1985 – Congreso de la AG

Entre el 27 de Junio y el 6 de Julio de 1985 se realizó el 54º Congreso de la Asociación General en la ciudad de New Orleans, EEUU.

En total 2044 delegados de todas partes del mundo se reunieron para esta reunión administrativa, que de cierta manera también es una fiesta espiritual.

Este Congreso de la AG fue el segundo que trató el tema de la ordenación de la mujer. Lamentablemente no hay registro de cuantas personas aprobaron la moción (que se encuentra más abajo), ni porcentajes o estadísticas de la composición de los delegados. Sin embargo, si quieres ver la lista completa de los nombres de los delegados haz click aquí.

A continuación se presenta la traducción al español de las Actas del Congreso.


ACTAS DEL CONGRESO

“K. J. MITTLEIDER: El Pastor Wilson nos traerá ahora un reporte de la comisión nombrada para estudiar el rol de la mujer en la iglesia.

NEAL C. WILSON: Un estudio extenso fue hecho hacia finales de 1979 en Norteamérica acerca de los sentimientos de las miembros de la iglesia sobre mujeres sirviendo como ancianas locales, siendo ordenadas al ministerio evangélico y sirviendo como diaconisas. Este estudio fue archivado en la oficina del presidente y se convirtió en el tema de debate y evaluación durante uno o dos años que siguieron. Ciertos cambios fueron hechos alrededor de 1977 alrededor de Norteamérica, fue hecho posible para que individuos que habían completado la capacitación ministerial y del seminario sean invitados a las asociaciones como pastores licenciados (no como pastores ordenados), y ser asignados a una iglesia particular. Tales personas también fueron ordenados como ancianos locales.

Los Concilios Anuales de 1976, 1977 y 1978 también establecieron que las mujeres deben ser alentadas a buscar capacitación en trabajos ministeriales para ayudar a la misión evangelística de la iglesia. Mientras que no son elegibles para la ordenación, ellas pueden ser usadas como asociadas en el cuidado pastoral. Hubo debates entonces acerca de que designación debería ser empleada. En ese momento no fue contemplado que esto llevara a la ordenación, sino que estas personas recibieran credenciales misioneras.

Con ese aliento, algunas excelentes señoritas fueron capacitadas en nuestros colegios. Ellas ciertamente tuvieron un profundo compromiso para servir en roles pastorales, y muchas de ellas han sido bendecidas con talentos que parecen elogiarlas.

Estas provisiones no traspasaron Nortemamérica, incluso aunque los Concilios Anuales abrieron el camino para que otras divisiones lo endosaran si lo preferían. Casi todas las otras divisiones sintieron que el tiempo no era apropiado.

Con este estímulo, las señoritas completaron la universidad y recibieron un estipendia para capacitación en el seminario. Ellas completaron sus estudios de la mismas manera que los jóvenes varones lo hicieron. Ellos fueron llamados a servir en un rol ministerial. Pero las señoritas recibieron licencias misioneras o licencias de pastoras comisionadas; y los varones recibieron una licencia ministerial, lo cual presupone que se movían a la ordenación. Se volvió un poco difícil justificar la diferencia entre las credenciales dadas a las señoritas y aquellas dadas a los varones, en todas las otras cosas eran iguales. Esta era una situación bastante difícil y vergonzosa para la iglesia.

La Unión de Columbia solicitó que la Asociación General mirara el problema y que, con la División Norteamericana, intentaran llegar a una determinación. Así que en respuesta a este pedido, la Asociación General estableció una comisión para que mirará todo este asunto. Estuvo compuesto por 66 individuos, 14 de los cuales eran mujeres.

Cada división de la Asociación General estuvo representada e hizo una contribución. Este reporte particular de 24 páginas contiene los resultados de su estudio. Esta comisión fue una de las más productivas que hemos tenido en mucho tiempo. Se aprendió mucho. Fue bastante evidente por los reportes de las divisiones que en este tiempo no hay un apoyo fuerte por la ordenación de la mujer. También fue muy evidente desde el reporte que estamos preparados para movernos juntos.

Hubo mucha preocupación por parte de la comisión de que el ministerio no debe ser fragmentado. En la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la ordenación ministerial es universal, aceptada en todos los lugares del mundo.

La comisión traerá varias recomendaciones al congreso de la Asociación General.

K. J. MITTLEIDER: Ahora le pediré al secretario que lea las recomendaciones.

J. W. BOTHE: Propongo que aprobemos las siguientes recomendaciones:

“1. No tomar ninguna acción definitiva en esta ocasión acerca de la ordenación de la mujer al ministerio evangélico.

