Liderazgo Femenino en las Sinagogas Antiguas

Al leer los escritos de los rabinos podemos tener la impresión de que las mujeres no tenían ningún tipo de autoridad espiritual en la sinagoga. Sin embargo, la arqueología nos ha revelado que en el tiempo de Jesús las mujeres si podían ocupar puestos de autoridad espiritual en las sinagogas.

Cabeza de la Sinagoga (archisynagogos)

Una inscripción del siglo II encontrada en la ciudad de Esmirna dice lo siguiente:

“Rufina, una judía, cabeza de la sinagoga, construyó esta tumba para sus esclavos liberados y los esclavos criados en su casa. Nadie más tiene el derecho de enterrar a alguien [aquí]. Si alguien se atreve a hacer eso, él o ella pagará 1500 denarios a la tesorería pública y 1000 denarios al pueblo judío. Una copia de esta transcripción ha sido ubicada en los archivos [públicos]”.[1]

Aquí se menciona a una mujer judía de considerable riqueza, que era la cabeza de una sinagoga. Es interesante que no se hace mención de un esposo.

En la ciudad de Kisamos, en Creta, se encuentra la siguiente inscripción del siglo IV:

“Sogia de Gortyn, anciana (presbytera) y cabeza de la sinagoga (archisynagogissa) de Kisamos [yace] aquí. La memoria de la justa [permanece] para siempre. Amén.”[2]

Aquí se habla de Sofia, una mujer que no solo era anciana sino también cabeza de una sinagoga. Nuevamente, no se menciona a ningún esposo.

En la ciudad de Myndos, en Caria (actual Turquía) hay una inscripción que menciona a varios donadores que construyen una sinagoga en el siglo VI, entre ellos se menciona a:

“[De Th]eopempte, [ca]beza de la sinagoga y su hijo Eusebio”[3]

Es interesante que se menciona que Theopempte (nombre femenino) tenía un hijo. Esto significa que estaba o había estado casada. Sin embargo no se menciona a su esposa ni tampoco se menciona ningún título para su hijo.

Otra inscripción de principios del siglo VI del pueblo de Nevsehir, en la región de Capadocia (actual Turquía) también menciona a una mujer, aunque la primera línea está perdida:

“[Tumba de…], la judía, la j[oven] cabeza de la sinagoga. Que ella descanse en paz.”[4]

El nombre de esta mujer es desconocido, pero se sabe que era joven y lideraba una sinagoga.

El término “cabeza de la sinagoga” archisynagogos o archisynagogisa se usaba para describir a la persona que s encargada de liderar y coordinar los servicios de adoración en las sinagogas. Era quien invitaba a los miembros a leer de las Escrituras[5] y predicar[6]. También exhortaba y enseñaba[7] junto con los ancianos (presbyteros). También se encargaba de recoger el dinero que iba a ser enviado al Patriarca[8]. La cabeza de una sinagoga era el puesto de liderazgo más importante de una sinagoga, lo cual se puede ver ya que son nombrados primeros en las listas de líderes de las sinagogas antiguas[9]. Se sabe que podían haber varias cabezas en una sinagoga[10]. El método de elección o selección es desconocido.

Aunque algunos eruditos han declarado que estos títulos eran honoríficos y no funcionales, sin embargo la mayoría de los eruditos actuales han reconocido que es un título funcional.

Lider

Una columna fúnebre encontrada en Tesalia, de fecha incierta, dice lo siguiente:

“Tumba de Peristeria, líder (archegisa)”[11]

Debajo de esta inscripción se encuentra la figura de una Menorah. El significa de archegisa es incierto, sin embargo implica liderazgo, pues arche significa “jefe”, “líder”, etc.

