Respuesta a Actitudes Culturales Cambiantes acerca de la Homosexualidad y otras Prácticas Sexuales Alternativas.

Respuesta a Actitudes Culturales Cambiantes acerca de la Homosexualidad y otras Prácticas Sexuales Alternativas.

 

VOTADO, Adoptar el lineamiento para la Iglesia Adventista del Séptimo Día: Respuesta Actitudes Culturales Cambiantes acerca de la Homosexualidad y otras Prácticas Sexuales Alternativas., la cual dice lo siguiente:

LINEAMIENTOS PARA LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA

EN RESPUESTA A ACTITUDES CULTURALES CAMBIANTES ACERCA DE LA HOMOSEXUALIDAD Y OTRAS PRÁCTICAS CULTURALES CAMBIANTES

 

EL IDEAL DIVINO DE LA SEXUALIDAD Y EL MATRIMONIO

Los asuntos relacionados a la sexualidad humana y matrimonio pueden ser vistos en su verdadera luz cuando se contrastan con el ideal divino para la humanidad. La actividad creativa de Dios culminó al hacer a la humanidad a su propia imagen y semejanza como hombre y mujer y al instituir el matrimonio. El matrimonio, como un maravilloso don divino para la humanidad, es una unión física, emocional y espiritual basada en el compromiso de personas de diferente género, la cual en la Escritura es referida como “una carne”. Jesucristo afirmó el matrimonio como monógamo y heterosexual, una unión para toda la vida de compañerismo amante entre un hombre y una mujer. Además, a través de la Escritura esta unión heterosexual matrimonial es elevada como un símbolo de la relación entre la Deidad y la humanidad.

La relación armoniosa de un hombre y una mujer en el matrimonio provee un microcosmo de unidad social que es que ha sido considerado a lo largo del tiempo como un ingrediente central de las sociedades estables. El Creador pretendió que la sexualidad matrimonial no solo cumpla un propósito unificador sino también que produzca gozo, placer y plenitud física. Al mismo tiempo, es, para un esposo y esposa cuyo amor les ha permitido intimar mediante un profundo lazo sexual, la manera en que un niño puede serles confiado. Su hijo, la encarnación viviente de su unidad, debe crecer en una atmósfera de amor matrimonial e unidad, y tener el beneficio de una relación con cada uno de sus padres naturales.

Aunque la unión monógama en el matrimonio de un hombre y una mujer es afirmada como el fundamento establecido divinamente de la familia y de la vida social, y el único lugar moralmente apropiado de expresión sexual íntima, la soltería y la amistad entre solteros también están dentro del diseño divino. La Escritura, sin embargo, ubica una distinción entre la conducta aceptable en relaciones amistosas y la conducta sexual dentro del matrimonio.

Desafortunadamente, la sexualidad humana y el matrimonio han sido corrompidos por el pecado. Por lo tanto, la Escritura no se enfoca solo en los aspectos positivos de la sexualidad humana sino también en las expresiones equivocadas de la sexualidad y su impacto negativo en las personas y la sociedad. Nos advierte de las conductas sexuales destructivas como la fornicación, el adulterio, el incesto y la poligamia (e.g. Mat. 19:1-12; 1 Co. 5:1-13; 6:9-20; 7-10-16, 39; Heb. 13:4; Apo. 22:14-15).

La Iglesia Adventista del Séptimo Día se adhiere sin reserva al ideal divino de las relaciones sexuales amantes, puras y honorables dentro del matrimonio heterosexual, creyendo que cualquier degradación de este elevado estándar es perjudicial para  la humanidad. También cree que los ideales de pureza y belleza del matrimonio, tal como han sido diseñados por Dios, necesitan ser enfatizados. Mediante la obra redentora de Cristo, el propósito original del matrimonio puede ser recuperado, y la placentera y plena experiencia del matrimonio puede ser descubierta por un hombre y una mujer, al unir sus vidas en un pacto matrimonial para toda la vida.

LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD

La Iglesia Adventista del Séptimo Día cree que ha sido concebida por Dios para proclamar el mensaje eterno a todo el mundo, y a invitar a las personas en todas partes a prepararse para la segunda venida de Jesús. La Iglesia lleva a cabo la misión de Dios alrededor del globo, enseñando, predicando, cuidando y sirviendo en más de 200 naciones. La Iglesia Adventista del Séptimo Día no tiene un credo pues cree que sus enseñanzas descansan solo en la autoridad de la Biblia. Sin embargo, si resume estas enseñanzas en una Declaración de Creencias Fundamentales, actualmente siendo 28. La creencia sobre el “Matrimonio y la Familia” es central en el entendimiento de la Iglesia del plan de Dios para ordenar la sociedad humana.

Debido a que los adventistas del séptimo día viven, trabajan, y ministran en todas las partes del mundo, los individuos adventistas del séptimo día y las instituciones mediante las cuales la Iglesia lleva a cabo su misión, se relacionan e interactúan  con todos los niveles del gobierno humano. La Biblia instruye a los cristianos a ser obedientes a las leyes promulgadas por el gobierno civil, y siempre que sea moralmente posible, los miembros adventistas del séptimo día y las organizaciones de la Iglesia buscan someterse a las autoridades gobernantes, incluso mientras buscan consejo legal acerca de cómo responder cuando las exigencias del gobierno están en conflicto con las verdades de la Biblia y las Creencia Fundamentales de la Iglesia.

LA RELACIÓN DE LA IGLESIA CON LA LEGISLACIÓN CIVIL ACERCA DE LA HOMOSEXUALIDAD Y LAS CONDUCTAS SEXUALES ALTERNATIVAS.

La Palabra de Dios está repleta de instrucciones e ilustraciones que se refieren a la relación de los creyentes con la autoridad y la jurisdicción el gobierno civil. Debido a que la Iglesia Adventista del Séptimo Día valora toda la Palabra de Dios como la autoridad suprema sobre la verdad, la doctrina y el estilo de vida, siempre busca reflejar en su enseñanza y práctica todo el mensaje de la Escritura acerca de la interacción apropiada con el gobierno civil. Con este fin, la Iglesia periódicamente le ofrece consejería a individuos, líderes e instituciones eclesiásticas cuando las exigencias del gobierno y las enseñanzas de la Biblia parecen estar en conflicto. Este documento se enfoca en la creciente división entre las promulgaciones de algunos gobiernos civiles y las creencias de la Iglesia Adventista del Séptimo Día acerca de las conductas sexuales aceptables.

Los siguientes principios, aunque no son exhaustivos, apuntalan la aplicación consistente de la Iglesia de las verdades bíblicas en las sociedades y culturas en las cuales opera, y con los gobiernos a los cuales responde. Estos principios son especialmente importantes al proveer para los ministerios y organizaciones de la Iglesia, una respuesta apropiada para cualquier nivel del gobierno civil que puede intentar imponer en la Iglesia sus percepciones de las prácticas sexuales legal y moralmente aceptables.

  1. Todos los gobiernos humanos existen mediante la provisión y el permiso de Dios. El Apóstol Pablo claramente instruye a que los cristianos, como individuos y como iglesia, se ubiquen voluntariamente en sumisión a los gobiernos humanos que han sido ordenados por Dios para preservar las libertades dadas por Dios, promover la justicia, preservar el orden social, y cuidar a los débiles (ver Rom. 13:1-3).

En tanto los gobiernos actúen en concordancia con los valores y principios articulados en la Palabra de Dios, los gobiernos civiles merecen el respecto y la obediencia de los creyentes individuales y de la iglesia corporativa. Donde sea posible, los adventistas del séptimo día y las organizaciones de la Iglesia en un estado o nación determinada buscarán mediante su comportamiento y declaraciones ser consideradas como ciudadanos leales, participando en los derechos y las responsabilidades de la ciudadanía.

Adicionalmente, los creyentes son instruidos a orar por aquellos que tiene autoridad civil (1 Tim. 2:1, 2) para que de esta manera los creyentes puedan practicar las virtudes del reino de Dios.