2.Mantener la posición actual de la Iglesia sobre este asunto.

3. Preparar más estudios bíblicos y otros, sobre la cuestión de ordenar mujeres mediante la asignación de temas específicos a eruditos teólogos para investigación.

4. Asignar a un comité representativo especial la discusión de los documentos salientes de dicha investigación el cual será programado para reunirse a principios de 988, sus hallazgos serán presentados en un reporte a la Reunión Primaveral de 1988 del Comité de la Asociación General y subsecuentemente al Concilio Anual de 1989, momento en el cual todo el asunto será revisado.” [La Moción fue secundada y aprobada].

K. J. MITTLEIDER: Ahora pasaremos a la siguiente recomendación.

J. W. BOTHE: Propongo la adopción de lo siguiente:

“1. Instar a una acción afirmativa para que la participación de las mujeres en la obra de la Iglesia sea un plan prioritario con los líderes de la iglesia, y pedirles a los líderes que usen su influencia ejecutiva para abrir a las mujeres todos los aspectos del ministerio en la Iglesia que no requieran ordenación.

2. Dar especial énfasis a la obra de los Instructores Bíblicos, tanto hombres como mujeres, y urgirlos a que los administradores de las asociaciones y misiones restauren esta categoría ministerial como algo importante y que le otorguen el reconocimiento apropiado en la obre de la Iglesia.

3. Reconocer la conveniencia de un pastor y su esposa trabajando juntos como un equipo y la fortaleza espiritual que resultara mediante un esfuerzo combinado, e instar que este concepto sea más estudiado, junto con el desarrollo de un plan financiero y un programa de entrenamiento que apoyará su implementación donde sea viable.

4. Reconocer que existe una gran necesidad de educar a nuestro pueblo acerca de los principales roles que una mujer puede cumplir en la obra de Dios sin ordenación y pedirles que planes específicos para satisfacer esta necesidad sean desarrollados y presentados en el Concilio Anual [Otoñal] de 1985” [La Moción fue secundada y votada]


 

RESOLUCIÓN VOTADA

” ORDENACIÓN DE LA MUJER AL MINISTERIO EVANGÉLICO

VOTADO, 1. No tomar ninguna acción definitiva en esta ocasión acerca de la ordenación de la mujer al ministerio evangélico.

2.Mantener la posición actual de la Iglesia sobre este asunto.

3. Preparar más estudios bíblicos y otros, sobre la cuestión de ordenar mujeres mediante la asignación de temas específicos a eruditos teólogos para investigación.

4. Asignar a un comité representativo especial la discusión de los documentos salientes de dicha investigación el cual será programado para reunirse a principios de 988, sus hallazgos serán presentados en un reporte a la Reunión Primaveral de 1988 del Comité de la Asociación General y subsecuentemente al Concilio Anual de 1989, momento en el cual todo el asunto será revisado.

PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES EN LA OBRA DE LA IGLESIA

VOTADO, 1. Instar a una acción afirmativa para que la participación de las mujeres en la obra de la Iglesia sea un plan prioritario con los líderes de la iglesia, y pedirles a los líderes que usen su influencia ejecutiva para abrir a las mujeres todos los aspectos del ministerio en la Iglesia que no requieran ordenación.

2. Dar especial énfasis a la obra de los Instructores Bíblicos, tanto hombres como mujeres, y urgirlos a que los administradores de las asociaciones y misiones restauren esta categoría ministerial como algo importante y que le otorguen el reconocimiento apropiado en la obre de la Iglesia.

3. Reconocer la conveniencia de un pastor y su esposa trabajando juntos como un equipo y la fortaleza espiritual que resultara mediante un esfuerzo combinado, e instar que este concepto sea más estudiado, junto con el desarrollo de un plan financiero y un programa de entrenamiento que apoyará su implementación donde sea viable.

4. Reconocer que existe una gran necesidad de educar a nuestro pueblo acerca de los principales roles que una mujer puede cumplir en la obra de Dios sin ordenación y pedirles que planes específicos para satisfacer esta necesidad sean desarrollados y presentados en el Concilio Anual [Otoñal] de 1985”

 

Fuentes:

Aquí abajo se encuentran las resoluciones votadas, la lista de delegados y las actas originales completas del Congreso de la Asociación General de 1985 en inglés.

Actas del Congreso de la Asociación General de 1985 – 15º Reunión, 5 de Julio de 1985 (ver páginas 14-15 de este PDF)

Votos del Congreso de la Asociación General de 1985 en New Orleans (ver páginas 124-125 de este PDF)

Adventist Review, 27 de Junio de 1985 (ver páginas 21-27 de este PDF)