Anciana

Se han encontrado ocho inscripciones de mujeres que tienen en título presbytera y una mujer que posiblemente tenga el título presbytis[12]

Una inscripción del siglo IV de Bizye en Tracia muestra una menorah y debajo dice lo siguiente:

“Tumba de Rebeka, la anciana (presbytera), que ha dormido”[13]

Tres inscripciones encontradas en una catacumba judía en Venusia (también llamada Venosa) en Apulia en el sur de Italia (en la provincia de Basilicata), menciona a mujeres judías como ancianas[14]. Todas ellas probablemente están datadas en el siglo V.

“Tumba de Beronike (o Beronikiane), anciana (presbitere) e hija de José”

“Tumba de Mannine, anciana (presbitere), hija de Longino, padre, nieta de Faustino, padre, [murió a la edad de] 38 a[ño]s”.

“Tumba de Faustina, anciana (presbitere). Paz”

Aparentemente en el sur de Italia existía una tradición de tener mujeres en puestos de liderazgo. Solo en Venosa se encuentran tres mujeres con el título de “anciana”, una con el título de “padrina”[15], y otra con el título de “madre”[16].

Algunas inscripciones demuestran que las mujeres no compartían sus títulos con los de su marido. Por ejemplo, en una tumba del siglo VI encontrada en Nocera Superiore (sur de Italia) se muestra los epitafios de un matrimonio[17]:

“Pedeneious el escriba”

“Myrina, la anciana (presbytera), esposa de Pedoneious”

Otra inscripción del siglo V, encontrada en una catacumba judía en Oea, Tripolitania, se encuentra adornada con una menorah y palmas. Ese epitafio dice lo siguiente:

“Tumba de la bendecida”

Mazauzala, anciana, ella vivió… años

Descanse. Dios está con los santos y justos”.[18]

Una inscripción del siglo IV encontrada en Malta se refiere a un gerusiarca y su esposa, que era una anciana:

“[Nombre masculino]… Gerusiarca, amante de los mandamientos, y Eulogia, anciana, su esposa”[19]

Finalmente, una inscripción griega del siglo III encontrada en la catacumba Monteverde en Roma, dice lo siguiente:

“Aquí yace Sara Ura, anciana”[20]

En griego prebytera, o presbytis no se refería solo a la edad, sino también a un puesto eclesiástico[21]. Los presbíteros tenían funciones similares a los ancianos y sacerdotes cristianos[22]. Sus funciones incluían recoger dinero en la sinagoga[23], actividades relacionadas al servicio de adoración[24] así como también actividades judiciales[25]. La evidencia apunto a la existencia de un consejo de ancianos[26].

Madre de la sinagoga

Se han encontrado cinco inscripciones donde una mujer tiene el título de “madre” o “madre de una sinagoga”, y una habla de una “padrina” (Pateressa). Todas son de Italia. Una inscripción en latín del siglo III encontrada en Roma, conocida desde el siglo XVI, dice lo siguiente.

“Veturia Paulla, ubicada en su hogar eterno, quien vivió 86 años, [y] seis meses, una prosélita de[sde hace] 16 años, bajo el nombre de Sara, madre de las sinagogas (mater synagogarum) de Campo y Volummio. Ella duerme en paz”[27]

Un epitafio encontrado sobre un sarcófago de mármol en Tratavere, Roma, del siglo III contiene una inscripción griega de parcialmente dañada:

“Aquí yace [Jul-?]ia Marcel[la], [ma]dre de una sina[goga] de los august[os] Que [ella] pueda ser recordada. [E]n paz el[l]a [descan]sa!”[28]

Una inscripción en latín (siglo IV) en una tabla de caliza en Venecia (Brescia) dice lo siguiente:

“Para Coelia Paterna, madre de la sinagoga (mater synagogae) de los brescianos”[29]

Un epitafio (siglo V) de Venosa contiene el título inusual “padrina”. La inscripción en latín termina con la palabra hebreo Shalom:

“Aquí yace Alexsanra, padrina (pateressa) que v[iv]ió aproximadamente […]. Paz [Shalom]!”[30]

El título pateressa podría significa “padrina” de la sinagoga o de la comunidad judía. Esta palabra es el femenino de pater (padre o papa).

