol del esposo en la familia se extienda a la iglesia. Sin embargo, la teología de la primacía insiste que esto si sucede, ubicando a los varones en el lugar de Cristo. Cuando ponemos a hombres en una posición jerárquica sobre mujeres en la iglesia estamos diciendo que en efecto los hombres están entre Cristo y las mujeres. Esto es incorrecto porque la Biblia y Elena de White son claros como el agua: Cristo es la única cabeza de la iglesia.

Error #8: Insistir en un orden jerárquico en vez de un flujo de amor

La teología de la primacía enseña un orden jerárquico: Dios es la cabeza sobre Cristo; Cristo es la cabeza sobre el hombre; el hombre es la cabeza sobre la mujer. Sin embargo, estos resultados se obtienen al manipular los escritos de Pablo. Él claramente enseña que el liderazgo no se trata de tener poder, sino de dar la vida, de un flujo de amor. 1 Corintios 11:12 está hablando de origen; el dador de vida. De Dios provino el hombre, y del hombre provino la mujer, y de una mujer provino el hombre. El liderazgo solo indica la fuente o dirección del flujo dentro del ciclo del amor. Cualquier otra interpretación no puede ser encuadrada con la definición más clara del amor: la sumisión mutua, ni tampoco pueden alinearse con Gálatas 3:28.

Error #9: Ignorancia del simbolismo bíblico del matrimonio.

Si nos dirigimos hacia un matrimonio corporativo con Cristo, donde Cristo es la cabeza de todos, o sea el esposo de tanto hombres como mujeres, sin que nadie esté entre medio, entonces veremos la realización de lo que el matrimonio siempre ha simbolizado: una comunidad de todos los creyentes, donde todos son la Novia, enfocándose en el Novio y celebrando los dones, aportes y diferencias de los demás.

Esto no permite que haya lugar para una jerarquía, dado que Pablo dice que ninguna parte del cuerpo es más importante que otra, aunque aparentemente no sea así. Tanto hombres como mujeres, aunque son partes diferentes del cuerpo, están destinados a una revelación experiencial más profunda de los que realmente significa ocupar la misma posición exaltada: la Novia de Cristo.

Dios nos está llevando lejos de las jerarquías, hacia su plan original para el matrimonio. La Inspiración indica con lucidez que los hombres y las mujeres ocupan conjuntamente un rol sacerdotal y ministerial en el cuerpo de Cristo (Apocalipsis 5:9-10). Dicho claramente, Dios nos está llevando de un sistema sacerdotal masculino del Antiguo Testamento a un sacerdocio de todos los creyentes. Es tiempo de seguir al matrimonio hasta su conclusión bíblicos y aceptarnos mutuamente como partes iguales de un mismo cuerpo: el cuerpo de Cristo.

Error #10: Interpretación incorrecta de la Igualdad Eterna de la Deidad.

Al mostrar a la mujer como un ser creado inferior (sujeto o en sumisión) al hombre, la teología de la primacía representa de manera equivocada la relación de la Trinidad al insistir que Cristo está eternamente en sumisión voluntaria a Dios el Padre. La jerarquía dicta que la mujer está eternamente sometida al hombre, y que el hombre está eternamente sometido a Cristo, tal como Cristo está eternamente sometido al Padre.

Sin embargo, esta no es la naturaleza del amor. La sumisión mutua es por definición la naturaleza del amor, y la única manera en la que el amor pude funcionar. El amor no puede funcionar dentro de una jerarquía. La unidad dentro de la Trinidad es el fruto de la sumisión mutua. El Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día tiene esto que decir al respecto:

“Las relaciones interpersonales dentro de la Trinidad proveen el modelo supremo de amor y abnegación para nosotros. Como tal, no proporcionan un modelo para una estructura gubernamental vertical para el liderazgo humanos dentro de la Iglesia” (On the Unique Headship of Christ in the Church: A Statement of the Seventh-Day Adventist Theological Seminary).

