Latinoamérica apoya por estrecho margen la ordenación de la mujer

Latinoamérica apoya por estrecho margen la ordenación de la mujer

Por Hugo F. Chinchay

 

Una encuesta fue llevada a cabo recientemente en miembros latinoamericanos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. De los 542 participantes, 52% están a favor de la ordenación de la mujer y 48% no están a favor. Además, de quienes no están a favor de la ordenación de la mujer, el 20% está dispuesto a permitir que otros territorios lo hagan, lo cual aumenta el favoritismo en general. Esta encuesta voluntaria claramente muestra un resultado diferente al del voto de los líderes latinoamericanos en el congreso de la Asociación General del 2015.

Mientras que la iglesia mundial ha estado debatiendo este tema durante años y mayormente sabemos solo lo que la administración ha votado, esta encuesta fue llevada a cabo para intentar ver si la opinión de los laicos, y tal vez la de algunos pastores locales, podían o no reflejar el mismo sentimiento. El resultado está a la vista y estoy personalmente sorprendido con este resultado inesperado. Yo estaba preparado para explicar un resultado negativo, pero supongo que ahora tendré que cambiar mi análisis.

Reconozco que hay limitaciones en la validez y en el valor de esta encuesta, y estaría contento si la Asociación General llevara a cabo una encuesta formal y científica para Latinoamérica. Pero mientras tanto, analizaremos varias áreas de investigaciones que intenté abordar y que podrían haber influenciado de alguna manera el resultado final.

Primero, abordé el tema de los roles del hombre y la mujer en el hogar. Se les preguntó a las personas que organicen del uno al seis en orden de importancia cada rol nombrado. Encontramos que el 79% piensa que cuidar de los niños es el rol número uno o dos en importancia para las mujeres, comparado con solo el 48% para los hombres. Una gran sorpresa fue que solo el 7 por ciento piensa que las tareas domésticas son lo más importante para las mujeres, comparado con solo el 4% para los hombres, y estos fueron los roles considerados de menor importancia para ambos. Solo el 16% por ciento piensa que es importante que las mujeres estudien, mientras solo el 11% piensa que es importante para los hombres. El 13% piensa que trabajar fuera del hogar es importante para las mujeres, comparado con el 41% para los hombres. Un notorio 76% piensa que las mujeres deberían ser una guía espiritual en el hogar, comparado al 87% que piensa que los hombres deberían ser la guía espiritual.

Resultados de esta serie de preguntas muestran un patrón conocido en la cultura latinoamericana: la principal responsabilidad de las mujeres consiste en el cuidado de los niños, y los hombres deben trabajar fuera del hogar y ser la guía espiritual. Esto es contrario a la cultura europea y norteamericana donde estos roles son tratados con más igualdad y usualmente son compartidos. “Oportunidades iguales para las mujeres y hombres es un principio contractual y, por lo tanto, una condición de membresía de la Unión Europea”.[1]

La siguiente pregunta trata acerca de los derechos de las mujeres en general. Los resultados son sorprendentemente positivos. Cuando se les preguntó a los encuestados acerca de derechos básicos, las respuestas fueron las siguientes: Derecho al voto (100%), derecho a estudiar (100%), derecho a un nivel equitativo de empleo (96%), derecho a la misma paga (98%), derecho a gobernar (89%).

Estos resultados ponen a Latinoamérica a la par de países desarrollados. Aparentemente, la mentalidad patriarcal está siendo dejada atrás, al menos en lo que se refiere a derechos básicos. Sin embargo, cuando se llega a las mujeres en la iglesia, el apoyo no es tan abrumador como se esperaría. Veremos si algunos de los demás temas abordados con el resto de las preguntas tienen algo que ver con esto.

La siguiente serie de preguntas tratan con la comprensión de la autoridad de la Asociación General. Cuando se les preguntó si la Asociación General tienen autoridad sobre la membresía de la iglesia local, el 65% respondió incorrectamente diciendo que tiene una autoridad total o parcial, y solo el 34% de los encuestados estuvo en lo correcto al responder que no tiene autoridad.[2] Acerca de la doctrina de la iglesia, el 94 por ciento tuvo razón al responder que la AG tiene autoridad parcial o total. Alrededor del 75% también piensa que la AG tiene plena o parcial autoridad en la organización de las iglesias, y solo el 24% estuvo en lo correcto al decir que no lo tiene.

Acerca del Manual de Iglesia, el 96% respondió correctamente al decir que la AG tiene completa o parcial autoridad. No obstante, en lo que respecta a la ordenación ministerial, el 96% piensa que la AG tiene autoridad total o parcial, aunque esto no es verdad de acuerdo a la reorganización de la iglesia de 1901.[3] Tal vez la falta de comprensión sobre quien tiene autoridad en nuestro sistema de gobierno es el principal factor que contribuye a la confusión y la lucha de poder en nuestra iglesia.

