REGRESO A LA CREACIÓN: UNA HERMENÉUTICA ADVENTISTA

REGRESO A LA CREACIÓN: UNA HERMENÉUTICA ADVENTISTA

Por Jiri Moskala

 

IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE UNA HERMENÉUTICA

  1. No hay ninguna declaración en la Biblia que diga: “¡Ordenen a las mujeres al ministerio!” Por otra parte, tampoco hay una orden que diga: “¡No ordenen a las mujeres al ministerio!” Sin embargo, queremos tener una respuesta bíblica a nuestra pregunta fundamental de si se debe ordenar a las mujeres al ministerio. De modo que necesitamos reflexionar al respecto, evaluar e interpretar la información bíblica a fin de arribar a una conclusión correcta sobre este asunto.
  2. Dos grupos de eruditos que aman al Señor y toman las Sagradas Escrituras seriamente como la Palabra de Dios llegan a conclusiones opuestas a partir de la misma Biblia acerca del mismo tema. ¿Cómo puede ser que llegan a resultados diferentes? Permítame subrayar que esta no es primariamente una discusión teológica entre liberales y conservadores, entre aquellos cuyos argumentos principales para la ordenación de las mujeres se basan en la cultura o la justicia social (aunque estos argumentos necesitan también tomarse seriamente) y eruditos o teólogos que mantienen fe en Dios, pero es un debate entre aquellos que sostienen firmemente la autoridad de la Santa Biblia.
  3. Nuestra distancia en el tiempo y en el espacio desde el mundo bíblico exige la interpretación de las Sagradas Escrituras. En la actualidad usamos un lenguaje diferente, tenemos una cultura diferente, un modo de pensar, hábitos, costumbres y una cosmovisión diferentes, y también lidiamos con asuntos y audiencias diferentes.

No es suficiente leer o citar el texto bíblico; es necesario explicarlo. Aun cuando los discípulos de Jesús sabían muchos pasajes bíblicos de memoria, sin embargo no entendían que las Escrituras hebreas testificaban acerca del Mesías Jesús. “Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esta vida” (Juan 5:39, 40, NVI). En el domingo de la Resurrección, dos discípulos en camino a Emaús necesitaban comprender las Escrituras respecto al rol y la misión del Mesías, de modo que Jesús les explicó la enseñanza del Antiguo Testamento: “Y comenzando por Moisés y recorriendo todos los profetas, les interpretó [diermeneuō] todo lo que las Escrituras decían sobre él” (Luc. 24:27, La Biblia Latinoamérica). La comprensión correcta de la Biblia nos capacita para comprender a Jesús, y la comprensión de Jesús nos da mejor entendimiento de las Escrituras. La palabra “interpretó” (diermeneuō) señala a una hermenéutica. El apóstol Pablo pregunta cómo puede creer la gente, y es solo si alguien viene y les proclama la palabra de Dios: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Rom. 10:14, RVR 1960). Además, el eunuco etíope contestó la pregunta del evangelista Felipe: “¿Acaso entiende usted lo que está leyendo?”, diciendo: “‘¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica?’ Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él” (Hech. 8:30, 31, NVI).

El verbo “explicar” es una traducción de la palabra griega hodegeō que significa “conducir”, “guiar”, “explicar”, “enseñar” o “instruir”.

Este breve vistazo demuestra que hay una necesidad urgente de una hermenéutica apropiada, cómo interpretar los textos bíblicos respecto a la ordenación de la mujer. Y es también evidente que el asunto de la ordenación de la mujer es primero de todo un asunto hermenéutico; es sobre cómo leemos e interpretamos el texto bíblico en este caso y en toda nuestra teología. Por lo tanto, establecer principios de interpretación de la Biblia es crucial a fin de arribar a un significado certero de las Escrituras acerca de la relación de los géneros en Cristo.

Este documento resume e ilustra los principios hermenéuticos desde una perspectiva adventista sin ir a pequeños detalles y proveer sustanciación para cada punto, porque otros colegas están presentando estudios específicos sobre estos asuntos que se han suscitado. El blanco de este estudio es establecer un patrón de pensamiento bíblico-teológico, una manera de pensar sobre cómo abordar e interpretar material bíblico con respecto a la ordenación de la mujer.

¿QUÉ ES LA HERMENÉUTICA BÍBLICA?

La hermenéutica bíblica es la ciencia de interpretar las Santas Escrituras a fin de determinar su significado[1]. Esta ciencia sigue principios de interpretación como también una metodología clara. La hermenéutica trata no solo con la comprensión de la Biblia, sino también con el proceso de pensamiento acerca de la interpretación bíblica y su evaluación. Uno no puede manipular el texto bíblico para que diga lo que quiere el intérprete. Necesitamos seguir principios correctos. La exégesis aplica entonces estos principios a textos particulares, y la exposición en la predicación o la enseñanza es la comunicación real del mensaje de Dios[2]. Uno no puede analizar minuciosamente la hermenéutica y la exégesis. El objetivo del proceso hermenéutico-exegético es descubrir qué significó el mensaje para la audiencia original, y qué significa para nosotros hoy. ¿Qué es lo que quiere decir el autor mediante lo que escribe?