  1. Aunque la autoridad de los gobiernos humanos es derivada de la autoridad de Dios, las exigencias y jurisdicciones de los gobiernos humanos no son definitivas en última instancia ni para los creyentes ni para la Iglesia. Tanto los individuos como la Iglesia le deben lealtad suprema a Dios mismo. En aquellas ocasiones cuando las exigencias de los gobiernos civiles estén directamente en conflicto y contradigan las enseñanzas de la Palabra de Dios tal como son entendidas por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, tanto la Iglesia como sus miembros están ligados por la misma Palabra de Dios para obedecer a sus preceptos antes que los de un gobierno humano (Hechos 5:29). Esta expresión de elevada lealtad es específica solo a las exigencias del gobierno que están en contradicción a la Palabra de Dios, y no disminuye ni remueve en ninguna manera la obligación de la Iglesia y de los creyentes de vivir en sumisión a la autoridad civil en otros asuntos.
  2. Debido a que los creyentes y la Iglesia organizada disfrutan los derechos y las libertades dadas por Dios y ratificadas por el gobierno civil, pueden participar plenamente en los procesos por los cuales la sociedad organizan la vida social, proveyendo orden público y electoral, así como relaciones civiles estructuradas. Esto puede incluir una clara articulación de la creencias de la Iglesia en cosas tales como (1) la preservación de la libertad de consciencia; (2) la protección de los débiles; (3) la responsabilidad del estado de promover la justicia y los derechos humanos; (4) el estado establecido divinamente del matrimonio entre un hombre y una mujer y la familia que resulta de esa unión; y (5) los valores de los principios saludables dados por Dios y las prácticas al prosperar el bienestar social y económico del estado. Ni los adventistas del séptimo día ni las congregaciones, organizaciones o entidades mediante las cuales ellos se involucran en su misión dada por Dios debería entregar sus privilegios y derechos como resultado de la oposición a su lealtad a la enseñanza bíblica. Con su larga historia de defender la libertad religiosa y la libertad de adoración alrededor del globo, la Iglesia Adventista del Séptimo Día defiende los derechos de todas las personas, de cualquier fe, a seguir los dictados de su consciencia e involucrarse en las prácticas religiosas motivadas por su fe.
  3. Debido a que la Iglesia Adventista del Séptimo Día cree y practica un entendimiento holístico del evangelio de Jesucristo, sus organizaciones evangelísticas, educacionales, publicadoras, médicas y de otros ministerios son expresiones integrales e indivisibles del cumplimiento de la comisión dada por Jesús: “Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todas las cosas que les he mandado” (Mat. 28:19-20). Aunque las congregaciones, ministerios de publicaciones y multimedia, instituciones educativas, hospitales y centros médicos, y otras organizaciones ministeriales parecen compartir ciertas similitudes con otras instituciones sociales y culturales, ellas han estado organizadas históricamente y continúan estando organizadas sobre la base de la fe y la misión. Ellas existen para el propósito expreso de comunicar el conocimiento salvífico de Jesucristo mediante sus diversos métodos e iniciativas, y avanzar la misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y deberían disfrutar todos los privilegios y libertades de acuerdo a la organización religiosa de la cual son parte esencial. La Iglesia Adventista del Séptimo Día vigorosamente afirma y defiende la no-separación de sus diversas formas de misión, e insta a todos los gobiernos civiles a que otorguen a cada una de sus organizaciones y entidades los derechos de consciencia y libertad de práctica religiosa afirmada en la Declaración de Derechos Humanos de los Estados Unidos, y garantizados en la constitución de la mayoría de las naciones en el mundo.
  4. En sus interacciones con los gobiernos y sociedades civiles, tanto la Iglesia como los individuos adventistas del séptimo día deben conducirse como representantes del reino de Dios, exhibiendo sus características de amor, humildad, honestidad, reconciliación, y compromiso a las verdades de la Palabra de Dios. Cada ser humano, sin importar su género, raza, nacionalidad, clase social, fe u orientación sexual, merece ser tratado con respeto y dignidad por la Iglesia Adventistas del Séptimo Día y las entidades y organizaciones mediante las cuales lleva a cabo la misión de Dios. Debido a que se define a su misma como el cuerpo de Cristo, quien “murió por nosotros”, “mientras aún éramos pecadores” (Rom. 5:8), la Iglesia mantiene para sí misma los más elevados estándares de habla y conducta hacia todos los seres humanos. Reconociendo que Dios es el Juez Supremo de todas las personas, la Iglesia cree que todas las personas tienen la oportunidad de ser incluidas en el reino del cielo mientras reconozcan y abandonan su pecaminosidad, confiesen a Cristo como el Señor y acepten su justicia en lugar de la propia, busquen obedecer sus mandamientos, y vivan su vida de servicio. La Iglesia afirma su derecho de describir algunos comportamientos, estilos de vida, y las organizaciones que las promueven como contrarias a la Palabra de Dios. La Iglesia también es responsable, sin embargo, de diferenciar claramente entre su crítica de esas creencias y conductas, y su respeto por las personas que expresan esas creencias y conductas. La Iglesia no tolera, ni permitirá que sus declaraciones públicas en asuntos de preocupación social se caracterizan por despreciar o humillar verbalmente a aquellos con quienes no está de acuerdo. Al ejercer sus libertades, la libre expresión de la Iglesia debe exhibir la gracia que siempre fue vista en Jesús. Se insta a todas las organizaciones y entidades adventistas del séptimo día, así como los miembros individuales de la Iglesia, a expresar su respeto por los individuos o grupos de personas con quienes no estamos de acuerdo debido a nuestra lealtad de la Palabra de Dios. La Iglesia gana credibilidad al involucrarse en difíciles asuntos nacionales y sociales al identificarse claramente como una entidad redentora.