Además de la evidencia epigráfica, una obra literaria cristiana, De altercatione ecclesiae et synagogae, se refiere a madres judías de la sinagoga[31]. Esto demuestra que el título mater synagogae era conocido más alla de la comunidad judía.

Patrona

Una inscripción encontrada en Afrodisias, fechada entre el siglo IV y VI, menciona a varios donadores de una sinagoga. Entre ellos se menciona a:

“Jael,  patrona (prostatis) y su hijo Isaías”[32].

Sacerdotisas

Existen cuatro inscripciones en las cuales mujeres tienen el título de sacerdotisa (hiereia, hieris[s]a o hierise). La más antigua está fechada en el 27 a.C.y es de Tell el-Yahudiyyeh en el Bajo Egipto:

“Marin, sacerdotisa (hierisa), buena y una amiga para todos, no le causó dolor a nadie y amó  a sus parientes, Adiós. [Ella murió a la edad de] aproximadamente 50 [años] en el tercer año e Cesar, el día 13 de Payni (7 de Julio del 37 a.C.)”[33]

Un epitafio en griego del siglo III inscrito en una placa de mármol encontrado en la catacumba de Monteverde en Roma, dice “Aquí yace Gaudentia, sacerdotisa (hierisa), [que murió a la edad de] 24 años. Ella duerme en paz”[34]

Otro epitafio en griego, esta vez del siglo IV, está pintado con letras rojas en una catacumba en Bet She’arim, dice lo siguiente:

“Sara, hija de Naimia, madre de la sacerdotisa (hiereia), la señorita Mir[i]am y[ace] aq[ui]”[35]

Un osario recientemente publicado del Valle de Cedron en Jerusalén fechado en el tiempo del Segundo Templo contiene una inscripción en griego:

“Perteneciente a Megiste la sacerdotisa (hierise)”[36]

Participación de las mujeres en la vida de la antigua sinagoga

Las fuentes antiguas dan la asistencia de las mujeres a los servicios de adoración de la sinagoga por sentado[37]. Además, de acuerdo al halakah tannaitico, las mujeres están obligadas a orar[38]. Orar en la sinagoga era una de las maneras de cumplir con esa obligación.

¿Dónde se sentaban las mujeres durante el servicio? La evidencia literaria y arqueológica no apoya el punto de vista académico tradicional de que las mujeres se sentaban en una galería o habitación separada. Ninguna fuente antigua habla de una galería de mujeres o sección en la sinagoga. El Segundo Templo si tenía un atrio para mujeres, pero no estaba reservado para las mujeres; sino que más bien, los sexos se mezclaban libremente en otro atrio exterior más grande[39]. JT Sukkah 551.72-55b.27 ha sido citado como evidencia para una galería[40], pero esto no es convincente, porque los textos paralelos[41] tienen a las mujeres debajo y no arriba.

Sobre la evidencia arqueológica, las ruinas de una posible sinagoga más antigua en Israel claramente no tiene una galería o sección para mujeres (Masada, Herodium, Gamla), mientras que las reconstrucciones de galerías en la mayoría de los sitios (e.g., Bar’am, Capernaum, Meiron) son cuestionables. En las sinagogas de la Diáspora, la asignación de una habitación lateral para las mujeres (e.g., Dura Europos, Hamman Lif, Delos) no está basada en alguna evidencia de los sitios mismos[42]. Por lo tanto, simplemente deberíamos admitir que no sabemos dónde se sentaban las mujeres en la sinagoga. Hay evidencia insuficiente para apoyar una estricta separación de los sexos[43].

Las mujeres activamente donaron a las sinagogas, como numerosas inscripciones lo atestiguan[44]. Finalmente, sabemos que muchas mujeres se convirtieron al judaísmo en la antigüedad[45], lo cual arroja luz no solo en el antiguo judaísmo en general, sino también en la constitución de las comunidades de la diáspora.

