Carta del Director de Jóvenes del NAD para las pastoras

Algunos pueden decir que los últimos cinco años han sido los más interesantes en la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día debido al debate sobre la “Ordenación de la Mujer”

Intencionalmente me he abstenido de participar en esta discusión. Este es mi primer comentario público acerca de este asunto, en el que intentaré compartir un mensaje positivo a las jovencitas que ya sienten un llamado y sueñan acerca del ministerio como su vocación.

Miles de dólares en preciosos recursos y tiempo se han gastado en establecer comités, en escribir documentos, en hacer publicidad y debatir el apoyo escritural a favor o en contra de la ordenación de la mujer. Muchas personas se han encontrado a sí mismas “sin amigos” en Facebook debido a su postura en este asunto. Otros consiguieron la atención y el apoyo financiero que tanto necesitaban para sus ministerios independientes.

Como un pastor ordenado en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, me sentí completamente avergonzado por las discusiones, el proceso y la moción presentada para ser votada durante el Congreso 2015 de la Asociación Genera en San Antonio, Texas. Honestamente no esperaba que nada cambiara –y pensé que era muy infortunado. Pero lo más importante, ¡estoy convencido de que hemos exagerado completamente el concepto de “ordenación”!

Por favor, permítanme compartir parte de mi viaje hasta este punto. Mi padre oraba para que un hijo suyo se dedicara a Dios para el ministerio. Afortunada o desafortunadamente, él me tuvo a mí. ¡Mis siete hermanas dirían que fue desafortunado! Durante mi niñez todo lo que escuchaba era “él va a ser un predicador”. Siempre me pedían que sea el predicado cuando jugábamos “a la casita” con mis amigos del vecindario. ¡A decir verdad, yo quería jugar a ser “el papá”, porque así la niña que jugaba a ser “la mama” me daría un beso! Pero cuando era niño, durante las vacaciones de verano, “prediqué” todos los días. Aunque ciertamente no estaba de acuerdo con mi padre, le seguí la corriente.

No fue sino hasta que llegué al Oakwood College (ahora Oakwood University) en otoño de 1976 de que me convencí y acepté mi llamado para el ministerio. Por ese tiempo incorporé  dos versículos como mis favoritos:

“Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones.” (Jeremías 1:5)

“ El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos,” (Isaías 61:1)

Este último versículo se convirtió en mi misión. Sin importar si era un empleado de la Iglesia o no, no tenía ninguna duda de que es lo que tenía que hacer en este mundo.

En 1983 la Asociación Regional Suroccidental me contrató como pastor y me asignó a Baton Rouge, Louisiana. Después de tres años de servicio volví a Seminario Teológico. Después del Seminario fue enviado a distrito de Lubbock/Amarillo, Texas. Después de otros tres años, me dijeron que sería “ordenado”. La entrevista de ordenación fue interesante, dada algunas de las preguntas, pero nos arreglamos para terminarla. La fecha de mi ordenación fue el 9 de Junio de 1990. Fue un día asombroso, mi familia y mis amigos de la ciudad de Savannah vinieron hasta el Lone Star Camp en Athenas, Texas para apoyar mi ordenación al ministerio evangélico.

Aprecié el programa especial, las oraciones y la imposición de manos, pero faltaba algo. Nunca recibí lo que estaba esperando. Nada pasó realmente entre Dios y yo. Estaba esperando sentir algo diferente de lo que sentí cuando fui llamado al ministerio por Dios. Finalmente, me di cuenta que estaba esperando alfo que había sucedido hacer 16 años atrás. Mi verdadera ordenación vino de Dios. Lo que la denominación añadió fue solo una confirmación.

Es necesario de que no perdamos el foco. La verdadera pregunta debería ser “¿Quién ha sido llamado a hacer el trabajo de Dios?” y “¿Cómo los apoyaremos?”. Pero en vez de eso nos hemos encargado de decir que sin importar el llamado de Dios, ciertamente algunas personas no serán elegidas para la ordenación. ¡Que el Señor nos ayude!

Mi mensaje para las señoritas es este: “POR FAVOR, NO PIERDAN EL FOCO. NO SE DISTRAIGAN POR UNA VOTACIÓN” Acepten la ordenación de Dios en Jeremías 1:5 y acepten su misión en Isaías 61:1.¡Y luego prediquen con toda su pasión! ¡Compartan el amor de Jesús de verdad, proclamen su Segunda Venida con convicción, conviértanse en defensoras de los desamparados y pongan el mundo de cabeza de verdad!

No dejen que lo que alguien piense de ustedes determine su destino ministerial. Tal vez tú puedes estar estudiando teología, tal vez puedas estar graduándote y buscando un trabajo. Tal vez tenido una entrevista laboral, o te han dado falsas promesas. Tal vez puedes pensar que la pelea no vale la pena, y te sientas tentada a abandonar tu sueño. Te aliento HOY en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que permanezcas firme. Se la mujer de Dios que Él te ha ordenado que seas mientras estabas en el vientre de tu madre. No dejes que una votación de detenga, ni que una opinión te obstaculice. No dejes que los estereotipos te etiqueten, ni que el machismo te intimide. Y lo más importante, no dejes que el diablo te haga abandonar tu llamado. Lo que Dios ha preparado para ti es más de lo que una votación te puede dar.

Conoce tu PROPÓSITO, se más DETERMINADA         que nunca antes, y permanece ENFOCADA como un león sobre su presa. Y te prometo que un día escucharás las palabras de Jesús en su propio Congreso de la Asociación General: “Bien hecho, siervo bueno y fiel” (Mateo 25:21).

Y mientras nuestras jóvenes aceptan el llamado de Dios y se preparan para el ministerio evangélico, la iglesia debería estar determinada en ayudarlas y apoyarlas. Por favor, ayúdennos en identificar a todos aquellos que Dios ha llamado, y orientarlos mientras son jóvenes. Acérquense a esas jóvenes mujeres dedicadas en su iglesia y compártanles Josué 1:9: “Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.”

Bendiciones

Pastor James Black

Director del Ministerio de Jóvenes de la División Norteamericana

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