Una respuesta a “Un Estudio del Gobierno de la Iglesia y la Unidad”

4 de octubre de 2016

Una respuesta a “Un Estudio del Gobierno de la Iglesia y la Unidad”

Una declaración de los líderes de la Unión Noruega

 

El documento “Un Estudio del Gobierno de la Iglesia y la Unidad” publicado recientemente por la Secretaría de la Asociación General afirma estar buscando el desarrollo de la unidad en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El documento tiene numerosas debilidades y es probable que contribuya a dividir la iglesia sobre los temas de la igualdad para las mujeres en el ministerio. Un intento de obligar a las Uniones a cumplir con los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos de la Asociación General es probable que dé inicio a una serie de eventos incontrolables e impredecibles.

Sobre-simplificación

Un importante problema del extenso documento de la Secretaría es que sobre-simplifica el tema bajo consideración: el enfoque de la Iglesia Adventista sobre la ordenación de la mujer. La presuposición básica sobre la cual se basan todos los argumentos del documento es este: La unidad solo puede alcanzarse al conseguir que las Uniones “desviadas” estén en línea con los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos de la Asociación General.

Es entendible que la Secretaría de la Asociación General, cuya función es asegurarse que las entidades adventistas sigan los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos, escriba solo en términos de obediencia a los reglamentos, pero es una sobre-simplificación peligrosa basada en consideraciones pragmáticas, en vez de morales y espirituales.

Las Uniones que han ordenado mujeres pastoras o que han dejado completamente de ordenar pastores, lo hacen porque están convencidas de que la Biblia les dice que deben tratar a hombres y mujeres de manera igual. Sus decisiones no están basadas en política, sino en una obligación bíblica, moral y espiritual.

El documento no toma en cuenta apropiadamente el entendimiento teológico que ha motivado a las Uniones a un curso de acción diferente de las estipulaciones de los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos. Este fracaso en entender esto significa que el documento en realidad no proporciona las bases para la unidad, sino más bien lo contrario.

La obra del Comité de Estudio de la Teología de la Ordenación (TOSC por sus siglas en inglés) terminó al presentar dos comprensiones opuestas del material bíblico sobre la ordenación de la mujer. Cuando un estudio de la ordenación de la iglesia mundial concluye que ambos puntos de vista son legítimos, es fútil invocar los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos para negar esa diversidad.

Diversidad

La sección III del documento discute “La Diversidad, la Unidad y la Autoridad” y declara: “En la Biblia, la diversidad es una cualidad positiva, no negativa” (p. 10). Lo mismo sucede en los escritos de Elena de White. El documento continúa haciendo la pregunta de cómo se deben definir los límites de la diversidad. La Secretaría propone el principio de que las decisiones sobre los límites de la diversidad deberían ser definidos “colectiva y colaborativamente, no unilateralmente” (p. 12).

El documento analiza la iglesia primitiva en Jerusalén (Hechos 15) diciendo que “es significativo casi tanto por sus procedimientos como por la decisión teológica que se alcanzó” (p. 13). El documento ignora el hecho de que hay dos factores importantes para el éxito de la decisión en el Concilio de Jerusalén. Un factor fue la manera en que el Espíritu Santo llevó a la iglesia a aceptar posiciones que previamente eran impensables, al mismo tiempo en que trabajó poderosamente entre los gentiles. En el concilio, Pedro contó como se le había pedido que visitara a Cornelio, mientras que Pablo y Bernabé relataron acerca de su obra entre los gentiles. El segundo factor importante fue el valiente liderazgo de los apóstoles al guiar a la iglesia a una interpretación completamente nueva de la Escritura, haciendo lugar para diferentes prácticas en la iglesia.

En el Antiguo Testamento, Dios había prescrito una manera de adoración y debido a su interpretación literal de la Escritura, los judíos habían llegado a la conclusión de que “era improbable que [Dios] autorizara alguna vez un cambio en cualquiera de sus detalles.” (Los Hechos de los Apóstoles, p. 154). Incluso el liderazgo de la Iglesia ayudó a los miembros a tener una visión más amplia. Elena de White dice que “la existencia misma de la Iglesia” dependía de esta decisión (Los Hechos de los Apóstoles, p. 156).