Conclusión

El punto de vista tradicional de que los títulos en cuestión era honoríficos no está basada en la evidencia de las inscripciones mismas o de otras fuentes antiguas, sino más bien en ciertas presuposiciones acerca de la naturaleza del antiguo Judaísmo. Visto en el contexto general de la participación de las mujeres en la vida de las antiguas sinagogas, tenemos fuertes razones para interpretar los títulos como funcionales y asumir que las cabezas mujeres o ancianas de las sinagogas tenían funciones paralelas a aquellas de los varones cabezas o ancianos de las sinagogas. De las funciones delineadas para cada título, no hay ninguna que las mujeres no pudieran desempeñar. Si las mujeres donaban dinero, especialmente grandes sumas, seguramente eran capaces de recoger y administrar los fondos de las sinagogas. No es imposible imaginar a las mujeres judías sentándose en un concilio de ancianos, enseñando en o planificando los servicios religiosos. Esto no significa que las mujeres de estas inscripciones no pueden haber sido excepciones. De hecho, probablemente lo fueron. Incluso actualmente, aún es una excepción que las mujeres ocupen puestos de liderazgo religioso. Aun así, la colección de inscirpciones deberían desafiar a los historiadores de religiones a cuestionar el punto de vista prevaleciente del Judaísmo en el período greco-romano como una comunidad en la cual se excluía a las mujeres de todas las formas de liderazgo religioso.


Fuente: Female Leadership in the Ancient Synagoge


Referencias

[1] CIJ 741; IGR vol 4, 1452; Kraemer, Maenads 218, no. 84. Ver P. W. van der Horst, Ancient Jewish epitaphs: an introductory survey of a millennium of Jewish funerary epigraphy (300 BCE-700 CE) (Kampen 1991), 59-60

[2] CIJ 731c (Kastelli Kissamou, Crete); Kraemer, Maenads 218, no. 85; primero publicado por A. C. Bandy en Hesperia 32 (1963) 227-29, pl. 54, no.1 (foto). Ver también van der Horst 37-38, quien nota que la frase “la memoria del justo por siempre” es una alusión a Prov. 10:7 y que otros epitafios judíos también aluden a o citan ese versículo. El mismo punto es hecho por J. W. van Henten, “A Jewish epitaph in a literay text: 4 Macc 17:8-10,” en J. W. van Henten y P. W. van der Horst (edd.), Studies in early Jewish epigraphy (Arbeiten zur Geschichte des antiken Judentums und des Urchristentums 21, Leiden 1994) 51 n.29.

[3] CIJ 756; Kraemer, Maenads 218, n. 86; publicado primero por T. Reinach, “La Pierre de Myndos,” REJ 42 (1901) 1-6 (foto)

[4] Publicado primero en el idioma Karamashi por g. Mavridis, en The scientific, literary, and technical illustrated almanac of 1913, especially por Anatolian Greeks, published by the Papa Giorgios Associarion of the inhabitants of Nevsehir (1913).

[5] T Megillah 4:21 (ed. Zuckermandel, 227; a veces numerado como 3:21).

[6] Hechos 13:15

[7] Lucas 13:10-17; Justino Mártir, Diálogo con Trifón 137; Epifanio, Panarion 30.18.2; ver también Hechos 18:12-17; también coo BT Pesahim 49b, el cual documenta que la cabeza de una sinagoga era conocedora de la ley.