A la luz de los principios anteriores derivados de la Palabra de Dios, la Iglesia Adventista del Séptimo Día busca ofrecer consejería a las congregaciones, organizaciones y entidades eclesiásticas, y aquellos que lideran estas entidades y organizaciones. Los complejos asuntos rodeando las respuestas a los gobiernos civiles a la realidad de la homosexualidad y las prácticas sexuales alternativas en sociedades contemporáneas subrayan la importancia de esta consejería.

LOS DESAFÍOS DE LA LEGISLACIÓN ESTATAL

En un creciente número de naciones, los gobiernos promulgan leyes especiales para evitar lo que ellos consideren conductas discriminatorias. Estas protecciones a veces parecen perjudicar los derechos de libertad religiosa de los pastores, líderes y organizaciones eclesiásticas adventistas del séptimo día de contratar personas, celebrar bodas, ofrecer beneficios laborales, publicar material misionero, realizar declaraciones públicas, y proveer educación hogareña basándose en la enseñanza adventista del séptimo día acerca de la pecaminosidad de las conductas sexuales prohibidas por la Escritura.

A la inversa, en varias naciones, las prácticas homosexuales resultan en duras penas impuestas por la ley. Aunque los miembros e instituciones adventistas del séptimo día pueden apropiadamente defender la preservación del matrimonio heterosexual tal como fue dado por Dios en sus sociedades y códigos legales, es la posición de la Iglesia de tratar a aquellos que practican la homosexualidad u otras conductas sexuales alternativas con el amor redentor que fue enseñado y vivido por Jesús.

LAS LIBERTADES MORALES Y RELIGIOSAS DE LA IGLESIA

La Iglesia Adventista del Séptimo Día alentará a todas sus congregaciones, empleados, líderes ministeriales, organizaciones y entidades a defender las enseñanzas de la iglesia y las prácticas religiosas en la membresía, empleo, educación, y ceremonias matrimoniales de la Iglesia. Estas enseñanzas y prácticas basadas en la fe, fundamentadas en las instrucciones de la Biblia acerca de la sexualidad humana, son igualmente aplicables a las relaciones heterosexuales y homosexuales. Es inconsistente con el entendimiento de la Iglesia de la enseñanza bíblica admitir o mantener en la membresía a personas que practican conductas sexuales incompatibles con las enseñanzas de la Biblia. Tampoco es aceptable que pastores o iglesias adventistas celebren bodas o provean de establecimientos para parejas del mismo sexo.

