Arqueólogos descubren pistas acerca mujeres en el cristianismo primitivo

En 2014, un equipo arqueológico de la Universidad de Andrews comenzó a excavar el cementerio de una basílica del cuarto siglo y sus alrededores, en un asentamiento conocido como San Miceli. El objetivo era investigar el surgimiento del cristianismo en la antigüedad tardía. El sitio, ubicado en Salemi, en el oeste de Sicilia, Italia, preserva los restos de una de las iglesias cristianas más antiguas que se conoce. Y fue descubierta por el arqueólogo Antonio Salinas en 1893. Durante los últimos cinco años, el equipo de la universidad ha desenterrado tres períodos diferentes de ocupación del edificio de la iglesia (que van del siglo cuarto al sexto); un bautisterio, un cementerio adyacente (necrópolis), y una villa rústica cercana. Mientras revisaban los reportes de excavaciones previas, notaron algo particularmente interesante acerca de la tumba 54.

Esta tumba está ubicada en frente al altar, al lado de la tumba de un sacerdote, dentro de la Basílica de San Miceli. Esto era algo inusual, ya que las tumbas frente al altar estaban reservadas para líderes religiosos. Dentro de esta tumba, los arqueólogos encontraron la sepultura de una mujer. El mosaico que cubría la tumba había sido destruido, haciendo imposible saber su identidad, pero sus huesos y símbolos religiosos estaban intactos. La eliminación de su identidad no estuvo motivada por el saqueo, pues en ese caso los artefactos religiosos hubieran sido robados. La ubicación de su sepultura y los artefactos religiosos mostraban que ella había sido una próspera líder de la iglesia.

Desde que comenzaron a trabajar en la excavación, los arqueólogos de la Universidad de Andrews han descubierto las tumbas de muchas otras mujeres cerca de la basílica. Esto es comprensible, porque el cristianismo creció más rápido entre las mujeres en la época greco-romana, por lo que había más mujeres que hombres en la Iglesia Primitiva. Además, se esperaba que las mujeres prósperas ayudaran a los menos privilegiados. Este mecenazgo femenino era honrado al sepultar a estas mecenas. El sistema de mecenazgo continuaba cuando se convertían al cristianismo. La iglesia primitiva generalmente se reunía en casas, y, dado que el hogar era típicamente manejado por las esposas, esto significaba que estas reuniones se desarrollaban en un dominio social femenino. Ellas apoyaban financieramente a la iglesia, abrían sus hogares para ser usados como lugares de reunión para la comunidad cristiana, y, después de su muerte, donaban su propiedad para que continúe usando. En siglo cuarto, cuando Constantino legalizó el cristianismo, muchos de estos hogares fueron reabiertos, reconstruidos y engrandecidos para usarse como basílicas. La evidencia sugiere que esto fue lo que sucedió en San Miceli. Además, hay un número inusualmente alto de santas en Sicilia, indicando cuán importantes eran las mujeres para la iglesia cristiana en Sicilia.

Los hallazgos en San Miceli impulsaron a los arqueólogos de la Universidad de Andrews a investigar la participación de la mujer en las regiones cercanas para ayudar a interpretar la información que se descubrió en las excavaciones. Hasta la fecha, se ha copilado muchos artefactos religiosos, así como referencias literarias que arrojan luz sobre el tema.

Kale, la presbítera

En el pueblo romano de Centuripae, ubicado al este de Sicilia, los arqueólogos encontraron una tumba de una mujer llamada Kale, que vivió en el siglo cuarto o cinco. El epitafio de su tumba, traducido del griego, dice: “Aquí yace la presbítera (anciana) Kale que vivió cincuenta años sin reproche (en griego amemptos). Su vida terminó un 14 de septiembre”. Actualmente esta tumba es parte de una exhibición en el Museo Arqueológico Antonio Salinas, en Palermo, Sicilia. Su título, “presbítera” significa anciana o ministra, indicando que ella era una líder de la iglesia. La palabra griega amemptos, que significa “intachable” o “sin reproche”, fue usada frecuentemente en conexión con líderes eclesiásticos en la literatura de Sicilia.

Leta, la presbítera

En el sur de Italia, en la región de Calabria, en el antiguo pueblo cristiano de Brutium (actualmente llamado Tropea), los arqueólogos encontraron una tumba honrando la memoria de una mujer llamada Leta, que vivió en el siglo cuarto o quinto. La inscripción en latín de su epitafio dice: “Sagrada en la feliz memoria: La presbítera Leta, que vivió cuarenta años, ocho meses, y nueve días. Su esposo levantó esta tumba. Ella se fue en paz en el día antes del 15 de mayo”. El escritos y especialista en Nuevo Testamento, Ute E. Eisen, nota que referencias a la organización de la iglesia en Tropea son “especialmente escasas” y que solo tres individuos que fueron líderes eclesiásticos han sido encontrados, siendo Leta una de ellos.

Bitalia y Cerula

En el norte de Nápoles, Italia, la catacumba de San Genaro comenzó como un cementerio pagano en siglo segundo, pero los cristianos comenzaron a utilizarlo durante el siglo tercero. Durante un período de 300 años, mientras la iglesia crecía, enterraron a muchos creyentes y obispos. Al igual que otras catacumbas cristianas antiguas, San Gennaro fue decorado con frescos y mosaicos, algunos de los cuales aún permanecen visibles sobre sus muros y techos. En 2009, investigadores encontraron pinturas representando a Bitalia y Cerula.