[8] Cth 16.8.14 (= A. Linder, The Jews in Roman imperial legislation [Detroit 1987] 216-17) (ibid. 224-25)

[9] CIJ 766, 803, 1404

[10] Marcos 5:22; Hechos 13:15; CIJ 766, 803

[11] CIJ 696b; Kraemer, Maenads 218, no. 87; publicado primero por G. Sotiriou y H. Riemann, AA 52 (1937) 148; ver también van der Horst 106

[12] Sobre ancianas mujeres ver van der Horst 106-7

[13] CIJ 692; Kraemer, Maenads (supra n.1) 219, no 88; publicado primero por R. M. Dawkins y F. W. Hasluck, “Inscriptions from Bizye,” ABSA 12 (1905-6) 179-80, no. 5 (facsímil).

[14] Sobre las inscripciones judías de Venosa ver D. Noy, “The Jewish communities of Leontopolis and Venosa,” en van Henten y nad der Horst 172-82; JIWE 1.42-116; L. Levi, “Le inscrizione della catacomba nuova di Venosa,” Rassegne mensile di Israel 31 (1965) 358-64; B. Lifshitz, “Les juifs á Venosa,” Rfil 90, n.s. 40 (1962) 367-71; H. J. Leon, “The Jews of Venusia,” JQR n.s. 44 (1953-54) 267-84; F. Lenormant, “La catacombe juive de Venosa,” REJ 6 (1883) 200-7.

[15] JIWE 1.63; CIJ 606; Alexsanra, pateressa

[16] JIWE 1.116; CIJ 619d: Faustina Meter

[17] Publicado primero por M. Conticello De´ Spagnolis (non vidi).

[18] SEG 27 (1977) no. 1201; Y. Le Bohec, “Insciptions jueves et judaizantes de l’Afrique romaine,” AntAfr 17 (1981) 172, no. 4; Kraemer, Maenads 219, no. 88; publicado primero por P. Romanelli, “Una piccola catacomba giudaica di Tripoli,” QAL 9 (1977) 111-18 (dibujo).

[19] JIWE 1.163; Kraemer 431-38; publicado primero por A. Ferrua, “Antichita cristiane: le catacombe di Malta,” La Civilta Cattolica 100.3 (1949) 505-15 (inscripción sobre 513-14); G. H. R. Horsley, New documents illustrating early Christianity (North Ryde, NW 1989) vol. 5, 149, no. 122; M. Buhagier, Late Roman and Byzantine Catacombs and related burial places en the Maltese Islands (BAR S302, Oxford 1986) 121, 394, no. 14 fig. 119a.

[20] JIWE 2.24; CIJ 400 (foto); J. G. Westenholz (ed.), The Jewisd presence in ancient Rome (Jerusalem 1995) 111, no. 22 (foto); Kraemer, Maenads 219, no. 88; N. Muller en N. A. Bees (ed.), Die Inschriften der judischen Katacombe am Monteverde su Rom (Leipzig 1919) 55, no. 48, publicado primero por G. S. Graziosi, “La nuova sala giudaica nel Museo Cristiano Lateranense,” Nuovo Bulletino di Archeologia Cristiana 21 (1915) 31, no. 51.

[21] Ver Eisen (supra 2) 112-37

[22] CTh 16.8.13 (= Linder 202-4)

[23] CTh 16.8.14 (=ibid. 216-17), 16.8.17 (ibid 224-25)

[24] Corpus Iuris Civilis, Novallae 146.1 (=ibid. 402-11)

[25] CTh 16.8.2 (= ibid. 267-72); CJ 1.9.15 (= ibid. 267-72). Para la definición rabínica de un anciano como erudito, aunque no con referencia a los ancianos de las sinagogas, ver BT Qiddushin 32b.

[26] JIWE 1.181 (=CIJ 663), CIJ 731 f., 803, 1404; Lucas 7:3-5; Hechos 11:30; 15:2, 4, 6, 22-29; 16:4; 21:18; Santiago 5:14; 1 QS 6:8-9; cf. Los bancos en la sinagoga de Sardis; A. T. Kraabel, “The Diaspora synagogue,” en ANRW II.19.1 (1979) 477-510, esp. 487.