Una leve mayoría de latinoamericanos (54%) comprende el concepto de modelo representativo de nuestra organización cuando respondieron correctamente al decir que la autoridad de la iglesia está distribuida en los diferentes niveles con barreras de autoridad total. Sin embargo, casi un tercio (32%) piensa que toda la autoridad reside en la Asociación General, mientras que el 15% no entiendo el sistema o está confundido al respecto. Esto significa que el 46% no comprende bien la estructura de la Iglesia. Podemos deducir, basados en las últimas dos seres de preguntas acerca de la autoridad y la organización, que debido a la confusión de cómo está distribuida la autoridad de la iglesia, un modo de gobierno de autoridad vertical, que es culturalmente familiar, está siendo puesto en práctica. De esta manera, de acuerdo a estas respuestas, el manejo de los asuntos de la iglesia es llevado a cabo bajo el modelo más familiar y culturalmente aceptado, en vez de como se supone que el sistema debe funcionar,

La siguiente sección trata de un elemento clave en la ordenación. Nosotros preguntamos: “¿Quién hace el llamado al ministerio?” El 65% respondió correctamente que es Dios quien llama a los individuos al ministerio, mientras que el 30% respondió que Dios hace el llamado y la iglesia lo confirma. Esto provoca la pregunta, si el 95% (65% + 30%) piensa que Dios hace el llamado, ¿por qué solo el 52% aprueba la ordenación de la mujer? ¿Es Dios o los hombres (la Iglesia) quien hace el llamado? Si estamos realmente convencidos de que Dios es quien hace el llamado al ministerio ¿por qué lo cuestionamos? ¿Acaso la iglesia tiene autoridad sobre Dios en este asunto? ¿Es la cultura de uno lo que los ciega acerca de la posibilidad de que Dios está llamado a mujeres al igual que lo hace con hombres? Estas son preguntas inevitables y políticamente suicidas, pero siento la responsabilidad de preguntarlas basada en las respuestas dadas en esta encuesta.

Nuestros amigos católicos teológica y administrativamente le asignan niveles diferentes de “autoridad espiritual” a sus sacerdotes. Cuanto más alto es el nivel, más elevado el poder espiritual. La escalera se detiene en el Papal, que es el “representante de Dios” sobre la tierra y la máxima autoridad en la tierra y en la iglesia.[4] ¡Nosotros los adventistas no creemos en niveles de poder y ciertamente no creemos en niveles de espiritualidad![5] ¿O si lo hacemos? De acuerdo a las respuestas de la encuesta, el 49% (10 totalmente de acuerdo y 30% parcialmente de acuerdo) de los latinoamericanos creen que la ordenación “eleva” a la persona a un nivel espiritual privilegiado. Esto es alarmante, pero talvez la respuesta se encuentre en la elevada influencia de una cultura católica que atraviesa a Latinoamérica en general.[6] Por otro lado, es aliviador saber que el 51% no piensa de esa manera. Estos porcentajes reflejan el mayor paralelo a la pregunta de la ordenación de la mujer al ministerio (52% a favor, 48% en contra). Podríamos decir, entonces, que en lo que se refiere a asuntos eclesiásticos, ¿tal vez estemos siendo influenciados por la cultura, es decir, por la teología católica de la ordenación?

La siguiente pregunta, aparentemente coincide con las presuposiciones de la pregunta anterior, con un elevado apoyo (80%) de la ordenación de la mujer como un asunto teológico. La pregunta es, ¿qué clase de teología? Por el otro lado, años de estudios llevados a cabo por la Iglesia, incluyendo al menos uno realizado por una comisión especial sobre la Teología de la Ordenación (TOSC)[7] no han producido un consenso sobre si es o no un asunto teológico.

Lo que realmente hace que todo esto sea intrigante es la respuesta a la siguiente pregunta, donde el 64% (27% totalmente de acuerdo + 37% parcialmente de acuerdo) respondieron que la ordenación de la mujer es solo un asunto administrativo. Ahora, ¿cómo explicamos el hecho de que el 80% en la pregunta anterior diga que esto es un asunto teológico y ahora el 64% diga que es solo un asunto administrativo? ¿Hay sentimientos mezclados acerca de cómo manejar la actual situación en nuestra iglesia? ¿O algunas personas querían votar dos veces con dos opciones diferentes que no se relacionan? No sé cómo interpretar esta reacción mixta.