Finalmente, quienes creen en la sumisión eterna de Jesús hacia el Padre tienen un problema crítico: Si las mujeres están sujetas a los hombres en perpetuidad de la misma manera que la teología de la primacía afirma que Jesús está sujeto al Padre y por lo tanto no están calificadas para la ordenación, ¿acaso eso no impide la ordenación de Jesús como nuestro Sumo Sacerdote?

Error #11: La interpretación incorrecta de las enseñanzas de Pablo acerca del “marido de una mujer”

Este argumento es usado como la prueba definitiva de que un líder de la iglesia no puede ser mujer. Sin embargo, tal como James White notó, “hombre” y “hombres” en las Escrituras, generalmente se refiere tanto a hombres como a mujeres. Él termina su argumento diciendo “El Libro dice que está “establecido que los hombres mueran una vez” ¿acaso las mujeres no mueren?”.

Es claro que no podemos imponer nuestras opiniones en contra del sentido común y del contexto. Lo que es bueno para uno es bueno para otro.

Error #12: Pasar por alto la mujer de Proverbios 31

Aquí encontramos a una mujer que les da migrañas a quienes defienden la teología de la primacía. Ella es una mujer bíblico fuerte que muchos pasan por alto. La mujer de Proverbios 31 no es sumisa como muchos nos hacen creer que las mujeres deben ser. ¡Ella gobierna su casa! No solo eso, sino que es una mujer de negocios (comerciante), trayendo a su hogar las ganancias para expandir la fortuna de su familia. Esta mujer, que la Biblia idealiza, es una visión de liderazgo e igualdad. Ella sostiene su posición dentro de su familia y comunidad.

Error #13: Interpretación incorrecta de las enseñanzas de Pablo sobre el Pastor como Obispo

Pedro deja en claro que las mujeres pueden ser ordenadas para el puesto de obispo. En 1 Pedro 5:2 él dice a los líderes de las iglesias locales: “cuiden como pastores (poimaino, la misma palabra que se usa en Efesios 4:11) el rebaño de Dios que está a su cargo (episkopeo, la misma palabra para “obispo” en 1 Timoteo 3:2), no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere.”

Por lo tanto, lo siguiente es evidente:

  • Ambos lados del debate están de acuerdo que todos los dones espirituales son inclusivos a ambos géneros (Romanos 12; 1 Corintios 12; Efesios 4).
  • Todos reconocen, además, que uno de esos dones es el de “pastor” (poimen), tal como se enumera en Efesios 4:11 y por lo tanto todos están de acuerdo que las mujeres, al igual que los hombres, pueden ser “pastores”.
  • Y Pedro dice que el “pastor” es uno y el mismo que el “obispo”.
  • Por lo tanto, al conceder que una mujer puede recibir el don espiritual de “pastor” es conceder, si permitimos que la Escritura nos guíe, que una mujer puede ocupar el puesto ordenado de “obispo” para una iglesia local.

Error #14: La continuidad de un sacerdocio exclusivamente masculino

Aunque la teología de la primacía intenta imponer el sacerdocio exclusivamente masculino del Antiguo Testamento sobre la iglesia del Nuevo Testamento, hay varias razones por las cuales esto es inaceptable. Gálatas 3:28 claramente le pone un fin a ese sistema antiguo. ¿Por qué? El sacrificio de Cristo convirtió en obsoleto a todo el sistema sacerdotal del Antiguo Testamento.

Por encima de todo esto, quienes argumenta que la iglesia no debería tener sacerdotisas mujeres en línea con el sacerdocio del Antiguo Testamento, también deben considerar que esta práctica iba más allá del género. Tampoco había sacerdotes de otras razas o incluso de otras tribus en Israel. Si este sacerdocio aun es el modelo a seguir, esto significaría que todos nuestros sacerdotes debieran continuar siendo de la tribu de Leví.