[27] JIWE 2.577; CIJ 523; CIL VI 29756; A. Konikoff, Sarcophagi from the Jewish catacombs of ancient Rome (Stuttgart 1986) 11-14, pl. 2 (foto del manuscrito del siglo XVI). JIWE 2.577 provee las referencias a los testimonies más antiguos de esta inscripción. Ver también T. Rajak, “Reading the Jewish catacombs of Rome,” en van Henten y van der Horst 235, van der Horst 72, 107, 109-10.

[28] JIWE 2.542; CIJ 496 (foto); publicado primero por G. Gatti, “Nuove scoperte nella cittá en el suburbio,” NSc 1900, 88. Ver también Konikoff, ibid. 54-55

[29] JIWE 1.5; CIJ 639; CIL V 4411; Q. Garzetti, Inscriptiones Italiae (Roma 1984) X.5.1, 135-36, no. 204 (foto). Ver también G. L. Gregori, Brescia romana: ricerche di prosopografía e storia sociale (Vetere 7, Roma 1990) vol. 1, 74.

[30] JIWE 1.63; CIJ 606; CIL IX 6231. Ver también van der Horst 107-8. Noy y otros corrigen el nombre a Alexsanr[i]a o Alexsan[d]ra. Por principios, preferiría no estandarizar nombres antiguos.

[31] PL 42.1134

[32] B. Brooten, “Iael prostates in the Jewish donative inscription from Aphrodisias” en B. Pearson et al (edd.), The future of Early Christianity: Festschrift for Helmut Koester (Minneapolis 1991) 149-6 y ead., “The gender of Iael in the Jewish inscription from Aphrodisias,” en H. W. Attridge, J. J. Collins y T. H. Tobin (edd.), Of scribes and scrolls… presented to John Strugnell on the occasion of his sixtieth birthday (Lanham, MD, 1990) 163-73.

[33] W. Horbury y D. Noy, Jewish inscriptions of Graeco-Roman Egypt (Cambridge 1992) 84; CIJ 1514; publicado primero por C. E. Edgar, “More tombstones from Tell el-Yehoudieh,” AnnServAntEgypte 22 (1922) 13; ver también van der Horst 52, 108; A. Kasher, The Jews in Hellenistic and Roman Egypt (Tubingen 1985) 131-32, 162, n. 190; J. y L. Robert, “Bulletin epigraphique,” REG 61 (1948) no. 259.

[34] JIWE 2.11; CIJ 315 (foto); Westenholz 41, 111, no. 21; publicado primero por G. S. Graziosi 31, no. 49; ver también van der Horst 96, 108; Muller 43-44, no. 35.

[35] CIJ 1107; publicado por primer vez por M. Schwabe, “Greek inscriptions from Beth She’arim,” Yediot 5 (1937-38) 91 (Hebreo); ver también B. Mazar, M. Schwabe, B. Lifshitz, y N. Avigad, Beth Shearim vol. 1, B. Mazar, Catacombs 1-4; vol. 2, M. Schwabe y B. ifshitz, The Greek inscriptions; vol. 3, N. Avigad, Catacombs 12-23 (Jerusalén 1973-76) vol. 2, 42.43, no. 66.

[36] Osario 1006 de la cueva 2; publicado primero por T. Ilan, “New Ossuary inscriptions from Jerusalen,” SCI 11 (1991-92) 157-59; también publicado en G. Avni, Z. Greenhut, y T. Ilan, “Three new burial caves of the Second Temple period in Heceldama (Valle de Cedron),” Qadmoniot 25 (1992) 104-5 (hebreo).

[37] Lucas 13:10-17; Hechos 16:13-14; 18:26 JT Sotah 16d.38-52; BT’ Avodah Zarah 38a-b; JT Berakhot 9d.5-8; cf. BT Sotah 38ª. Ver también F. Manns, “La femme et la synagogie a l’epoque de Jesus,” Ephemerides Liturgicae 109 (1995) 159-65.