Al mantener estos estándares escriturales, la Iglesia confía en las exenciones religiosas usualmente extendidas por el gobierno civil a las organizaciones religiosas y sus ministerios afiliados de organizarse a sí mismas de acuerdo a su entendimiento de la verdad moral. La Iglesia también intentará proveer consejos legales y recursos a líderes, organizaciones y entidades eclesiásticas para que puedan operar en armonía con su entendimiento bíblico de la sexualidad humana.

Se les recomienda a los líderes de las congregaciones y ministerios, y a los empleados e instituciones de la Iglesia que lean con atención las políticas existentes de la Iglesia acerca de la membresía, la contratación y la educación para asegurar que las prácticas locales estén en armonía con las enseñanzas expresas de la Iglesia acerca de la conducta sexual. La expresión y aplicación consistente de las políticas organizacionales y las enseñanzas acerca de tales conductas serán una característica clave al mantener las exenciones religiosas normalmente garantizadas por los gobiernos civiles.

TOMA DE DECISIONES BASADA EN LA FE AL CONTRATAR Y EMPLEAR

La Iglesia Adventista del Séptimo Día afirma y se reserva el derecho de que sus entidades contraten empleados de acuerdo a la enseñanza bíblica acerca de las conductas sexuales compatibles con la enseñanza de la Escritura tal como es entendida por la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Mientras que cada institución y ministerio opera en su propia sociedad y clima legal, cada una también expresa el sistema de creencias y enseñanzas globales de la Iglesia global. La Iglesia mantiene el derecho de estos ministerios e instituciones de tomar decisiones basadas en la enseñanza de la Escritura y provean revisiones legales de leyes y ordenanzas relevantes.

Donde sea posible y viable, la Iglesia continuara defendiendo, tanto legislativamente y en las cortes de la ley, su preferencias religiosas de prácticas de contratación y empleo preferencial para sí misma y sus ministerios.

LA IGLESIA Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

La Iglesia afirma el derecho de expresar su compromiso a la verdad bíblica mediante los comunicados que se hacen disponibles para sus miembros y los diversos públicos. Así como defender los derechos de libertad de expresión de sus empleados para expresar la enseñanza de la Iglesia acerca de la conducta sexual en ambientes públicos, incluyendo servicios de adoración, reuniones evangelísticas, salones de clase, y foros públicos. Los líderes de la Iglesia aceptar la responsabilidad de mantenerse a ellos mismos y a los empleados de la Iglesia informados acerca de las regulaciones gubernamentales acerca de las expresiones aceptables e invitar revisiones legales periódicas de como esas regulaciones afectan la misión de la Iglesia. Quienes sean responsables de la comunicación oficial de la Iglesia, y aquellos que prediquen y enseñen deben enfatizar la importancia de  rendir todos sus comportamientos, incluyendo el sexual, al poder transformador de Jesucristo. El estándar, tanto para el material publicado como para las declaraciones públicas, acerca de las conductas legales debe ser ampliamente comprensible, y tanto claro como respetuoso, expresando las verdades bíblicas con la amabilidad de Jesús.

EL COMPROMISO DE LA GLESIA DE CAPACITAR Y EVALUAR LEGALMENTE

Para alcanzar una aplicación consistente de un estándar “claro y respetuoso” en sus ministerios, la Iglesia insta a todos sus ministerios, incluyendo los ministerios pastorales y evangelísticos, ministerios educacionales, ministerios de publicaciones y multimedios, ministerios médicos y de salud, entre otros, a periódicamente proveer capacitación y consejería a los empleados que interactúen con el público mediante los medios de comunicación y las presentaciones públicas. Esta capacitación debería incluir una evaluación de las leyes nacionales o locales acerca de la expresión pública acerca de las conductas sexuales, y ejemplos de maneras apropiadas de comunicar las creencias y enseñanzas de la Iglesia.

Estos lineamientos fueron aprobados y votados por la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Concilio Primaveral de 2014.


Fuente: https://www.adventist.org/es/informacion/declaraciones-oficiales/guidelines/article/go/0/responding-to-changing-cultural-attitudes-regarding-homosexual-and-other-alternative-sexual-practice/


 

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