Entendiendo la ordenación

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Entendiendo la ordenación

¿Qué es la ordenación? ¿Por qué ordenamos líderes y que se necesita para alcanzar esta credencial especial?

La ordenación es el acto por el cual la iglesia separa a un individuo para una función especial en la iglesia mediante oración y la imposición de manos. Sigue ejemplos bíblicos del Antiguo y del Nuevo Testamento, i.e. “El Señor le dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, que es un hombre de gran espíritu. Pon tus manos sobre él,  y haz que se presente… ante toda la comunidad. En presencia de ellos le entregarás el mando. (Num. 27:18-19 NVI). Se puede leer también Hechos 6:6; 1 Tim. 4:14; 5:22; 2 Tim. 1:6 y Tito 1:5.

Aunque no estamos obligados bíblica o doctrinalmente a realizarla, la ordenación es eclesiástica, lo cual significa que es una práctica espiritual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Hasta el Congreso de la Asociación General del 2010, tres categorías de líderes eclesiásticos son ordenados: pastores, ancianos/ancianas y diáconos/diaconisas.

El proceso

En la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se espera que los candidatos pastorales a la ordenación hayan recibido al menos una Licenciatura en Teología en una facultad o seminario adventista de teología y se hayan desempeñado como ancianos locales o pastores por algunos años. En general, después de cinco o más años de experiencia, un comité de la Asociación respectiva analizará el desempeño y los logros del candidato, buscando evidencia de la guía de Dios en su ministerio. Examinarán cuidadosamente la experiencia religiosa personal del candidato, su conocimiento de la Escritura, familiaridad y aceptación con las enseñanzas fundamentales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y una actitud de coordinación armoniosa con la organización denominacional. Luego, este comité vota recomendar su nombre a la Junta Directiva de la Asociación, la cual, a su vez, vota recomendar su nombre a la Junta Directiva de la Unión. Posteriormente, los nombres recomendados son votados por la Junta Directiva de la Unión, que es el cuerpo que decide en última instancia la ordenación de todos los pastores. La decisión luego es comunicada a la Junta Directiva de la División y el individuo es reconocido en una ceremonia especial en su asociación local.

Después de recibir sus credenciales ministeriales, pueden servir en posiciones ministeriales alrededor del mundo al ser designados o invitados por los diferentes niveles de la organización eclesiástica. El pastor ordenado realiza muchas funciones, entre las cuales están las de predicar, bautizar, oficiar la Cena del Señor, celebrar casamientos, organizar iglesias, unir iglesias y ordenar ancianos/ancianas y diáconos/diaconisas. También pueden servir como presidentes en todos los niveles de la denominación.

La ordenación de la mujer

La Iglesia Adventista del Séptimo Día ordena mujeres como ancianas y diaconisas (votado en 1975, 1985 y 2010) y las ubica como pastoras (practicado desde 1872), pero les retiene el reconocimiento eclesiástico de ser un pastor ordenado. Esto es a pesar de que la Iglesia Adventista fue co-fundada por Elena G. de White, una mujer que recibió visiones del Señor y las usó para ayudar a establecer e impulsar el desarrollo y la misión de la iglesia. El ministerio mundial actual es un testamento a lo que puede pasar cuando alguien acepta el llamado de Dios para hacer su voluntad. Elena G. de White no fue la primera persona que Dios enlistó para recibir su instrucción profética, pero a la edad de 17, ella fue quien aceptó su llamado.

“Aunque me dieras todo el oro que pudiera caber en tu casa”, ella escribió, “no me quedaría callada, porque cuando Dios me imparte su luz, desea que lo difunda a otros, de acuerdo a mi capacidad” (Signs of the Times, 24 de junio de 1889).

Desde ese entonces, las mujeres han contribuido mucho al crecimiento y al éxito de la iglesia remanente, trabajo junto a los hombres para avanzar la causa de Cristo y terminar su obra, organizando y predicando en iniciativas evangelísticas, y sirviendo en posiciones clave de liderazgo.


Fuente: “Understanding Ordination”, Visitor, Julio de 2012, pp. 14-15

 

 

 

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