[38] M. Berakhot 3:3, Ver J. Hauptman, “Women and prayer: an attempt to dispel some fallacies,” Judaism 42 (1993) 94-103; S. Safrai, “The synagogue,” en Safrai y Stern vol. 1.2, 919.

[39] M. Middot 2:5 Las mujeres si entraban en el atrio para los israelitas para ofrecer sacrificios (T’Arakhin 2:1). Para más sobre esto y otras preguntas sobre la galería de las mujeres en general, ver la carta de Z. afrai al editor en Moment 15, (Abril de 1990) 6-9.

[40] E. Sukenik, Ancient synagogues in Palestine and Greece (Londres 1934) 47-48.

[41] Lam. Rabbah 1:45 (sobre 1:16); 4:22 (sobre 4:19). L. Shiffman ha escrito que “el texto en las populares ediciones impresas de Lamentations Rabbah está corrompido”, una afirmación para la cual no da evidencia (Moment 15 (Abril de 1990) 62). Ver además Brooten 132-33, 260, n. 155

[42] Por literatura sobre cada uno de estos sitios, ver F. Huttenmeister y G. Reeg, Die antiken Synagogen in Israel vol. 1, Die judischen Synagogen, Lehrhauser und Gerichtshofe (Beihefte zum TAVO B12/1, Wiesbaden 1977) s.v. “Bar’am, Gamla, Herodium, Kefar Nahum, Meron y Mesada”; M. J. Segal Chiat, Handbook of Synagogue architecture (Chico, CA 1982) sobre los mismos sitios (Chiat rechaza que Masada, Herodium y Gamla eran realmente sinagogas); Kraabel 480-83, 491-94.

[43] S. Safrai (“Was There a women’s gallery In the synagogue of antiquity?” Tarbiz 32 (1963-64) 329-38 (Hebreo, resumen en ingles p. ii) también rechaza, principalmente basándose en la literatura, que hubiera una galería de mujeres en las sinagogas antiguas.

[44] B. Lifshitz, Donateurs et fondateurs dans les synagogues jueves (Cahiers de la Revue Biblique 7, París 1967) nos. 5 (=ibid. 728), 7 (=ibid. 730), 13 (=ibid. 738), 29 (=ibid. 756), 30, 33 (=ibid. 766), 41-46 (=ibid. 806-11), 51 (=ibid. 816), 54, 55, 70 (=ibid. 964; = Huttenmeister y Reeg 24-26), 100; ibid. 157-58, 183-84, 324, 325; E. Goodenough, Jewish symbols in the Greco-Roman period (New York 1953-68) vol. 3, fig. 894; etc.

[45] Ver Josefo, BJ 2.560-61; 5.55; 5.147; AntJ 18.81-84; 20.35, 38, 49-53, 94-95, 101; JIE 2.48 (=CIJ 21), 392 (=ibid. 202), 224 (=ibid. 222), 62 (=ibid. 462), 577 (=ibid. 523), JIWE 1.9 (=ibid. 642), CIJ 731e; M. Ketubot 4.3; BT Berakhot 8b; Rosh Hashanah 17b; Bava Qama 109b; Horayot 13a; Yevamot 46a, 781, 84b, Ketubot 37a; Gerim 2.4; Cth 16.8.6 (=Linder 148-51). Ver también JIWE 2.62.ii (=CIJ 285), 626.iii (=ibid. 524) y 626.iv (=ibid. 529) , que puede o no ser judío. Sobre Josefo, vemos especialmente a S. Matthews, “High-standings women and mision and conversion: a rhetorical-historical analysis of the Antiquities and Acts” (TH.D. dss., Harvard Univ. 1997). Matthews analiza las funciones retóricas de representar a mujeres gentiles de elevada posición como conversas, argumentando que esta representación “sirve para desviar la atención de mujeres conversas de clases más bajas” (176, ver también 78-83).

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