Los pioneros adventistas tenían espacio para las mujeres

El Dr. Bacciocchi en el periódico Student Movement del 12 de Marzo llama a la comunidad del campus a no ceder a las presiones de la sociedad contemporánea, sino a escuchar la autoridad de la Escritura relativa al asunto de la ordenación de las mujeres como ancianas en la Iglesia Pioneer Memorial. Él está usando una premisa principal falsa para hacer su argumento, así como mirando este asunto a través de sus propios anteojos masculinos culturalmente condicionados (¡cómo sino podría el declarar que Dios solo se revela a sí mismo únicamente en términos masculinos!).

Bacciocchi cree que él está sosteniendo la teología adventista de la erosión de las presiones seculares. Él parece no darse cuenta que los adventistas nacemos de una herencia cultural de mujeres en el ministerio, como voy a resumir abajo. Los adventistas nunca hemos adoptado los argumentos teológicos que Bacchiocchi propone para prohibir a las mujeres de posiciones de ministerio pastoral o eclesiástico. Más bien, los adventistas hemos visto a nuestra iglesia como el cumplimiento de Joel 2, que predice que tanto hombres como mujeres profetizarán y predicaran la Palabra. Los primetos eruditos de la iglesia como J. N. Andrews y James White vieron los textos citados de Pablo como aplicados a condiciones eclesiásticas específicas, y no como de aplicación general (leer Review and Herald del 2 de Enero de 1879 por J. N. Andrews).

Elena de White ha sido identificada como el cumplimiento específico de la profecía de Joel. Sus contemporáneos la percibieron como ordenada por Dios y le dieron las credenciales ministeriales de la iglesia, aunque ella nunca fue ordenada por hombres. Aún más, su servicio a la iglesia se extiende más allá de visiones proféticas a predicar, fundar instituciones, ministerio pastoral a través de escribir, aconsejar y asesorar a los líderes de la iglesia. Ella hizo todas esas cosas sin ser irrespetuosa a su esposo James. Su ministerio es una excelente refutación a la idea de que las mujeres pastoras no son capaces de ser esposas y madres cristianas al mismo tiempo.

En nuestros primeros años Elena de White no fue la única mujer que sirvió en roles pastorales y de liderazgo en la iglesia. Como está documentado en mi presentación en la Iglesia de Pioneer Memorial del 5 de Marzo la cual estaba basada en la erudición histórica hecha por Brian Strayer, Richard Schwarz y Marcella Anderson, hubieron numerosas mujeres que fueron pioneras en el ministerio médico, misionero y en la predicación en la iglesia en el siglo XIX. Muchas mujeres portaron licencias ministeriales de Asociaciones; Illinois tuvo 10 mujeres pastoras a fines del siglo XIX. Lulu Wightman, una destacada evangelista femenina en New York, estableció al menos 11 iglesias por sí sola y 5 más con la ayuda de su esposo, ¡a quien la Asociación finalmente le dio una licencia como ministro para que ayude a su esposa!

Aún más, las mujeres sirvieron hábilmente en puestos de liderazgo en grandes números: En 1905 hubieron 20 tesoreras de asociaciones y 30 secretarias que fueron mujeres. En 1915 había 55 directoras de departamentos de Escuela Sabática en el nivel de las asociaciones, las uniones y la Asociación General y 32 directoras de departamentos de educación. El declive en estos números hasta nuestros días ha sido gráficamente retratado en las estadísticas recopiladas por Bertha Dasher y mostradas en la edición del 12 de Marzo del Student Movement. Las causas de este declive durante los años de la Gran Depresión fueron primariamente económicas, no teológicas. Patrick Alen, en sus documentos de 1985, rastrea las decisiones administrativas que obligaron a las mujeres a salir del empleo de la iglesia en la década de 1930.

Casi 50 años han pasado desde que el Adventismo ha experimentado un número significativo de mujeres en roles pastorales y de liderazgo; así hemos perdido una memoria cultural de mujeres en el ministerio. Hot muchos sinceramente perciben que un ministerio masculino es normal, algunos incluso, ideal. Pero las raíces de nuestra iglesia hablan diferente.

