La ordenación de la mujer y el concepto de la verdad presente

La ordenación de la mujer y el concepto de la verdad presente

Por David Penno

El concepto de verdad presente es un elemento clave de la teología adventista del séptimo día. Nuestra creencia es que Dios continuamente revela nueva luz a medida que obedecemos la verdad que ya comprendemos. De esta manera, en la década de 1830 y 1840 el movimiento millerita construyó sobre las verdades que estaban establecidas desde la Reforma y aumentó el entendimiento y conocimiento de la voluntad de Dios tal como estaba revelado en la Biblia.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día nació de un grupo de milleritas que continuaron estudiando, reflexionando y orando, por lo que recibieron “nueva luz” en asuntos como el sábado, el estado de los muertos, etc. Incluso aunque Uriah Smith y otros no creían en la plena divinidad de Cristo, continuaron estudiando y dialogando en la iglesia y la influencia de Elena de White en libros como El Deseado de Todas las Gentes llevó a la iglesia a aceptar oficialmente la doctrina de la Trinidad.

Han existido ocasiones cuando la iglesia revisó sus enseñanzas en ciertas áreas, a medida que la comprensión de la Biblia se hacía más clara. El consumo de carnes impuras es un ejemplo de este cambio en pensamiento y práctica.

El principio de la verdad presente

Actualmente, los intentos de defender el adventismo histórico a menudo son practicado de manera incorrecta. La idea de que lo que los adventistas creían y practicaban ciento cincuenta años atrás es exactamente lo que deberíamos creer y practicar hoy en día es en realidad una negación del concepto de verdad presente. Nuestros pioneros eran impulsados por la idea de que había más para aprender, que nuestra obediencia a la Palabra de Dios está en constante desarrollo.

El cambio es un elemento esencial de la verdad presente. Por lo tanto, debemos esperar que las cosas cambien a medida que Dios revela verdad presente para cada generación. Resistir el cambio solo porque es diferente a nuestras normas históricas es negar el principio de la verdad presente.

Cuando discutimos el tema de la ordenación de la mujer al ministerio pastoral, no deberíamos evitar el tema simplemente porque es un cambio de lo que ha sido nuestra práctica histórica. Hemos cambiado periódicamente nuestras creencias y prácticas a lo largo de nuestra historia, siempre basados en el principio de la verdad presente.

Aparentemente Elena de White y los otros pioneros no pasaron mucho tiempo oponiéndose a la idea de la ordenación de la mujer, aunque tampoco hablaron mucho en favor. ¿Es posible que este asunto no era verdad presente en su tiempo? ¿Es posible que actualmente sea un asunto en el que Dios desea que avancemos? No estoy sugiriendo que esta es una evidencia en favor de la ordenación de la mujer es una verdad presente para la actualidad, pero ¿no deberíamos al menos considerar la posibilidad de esto?

Necesitamos conceder que el hecho que no se haya practicado previamente la ordenación de la mujer en el pasado no es un argumento en contra de adoptarla actualmente. Deberíamos estar dispuestos a darle una oportunidad justa sin descartarla antes de considerarla cuidosamente.

Una actitud de apertura

Realmente estoy hablando más acerca de actitud que de razonamiento. Hemos estudiado este tema una y otra vez por décadas y continuamos haciéndolo. Lo que estoy sugiriendo es que, además de estudiar y razones, tengamos también una actitud de apertura. Ya sea que la iglesia decida adoptar o no esta práctica, siempre deberíamos estar abiertos a la posibilidad de que Dios está llevando a la iglesia a un nuevo territorio a medida que busca aumentar la verdad y las prácticas correctas entre su pueblo.

En cualquier discusión la evidencia debería llevarnos a las conclusiones. Pero a veces la actitud previa que tenemos nos puede llevar a ignorar o rechazar elementos clave de la evidencia que no concuerdan con nuestra posición personal. El principio de la verdad presente debería llevarnos a considerar de manera honesta toda la evidencia, incluso la que no nos agrada. Este enfoque no garantiza el consenso, pero ayuda a hacerlo más probable. Por supuesto, son casos raros cuando todos concuerdan en algo, pero necesitamos movernos hacia el diálogo serio para resolver asuntos importantes.

El modelo de Hechos 15

Soy de la opinión que ha llegado el momento para resolver el asunto de la ordenación de la mujer. Como muchos han indicado, Hechos 15 proporciona un modelo donde la iglesia permitió diferencias de prácticas, aunque se mantuvo como un cuerpo unido. Tal vez la verdad presente para la actualidad es que los miembros de la Iglesia Adventista necesitan darse mutuamente la libertad de ministrar en la manera que sea mejor para su propia cultura.

En Hechos 15 los cristianos de origen judía, que formaban la mayoría en la iglesia, creían que los cristianos deberían guardar todas las leyes mosaicas, mientras que una minoría creía que los cristianos de origen gentil no necesitaban hacerlo. Pero el Espíritu Santo estaba dando claras evidencias mediante el ministerio de Pablo y Bernabé que aceptaba a los creyentes que no necesitaban guardar leyes mosaicas (por ejemplo, el caso de Cornelio y su familia). La decisión tomada por los líderes de la iglesia permitió a la iglesia permanecer unida a pesar de sus diferencias teológicas y culturales.

¿Acaso no vemos el mismo tipo de evidencia actualmente en el ministerio pastoral de mujeres en China y en otros países occidentales? Tal vez el tiempo ha llegado para permitir la ordenación de la mujer donde sea útil, pero sin exigirla en todos lados. Quizás un espíritu de libertad en unidad es la “verdad presente” mayor que el Señor desea que apropiemos.


Fuente: https://www.memorymeaningfaith.org/blog/2013/05/womens-ordination-present-truth.html

 

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