En el Congreso de la Asociación General de 2015 en San Antonio, la Iglesia Adventista del Séptimo Día decidió negar el principio que guio al Concilio de Jerusalén y lo llevó al éxito. La obra del Espíritu Santo mediante las pastoras en China no fue mencionada. Los delegados decidieron en contra de la diversidad en la práctica de la ordenación. Previamente, en los años en el que el TOSC hacía su trabajo, los líderes de la Asociación General habían seguido un silencio conspicuo acerca de cómo manejar la diversidad. La Asociación General se comportó muy diferente de los apóstoles en el concilio de Jerusalén, ya que no proporcionó ningún liderazgo a la iglesia en un asunto muy divisivo. Creemos que el liderazgo de la Asociación General debe tomar responsabilidad por sus fracasos en alcanzar una decisión que provea la posibilidad de que diferentes prácticas existan armoniosamente, lado a lado, dentro de la iglesia. Debido al “voto no” en San Antonio, estamos en una situación mucho más difícil que en la que estamos antes de San Antonio.

La necesidad por un liderazgo que lidere

La cuestión de la ordenación de pastoras ha sido indudablemente el asunto más difícil y divisivo que la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha enfrentado en las décadas recientes. Al enfrentar asuntos divisivos, la iglesia necesita de un liderazgo competente. Sin embargo, el presidente de la Asociación General no ha hecho ningún intento de crear espacio para que a las divisiones y Uniones se les permita ordenar mujeres. El TOSC no había descartado ninguno de los puntos de vista presentados como ilegítimos. Por lo tanto, los líderes de la Asociación General tenían la obligación de dejar de lado sus convicciones personales y trabajar por una solución unificadora.

A la Asociación General se le pidió repetidamente que de una recomendación a los delegados del congreso de San Antonio. Incluso muchos miembros del Comité Ejecutivo de la Asociación General le rogaron a los líderes en el Concilio Anual del 2014 que le den una guía a los delegados. Los líderes se negaron. El fracaso en crear espacio para puntos de vista diferentes sobre la ordenación de las mujeres al ministerio fue un grave error.

El Pastor Wilson dejó en claro su oposición personal a la ordenación de la mujer, pero nunca intentó solucionar la situación al exigir una solución que ayude a ambos lados. Si la unidad era un punto importante en la agenda de los líderes de la Asociación General, no usaron la oportunidad más obvia para crearla.

El documento de estudio publicado por la Secretaría de la Asociación General no dice una sola palabra acerca de la obligación de los líderes de la Asociación General de resguardar la unidad al crear espacio para prácticas diferentes. Este es uno de los principales problemas del documento.

El Diálogo es mejor que la confrontación

Josué 22 relata una historia que muestra el valor del diálogo ante políticas diferentes. Después de la conquista de Israel, el relato en Josué 22, describe como algunas tribus escucharon que las dos tribus y media que ocuparon la tierra del otro lado del Jordán habían levantado un altar. Los israelitas se reunieron para una guerra contra las dos tribus y media. Ellos no tolerarían que se desobedezcan las reglas.

Sin embargo, después de que algunos representantes hubieran hablado con los líderes de las dos tribus y media, la situación se solucionó. La guerra fue evitada. El altar no autorizado fue aceptado.

Elena G. de White comenta sobre este tema:

“¡Cuán a menudo provienen serias dificultades de una simple interpretación errónea, hasta entre aquellos que son guiados por los móviles más dignos! Y sin el ejercicio de la cortesía y la paciencia, ¡qué resultados tan graves y aun fatales pueden sobrevenir!” (Patriarcas y Profetas, p. 496).

Ella continúa extrayendo lecciones de gran importancia y relevancia para la Iglesia Adventista del Séptimo Día en su actual crisis: ”

Muchos que son muy sensibles a la menor crítica dirigida contra su propio comportamiento, dan, sin embargo, un trato excesivamente severo a las personas a quienes consideran en el error. La censura y el oprobio no lograron jamás rescatar a nadie de una opinión falsa, sino que más bien han contribuido a alejar a muchos del camino recto, por haberlos inducido a endurecer su corazón para no dejarse convencer. Un espíritu bondadoso y un comportamiento cortés, afable y paciente pueden salvar a los descarriados y ocultar una multitud de pecado.

La prudencia manifestada por los hijos de Rubén y sus compañeros es digna de imitación. […] Los que son movidos por el espíritu de Cristo poseerán la caridad, que todo lo soporta y es benigna.” (Patriarcas y Profetas, p. 497).

Esta es la clase de actitud necesaria para asegurarnos que la Iglesia Adventista del Séptimo Día permanezca unida. Solo las acciones que muestren los frutos del espíritu traerán verdadera unidad entre el pueblo de Dios “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” (Gálatas 5:22-23)

Evaluación de los posibles resultados

Se ha dado a conocer que la Asociación General está trabajando en un documento delineando la manera de disciplinar las Uniones que obedecen las políticas. Información proveniente de la Asociación General indica que los líderes de la iglesia quieren usar una presión considerable para conseguir que las Uniones estén en línea con los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos.