¿Qué dijo Elena de White acerca de ordenar mujeres? Resulta que muy poco. Y quizás ese sea el punto más significativo que se puede hacer. Su rol en la iglesia fue la de validad el descubrimiento de la Verdad Presente y el de advertir contra la herejía, la apostasía, el pecado y los errores de juicio.

En 1881 cuando la Asociación General resolvió “que las mujeres que posean las calificaciones necesarios puedan, con perfecta propiedad, ser apartadas mediante la ordenación para el trabajo del ministerio cristiano”, la moción fue enviada al comité de cuatro hombres de la Asociación General (esta acción nunca fue implementada, pero aparentemente no existen registros del debate).

Si todos graves peligros que supuestamente habrá en la ordenación de la mujer son verdaderos, y Dios quiere que su iglesia evite un paso herético tal, deberíamos esperar que Elena de White hubiera dado algún consejo a nuestra iglesia en este asunto. Sin embargo, no tenemos evidencia de que ella alguna vez dio alguna advertencia o tuviera aprensión acerca de un paso tal. Un silencio tal es mejor caracterizado como “permisivo”, es decir, que ella no impulso esta idea, ni la desaprobó. Pero es particularmente permisivo cuando consideramos lo que ella dijo acerca de las mujeres en el ministerio generalmente.

Ella repetidamente aconsejo que las mujeres tomen parte activa de la obra para el Señor en varias maneras, incluyendo predicar, y que las mujeres deberían ser apartadas para ciertos trabajos de ayuda cristiana mediante la imposición de manos (Review and Herald del 9de Julio de 1895). Ella recomendó que los médicos misioneros (que incluía a médicos varones y mujeres) sean ordenados (El Evangelismo, p. 397). En 1898 ella dijo “Hay mujeres que debieran trabajar en el ministerio evangélico. En muchos sentidos harían mayor bien que los ministros que no visitan como deben la grey de Dios” (El Evangelismo, p. 345). Aún más, ella fue incisiva en sus exhortaciones de que tales mujeres deben ser pagadas justamente por su trabajo ministerial (El Evangelismo, p. 359; Obreros Evangélicos, p. 467; Testimonios para la Iglesia, tomo 7; p. 198). Ella lo sintió tan fuertemente acerca de esto que en 1898 ella propuso pagarle a mujeres pastoras de su propios fondos personales del diezmo (Hijas de Dios, p. 104).

Así Elena de White vio mucha necesidad por mujeres en el ministerio. Ella instó a las mujeres a responder el llamado de Dios, y muchas mujeres lo hicieron con excelentes servicios para la iglesia. Claramente, los dones de predicar, administrar la iglesia, y evangelismo personal fueron dados a creyentes de ambos sexos. Si la ordenación es el reconocimiento de la iglesia de tales dones, entonces las mujeres son elegibles.

El asunto a ser decidido el 5 de Abril no es si las mujeres ancianas son teológicamente aceptables. El asunto ya ha sido decidido, más de 10 atrás, de hecho, la ordenación para mujeres ancianas es apropiada. El asunto es si las mujeres ancianas ordenadas serán de beneficio para la congregación local de Pioneer Memorial Church. Como una congregación que sirve el campus en el cual estudiantes mujeres son tan numerosas como los estudiantes varones, el cuidado espiritual y el asesoramiento pastoral de estudiantes mujeres debería igualar al de los estudiantes varones. Actualmente no es el caso. La ordenación de mujeres ancianas será el primer paso para corregir las desigualdades del ministerio para las mujeres de nuestro campus que existen ahora. Al hacer eso, estaremos en armonía con las prácticas autorizadas crecientemente extendidas de la iglesia y con los consejos de Elena de White de que las mujeres deberían trabajar con hombres y deberían ser “apartadas para este trabajo mediante oración e imposición de manos” (Review and Herald, 9 de Julio de 1895)


Esta es una traducción del artículo “Early SDΑ’s Had Room for Women” escrito por Pat Pat  Mutch el 2 de Abril de 1986, quien era profesor de Economía Doméstica en la Universidad de Andrews. Este escrito fue presentado ante el Comité de Nombramiento de la Iglesia de Pioneer Memorial que analizaba la opción de ordenar mujeres como ancianas.

Este artículo fue publicado por Spectrum en Diciembre de 1986, pp. 26-27

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