La hermenéutica bíblica es también un arte, porque juntar textos diferentes y comprender su teología y significado requiere discernimiento especial de toda la enseñanza bíblica. Debe hacerse bajo la dirección del Espíritu Santo. Es por esto que es importante que esta tarea la haga un dedicado creyente en Dios. Como miembros de la Iglesia Adventista, aceptamos el método de interpretación de la Biblia histórico-gramatical-teológico como una herramienta apropiada para la comprensión de la Biblia[3]. Al mismo tiempo, rechazamos firmemente el método histórico-crítico de la interpretación del material bíblico[4]. Este método histórico-crítico solo puede descubrir la dimensión horizontal del texto bíblico y usa una metodología distorsionada al imponer algunos patrones preconcebidos sobre el texto, como ser una historia reconstruida (p. ej., no hubo un diluvio universal o un Éxodo desde Egipto; el libro de Daniel fue escrito en el tiempo de la guerra de los Macabeos alrededor de 165 a.C.), y el enfoque de composiciones literarias del Pentateuco (como el JEDS [Jahvista, Elohista, Deuteronomista y escritor Sacerdotal]; Deutero/Isaías; el libro de Deuteronomio que fue el resultado de la reforma de Josías en el siglo VII a.C.; etc.).

No es suficiente usar las herramientas correctas y seguir la metodología apropiada para interpretar las Santas Escrituras; el exégeta necesita también tener la actitud debida hacia la Palabra revelada:

  1. Aceptar la Biblia como la Palabra de Dios. Es de elevado significado subrayar que el Autor máximo, definitivo de las Escrituras es Dios, que los escritores bíblicos fueron guiados por el Espíritu Santo, y que la Santa Biblia es la revelación inspirada de Dios (2 Tim. 3:15-17; 1 Ped. 1:20, 21). Como adventistas del séptimo día creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, y aceptamos el modelo de inspiración llamado de “encarnación” o “pensamiento”[5].
  2. Estudiar la Palabra de Dios con un espíritu humilde, dispuesto a aprender. El Señor declara: “Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra” (Isa. 66:2, NVI). ¡Es por esto que la primera tarea al hacer exégesis es una oración! Orar por el Espíritu Santo y sabiduría de lo alto es existencialmente crucial para que el intérprete esté en armonía y a tono con el Autor de la Biblia a fin de entenderla. Sin la dirección del Espíritu Santo, el proceso de interpretación está limitado y en peligro. La lectura de la Biblia es primero de todo una disciplina espiritual, y necesitamos leerla con los ojos abiertos.
  3. Estar dispuesto a obedecer y seguir la Palabra revelada. La práctica del significado descubierto del mensaje bíblico es el elemento clave en la interpretación de la Biblia. Esto significa que el intérprete debe estar abierto a diferentes opciones interpretativas y no puede acercarse al texto con ideas preconcebidas. Por esto, la actitud correcta hacia el texto incluye una buena disposición a seguir las instrucciones de Dios, y no tratar de antemano rechazar un punto de vista específico aun si fuera contrario a un patrón de pensamiento establecido o un comportamiento status quo. Jesús declara acertadamente: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:17).
  4. Reconocer nuestras limitaciones humanas. La Biblia contiene una verdad proposicional, pero nuestra comprensión de ella es parcial, tentativa, nunca final (1 Cor. 13:9-13). La palabra final siempre pertenece a Dios. Todas nuestras declaraciones de fe están bajo su juicio y autoridad. Es por esto que necesitamos estudiar cuidadosamente su revelación, estremecernos ante su Palabra, y escucharnos atentamente unos a otros y estudiar juntos de modo que podamos avanzar en el conocimiento de su verdad.

A medida que el tiempo avanza, los creyentes pueden discernir y comprender mejor el significado de la revelación de Dios:

  1. Jesús declaró a sus discípulos: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes” (Mat. 24:15, 16). Cuando los seguidores de Jesús vieran “la abominación asoladora” (cumplimiento de la profecía de Dan. 9:27), debían huir de Jerusalén.
  2. Jesús proclamó que sus seguidores podían comprender y recordar su Palabra mejor después que ciertas cosas se cumplían: “Y ahora os lo he dicho antes de que suceda, para que cuando suceda, creáis” (Juan 14:29; ver también 13:19, 16:4).
  3. El descubrimiento radical de la iglesia del Nuevo Testamento acerca de la inclusión de los Gentiles solo llegó a ser gradualmente claro para la Iglesia Cristiana (ver Hech. 10, 11 y 15; Gál. 2:11-16).

PRINCIPIOS HERMENÉUTICOS PARA LA INTERPRETACIÓN DE LAS SANTAS ESCRITURAS

La Biblia es normativa y tiene la autoridad máxima en doctrina y práctica. Como adventistas, creemos en el autotestimonio de las Escrituras, y aceptamos los principios generales de sola scriptura (la Escritura sola determina asuntos de fe y ética) y tota scriptura (el uso de las Escrituras en su totalidad/enteramente). Se necesita estudiar seriamente el canon bíblico entero. Nos adherimos al principio de scriptura sui ipsius interpres (la Escritura se interpreta a sí misma); sin embargo, esto no significa que el estudiante de la Biblia no examinará el trasfondo histórico, el contexto del versículo (s) estudiado y la intención del pasaje bíblico. Al contrario, este principio requiere el estudio del contexto histórico y literario a fin de saber a qué asuntos responde el texto particular y de ese modo evitar aplicarlo mal.