Hemos visto que pocos de los documentos presentados por la Asociación General al Comité Ejecutivo contienen alguna evaluación de los posibles escenarios resultantes. Por lo tanto, es importante preguntarnos, ¿cuáles son las implicaciones del fracaso de los líderes de la iglesia en considerar las posibles respuestas a las proposiciones en el presente documento?

Hemos notado anteriormente que el documento “Un Estudio del Gobierno de la Iglesia y la Unidad” está sobre-simplificando el asunto. Cualquier pensamiento en línea con que el Comité Ejecutivo forzará a las Uniones a ponerse en línea, es demasiado optimista. El mayor problema con este pensamiento es que la Asociación General está apelando a los reglamentos, pero para las Uniones en cuestión, esto es un tema de un mandato bíblico y moral.

En una confrontación de este tipo, la Asociación General está condenada a perder. Somos Adventistas del Séptimo Día. Conocemos de memoria Hechos 5:29 “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”.

Aquí hay algunos de los posibles resultados que deben ser considerados:

  1. Las Uniones aceptarán el pedido de seguir los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos de la Asociación General. Probablemente esto es lo que la Asociación General pretende que pase. Sin embargo, es un resultado improbable, dadas las obligaciones bíblicas, morales y, en algunos casos, legales que algunas Uniones sienten de tratar a hombres y mujeres como iguales.
  2. La Asociación General intentará reemplazar los líderes de las Uniones que no obedecen los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos. Una acción de este tipo seguramente se encontrará con una oposición fuerte, y puede ser imposible de lograr ya que las acciones de las Uniones son una expresión de las convicciones de sus miembros de iglesia.
  3. La Asociación General perderá credibilidad en grandes segmentos de la membresía debido a la manera de manejar la situación.
  4. La Iglesia se podría dividir. Las Uniones afectadas podrían cortar sus conexiones con la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Un efecto domino puede seguir a esto, con otras Uniones dejando la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Al intentar forzar las Uniones, una serie de eventos incontrolables e impredecibles se desarrollarán.

La probabilidad de dividir la iglesia al votar duras medidas contra las Uniones que no obedecen completamente los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos es considerablemente más alta que la probabilidad de alcanzar la unidad soñada. Ese debe ser un pensamiento en las mentes de cada persona involucrada, particularmente en los miembros del Comité Ejecutivo de la Asociación General.

Siempre hay más de una opción

El documento “Un Estudio del Gobierno de la Iglesia y de la Unidad”, publicado por la Secretaría de la Asociación General, da la impresión de que la obediencia de las uniones es la única solución a los problemas actuales.

Sin embargo, en cualquier situación siempre hay varias opciones. Líderes con discernimientos siempre intentarán presentar varias opciones cuando se enfrentan a un asunto que no es una violación de las Creencias Fundamentales ni de ningún principio bíblico. Pensar que solo hay una sola opción disponible es muy peligroso para un Comité Ejecutivo que enfrenta una crisis.

Aquí hay algunas opciones posibles que pueden preservar mejor la unidad:

  1. Dejar la situación tal como está. Continuar on diálogo genuino con todos los lados para encontrar soluciones viables.
  2. Trabajar constructivamente hacia una solución saludable similar a Hechos 15 que le abra las puertas a la diversidad. Está dentro del poder del Comité Ejecutivo de la Asociación General votar cambios a los Reglamentos Eclesiásticos-Administrativos de la Asociación General que aseguren la unidad en la diversidad.
  3. Crear una credencial inclusiva de género. Es la prerrogativa del Comité Ejecutivo de la Asociación General crear nuevas políticas.
  4. Descontinuar la ordenación en su forma actual. Especificar una simple oración de dedicación como la norma cuando las personas comienzan su ministerio en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
  5. Archivar la propuesta y estudiar más profundamente el tema para encontrar otros medios de sanación.

Nunca antes en la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día hemos estado tan cerca de una división de la iglesia. Ojalá que los líderes y miembros del Comité Ejecutivo mediten en su corazón las lecciones de Josué 22 y Hechos 15 y tomen decisiones sabias que verdaderamente fomenten la unidad en nuestra Iglesia, a pesar de nuestras diferencias.


Para leer el documento original en inglés haz clic aquí.


Fuente:

http://www.adventist.no/Media/Adventist/Images/2016/September-2016/A-response-to-A-Study-of-Church-Governance-and-Unity

 

 

 

 

 

 

 

 

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