Pero hay una razón más importante por la cual debemos apartarnos del sistema del Antiguo Testamento: para poder aceptar la realidad del Nuevo Testamento de Cristo en nosotros. Si Jesús es un rey y sacerdote y Él será perfectamente representado en y mediante nosotros mediante el poder del Espíritu, entonces todos nosotros tendremos que convertirnos en reyes y sacerdotes. Esto necesariamente eleva a cada miembro del cuerpo de Cristo, independientemente de la condición social, raza o género, a una posición exaltada de reflejar todo lo que Cristo es, incluyendo un rey y un sacerdote. Somos sacerdotes mediante Cristo, distribuyendo su ministerio como sumo sacerdote a otros. No puede haber una jerarquía, desigualdad o denigración de la mujer en esta realidad. Por último, Elena de White claramente declara: “El diezmo debe ser utilizado para aquellos que trabajan en palabra y doctrina, sean hombres o mujeres” (Hijas de Dios, p. 110). En el Antiguo Testamento, ninguna otra persona sino solo los levitas podían usar el diezmo. Esto es una evidencia convincente de que el sacerdocio de todos los creyentes permite que las mujeres sean ordenadas como pastores.

Error #15: Insistencia en que las mujeres estén en silencio.

¿Cómo puede una teología demandar el silencio de las mujeres en una iglesia cuya fundadora más elocuente fue una mujer? Esto realmente, es suficiente evidencia para cerrar este debate.

Uno de los problemas con esta lectura hiper-literal de la Escritura es que no toma en cuenta el contexto en el cual se hizo esta declaración. El contexto de la declaración de Pablo es importante. Esta justo en el medio de una advertencia de Pablo contra el desorden en la adoración y hablar en lenguas sin un intérprete.

En la iglesia primitiva, solo los hombres se sentaban en el santuario, mientras que las mujeres se sentaban en la periferia. Dado que las mujeres no tenían oportunidad de estudiar formalmente, a menudo no comprendía lo que se les decía en el sermón. Esto llevaba a que las mujeres les pregunten a sus esposos el significado de lo que se estaba diciendo y a que sus esposos respondieran. Esto causaba un pandemonio en la iglesia. Esto no tenían nada que ver con prohibir que las mujeres hablen con autoridad en la iglesia. Pablo simplemente estaba tratando un problema de la iglesia local. Esto es la diferencia que una lectura basada en principios puede hacer en la interpretación.

Ahora, hay algunos principios de interpretación bíblica que necesitan ser considerados cuando tratamos con 1 Timoteo 2:9

  • No deberíamos basar doctrinas fundamentales sobre una palabra que aparece solo una vez en los escritos de un autor. Una traducción literal y definitiva de una palabra como authentein es imposible.
  • La interpretación necesita ser consistente a lo largo del pasaje. En otras palabras, el código de vestimenta y las mujeres salvadas al tener hijos no pueden ser instrucciones culturalmente relativas y temporales, mientras que la restricción sobre el ministerio de la mujer es universal y permanente.
  • La interpretación no debería contradecir el resto de las enseñanzas del autor. A lo largo de sus escritos, Pablo apoya la participación de mujeres en la iglesia, lo cual contradice la noción de que las mujeres deben permanecer en silencio.
  • La interpretación no debería contradice las demás enseñanzas del Nuevo Testamento, especialmente las de Jesús. Cristo ni siquiera sugirió que las mujeres debieran tener roles secundarios.
  • Finalmente, si Pablo demandó que las mujeres permanezcan en silencio y en sumisión “tal como la Ley lo dice”, ¿dónde está ese mandato en la ley del Antiguo Testamento? En ningún lado. No está allí, ni en el Pentateuco ni en ningún otro lado. Eso sencillamente no fue lo que Pablo quiso decir.

Todos estos errores son convincentes, y juntos arrojan un rayo irrefutable de verdad sobre la teología de la primacía que en última instancia resultara en su completa derrota.

“No se puede detener el amanecer” -Gerard Winslow

 

 

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