Finalmente, como una manera de informar a quienes están en contra de la ordenación de la mujer, la mayoría de los latinoamericanos (80%) no creen que la ordenación de la mujer esté relacionados a la homosexualidad. Esta es otra respuesta sorprendente, dado que varios personajes han usado este argumento en sus esfuerzos para obtener más apoyo. Esta encuesta desea abordar este punto y los resultados son muy claro: este argumento no es efectivo, al menos con latinoamericanos.

Las respuestas a la encuesta fueron reunidas entre el 3 de marzo al 3 de abril de 2017. Las preguntas fueron distribuidas mediante varios grupos latinoamericanos adventistas de Facebook, y mediante páginas de la iglesia. Estos grupos reflejan una representación general de miembros de la iglesia sin puntos de vista predominantes sobre este asunto. Se realizó un esfuerzo especial para utilizar grupos y páginas de la iglesia que sean grandes en vez de pequeñas, para tener un enfoque con menor subjetividad. También se realizó un pedido voluntario para que compartan esta encuesta entre amigos. Esta encuesta estuvo dirigida a latinoamericanos que viven en Latinoamérica, y se excluyó a latinoamericanos que vivieran en los EEUU. Los porcentajes proporcionados en este análisis filtraron a cualquier que actualmente resida en los EEUU para poder obtener un resultado más exacto.

Los países con más participantes fueron los siguiente: México (25%), Argentina (25%), Perú (21%), Chile (6%), Colombia (5%), Paraguay (3%), Bolivia (2%), Brasil (2%), El Salvador (2%). El resto de los países combinados representan el 13%. Adicionalmente, el 98% de los encuestados son miembros de iglesia bautizados. A quienes no lo son (2%) se les agradeció cortésmente por su interés en la encuesta, pero no se les permitió responder las preguntas.

El 56% de los encuestados fueron hombres y el 44% fueron mujeres. De quienes participaron, el 57% eran casados, el 37% solteros, y solo el 6% eran divorciados, separados o viudos. El 17% de los encuestados tenían una educación secundaria completa, mientras que el 82% eran profesionales (tecnicaturas, licenciaturas, maestrías o doctorados). El 49% ha sido un miembro bautizado de la iglesia adventista por más de 21 años. El 62% nació en un hogar adventistas, y un 24% proviene de un trasfondo católico. El 72% no trabaja formalmente para la iglesia, mientras que el 28% lo hace, ya sea como pastor o en un rol administrativo.

Esta encuesta fue llevada a cabo originalmente como un cumplimiento parcial de la clase “Asuntos contemporáneos de teología”, por John Webster, PhD, profesor en La Sierra University,  HMS Richards Divinity School, para fundamentar un documento titulado: Cultural Influence in Church Policy: The Role of Culture and Its Influence in Church Leadership and Politics in Latin America.”


Sobre el autor: Hugo F. Chinchay Sr. MBA, actualmente trabaja como Gerente de Operaciones Administrativas en la Facultad de Religión de la Universidad Loma Linda.


Referencias

[1] http://archiv.eurotopics.net/en/home/presseschau/archiv/magazin/gesellschaft-verteilerseite/frauen-2008-3/artikel_erbe_frauen_gleichberechtigt/

[2] “La Junta Directiva de la iglesia no tiene autoridad para votar una carta de traslado ni para recibir a miembros de otra iglesia por carta. Sus facultades, en este asunto, se limitan a hacer recomendaciones a la iglesia. El voto sobre todas las transferencias de miembros, favorable o desfavorable, debe ser tomado por la iglesia. (Véase la p. 51). El secretario no tiene autoridad para eliminar o añadir nombres a la lista de miembros sin el voto de la iglesia, excepto cuando un miembro solicita por escrito la exclusión de su feligresía de la iglesia; en ese caso, la Junta Directiva debe acatar la solicitud” Manual de Iglesia Adventista del Séptimo Día, edición 2015, p. 53-54.

[3] “The Role of Union Conferences in Relation to Higher Authorities” en Spectrum Magazine website, 7 e octubre de 7, 2016. http://spectrummagazine.org/article/2016/10/07/role-union-conferences-relation-higher-authorities

[4] “Roman Catholicism – Structure of the Church” en Encyclopedia Britannica, versión online: https://www.britannica.com/topic/Roman-Catholicism/Structure-of-the-church

[5] TOSC “Consensus Statement on a Seventh-day Adventist Theology of ordination” (Declaración votada en le Congreso de la Asociación General, San Antonio, TX, el 8 de julio de 2015) También puede ser encontrada bajo “Statements”: Adventist Archives, General Conference Website: https://www.adventistarchives.org/gc-tosc

[6] Es sabido que Latinoamerica fue conquistada por España con Cristóbal Colón y ellos impusieron el catolicismo bajo pena de muerte mediante la inquisición a aquellos que se negaban a aceptarla o hablaban en su contra.

[7] https://www.adventistarchives.org/gc-tosc

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