Cada una de estas mujeres es representada con sus brazos abiertos y levantados en una posición de oración, una representación muy común en la iconografía cristiana antigua. También tiene el símbolo Chi-Ro (las dos primeras letras griegas del nombre Christos o Cristo) sobre sus cabezas. El fresco de Cerula está en mejor estado y también incluye las letras griegas Alfa y Omega (el comienzo y el fin). Otra pintura en San Gennaro, un obispo martirizado, es mostrado en la misma catacumba y también tiene los mismos símbolos sobre su cabeza. Estas son las dos únicas veces que este símbolo es utilizado en esta catacumba.

Lo que hace a estas pinturas de mujeres especialmente notorias, es que en cada una de ellas aparecen libros abiertos a los lados de sus cabezas. Los nombres de los evangelios, Marcos, Juan, Lucas y Mateo, están escritos en las páginas de los libros.

También es importante el hecho de que alrededor de los evangelios están pintadas lenguas de fuego. Las Constituciones Apostólicas, un manual eclesiástico del siglo IV, describe el procedimiento para ordenar obispos. Dice que los evangelios abiertos deben colocarse sobre la cabeza del candidato. Otras referencias literarias del mismo período también mencionan este proceso, indicando que era una práctica común. Además, Paladio, el primer obispo cristiano de Irlanda, escribió en el 430 d.C. que las lenguas de fuero era un símbolo del descenso del Espíritu Santo sobre el candidato a obispo, al igual que sucedió con los apóstoles en el Pentecostés. De esta manera, los evangelios sobre la cabeza de una persona son una señal de la ordenación de un obispo por la iglesia y las lenguas de fuego simbolizan la ordenación por el Espíritu Santo.

La Obispa Q

Al norte de Roma, en la ciudad de Umbria, los investigadores encontraron y catalogaron una tumba de mármol del siglo quinto o sexto. El epitafio está dañado, lo que hace que la primera línea sea ilegible. Sin embargo, la inscripción en latín sobre la segunda línea dice: “Aquí descansa la venerable mujer obispo Q… enterrada en paz…”. Aunque esto puede ser interpretado como la esposa de un obispo, en ningún lado hay referencia a un esposo, y la expresión utilizada en latín “fem episcopa” significa “obispa”.

Maestras religiosas

En el siglo quinto, el sacerdote Pedro Illyria construyó la Basílica Santa Sabina en Roma sobre un casa-iglesia. Sobre la puerta de la entrada principal hay un mosaico representando a dos mujeres, una de ellas es identificada con un gesto familiar para los maestros religiosos de la época y tenido un gran libro abierto (probablemente la Biblia). Esta iconografía era típicamente utilizada para identificar los obispos. Además, la otra mujer tenía un manto sobre un brazo izquierdo, que solo usaban los sacerdotes cuando servían la eucaristía.

Menciones literarias

Además de los artefactos arqueológicos mencionados anteriormente, existen algunas confirmaciones literarias de mujeres participando en roles de liderazgo en el cristianismo primitivo.

En el año 494 d.C., una carta del Papa Gelasio I declara: “A todos los obispos establecidos en Lucania (actualmente Basilicata), Bruttium (actualmente Calabria) y Sicilia: Hemos escuchado hasta el cansancio que los asuntos divinos han llegado a un punto tan bajo que mujeres son alentadas a oficiar en los altares sagrados y a tomar parte en todos los asuntos imputados a los cargos del sexo masculino, a los cuales ellas no pertenecen”.

En el siglo diez, el obispo Atto de Vercelli (885-961 d.C.), reflexionando sobre la historia antigua de la iglesia, mencionar que mujeres ejercieron varios roles de liderazgo eclesiástico en siglos anteriores: “En la iglesia primitiva… mucha era la mies y pocos los obreros, para ayudar a los hombres, incluso mujeres religiosas fueron ordenadas como cuidadoras en la santa iglesia… No sobre hombres, sino que también mujeres presidieron sobre iglesias debido a su gran utilidad… ancianas asumieron el cargo de predicar, liderar, y enseñar, también mujeres diáconos tomaron el puesto del evangelio y el de bautizar, una costumbre que ya no se realiza”.

Hechos y artefactos

Información sobre este tema ha sido encontrada en varios países alrededor del Mediterráneo, incluyendo Italia, Turquía, Israel, Francia, Croacia, Grecia, Egipto, Algeria y otros. Además de lo que se compartió aquí, hay muchas otras referencias arqueológicas y textuales acerca del liderazgo de mujeres en el cristianismo primitivo que puede ser comentado y ciertamente más serán descubiertas.

Las personas pueden debatir exactamente que hicieron estas mujeres, pero los hechos y artefactos históricos testifican ciertamente que mujeres asumieron posiciones de liderazgo en virtualmente todos los niveles de la iglesia durante los primeros siglos del cristianismo. Y, aunque lo que sucedió en el pasado no determina necesariamente lo que debe ocurrir hoy, esta información puede contribuir a opinar de una manera más informada y conocedora. El motivo por el cual las mujeres desaparecieron de roles de liderazgo en los siglos posteriores también es una cuestión digna de estudiar a futuro.


Sobre la autora: Carina O. Prestes es una estudiante doctoral en Arqueología Bíblica en la Universidad de Andrews, Berrien Springs, Michigan. Es la directora asociada de la Excavaciones de San Micelo, en Sicilia, Italia. Actualmente investiga la arqueología del Nuevo Testamento y el Cristianismo Primitivo.


Fuente: https://prod.columbiaunionvisitor.com/2019/archaeologists-uncover-clues-about-women-early-christianity

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