¡Necesitamos permitir que el texto bíblico hable! Exégesis no es ni un lujo ni un mal necesario. No es un mero juego de palabras y oraciones, sino que es un trabajo diligente con el texto bíblico a fin de descubrir su significado. Este proceso incluye la teología bíblica como una parte inseparable. Preguntas de relevancia y aplicaciones prácticas no pueden estar separadas del proceso exegético. Puede también resultar útil para todo el proceso hermenéutico conocer la historia de la interpretación del texto (s) bíblico que se estudia hasta el tiempo presente a fin de estar informado mediante ello, comprender el debate actual, y evitar los obstáculos de la interpretación al no repetir los mismos errores (p. ej., las discusiones Trinitarias y Cristológicas; comprensión de la estructura, rol, misión y autoridad de la iglesia; debates sobre la revelación y la inspiración; la doctrina de la naturaleza de la humanidad; interpretación de la ordenación y el rol de la mujer en el Antiguo Testamento y la Iglesia Cristiana; etc.).

El método histórico-gramatical-teológico de interpretar la Biblia usa los siguientes principios hermenéuticos básicos:

Trasfondo histórico—Las seis palabras claves Para comprender el significado del mensaje bíblico, se necesita descubrir el trasfondo histórico básico. He aquí seis palabras claves que pueden ayudar respecto a este asunto.

  1. Quién: ¿Quién lo escribió o lo dijo? Decidir sobre la autoría del libro puede afectar radicalmente la comprensión del libro (p. ej., Job, Isaías, Daniel). Conocer la autoría de algunos libros bíblicos es muy crucial para su interpretación. Por ejemplo, aceptamos que Génesis fue escrito por Moisés a pesar del reclamo de los eruditos histórico-críticos de que ese no es el caso; aceptamos la autoría de Pablo de 1 y 2 Timoteo aun cuando pertenecen a las epístolas pastorales, las que algunos eruditos críticos consideran que fueron escritas después del tiempo de Pablo.

¿Quiénes son los principales protagonistas, figuras o actores en el texto que se estudia? ¿Qué puede conocerse acerca de ellos (por ejemplo, ver Junias, el apóstol en Romanos 16:7?[6]

  1. Cuándo: ¿Cuándo fue escrito el libro, cuándo ocurrió el evento, y/o en qué ocasión fue dado el discurso/mensaje mencionado? Para la mayoría de los libros bíblicos, es muy importante saber cuándo ocurrieron los eventos. Por ejemplo, ver el trasfondo del libro de Deuteronomio (¿fue Moisés el que dio los discursos en 1410 a.C., o fueron recién fabricados alrededor de 622 a.C.?), o los eventos en el comienzo del libro de Daniel (¿un sitio real de Jerusalén en 605 a.C. o solo una historia inventada del tiempo de los Macabeos?).
  2. Dónde: ¿Dónde se escribió o se dijo? El lugar histórico y qué ocurrió allí pueden jugar un papel clave en la comprensión del mensaje bíblico (p. ej., el libro de Josué) o aun la profecía (p. ej., la caída de Babilonia y el secamiento del río Éufrates en Apoc. 16). El estudio del trasfondo histórico incluye el conocimiento del idioma, la cultura, los hábitos, la cosmovisión, etc. (p. ej., la creación extrabíblica y las narrativas del diluvio). El valor de los documentos históricos y la arqueología para una comprensión del mundo bíblico es indispensable, porque ayuda a entender mejor el mundo antiguo y su cosmovisión en el cual ocurrió la historia bíblica y la polémica (p. ej., entender el culto de Artemisa o Diana y otros movimientos culturales que estaban presentes en Efeso en el tiempo de Pablo, le ayuda a uno a entender mejor Hech. 19:23-41 y 1 Tim. 2).
  3. A quién: El descubrir la audiencia original determina su comprensión y aplicación (p. ej., la audiencia de los tres discursos de Moisés de acuerdo con el libro de Deuteronomio; o la audiencia de Ezequiel o Daniel). Con respecto a 1 Timoteo 2, ¿cuál era la composición de la comunidad creyente en Efeso en los días de Pablo, y en particular, quiénes fueron los falsos maestros en Efeso respecto a quienes la epístola da consejo?
  4. Por qué: ¿Por qué fue escrito o dicho? El propósito o intención del autor revela el propósito principal del mensaje. Discernir el propósito que se persigue en el libro bíblico es de suma importancia (p. ej., la intención de los primeros dos relatos de la Creación apunta al sábado y al matrimonio como su punto central, esto es, la relación vertical y horizontal y las dimensiones de nuestra vida; el propósito del relato de la Caída es demostrar la gracia de Dios en medio de sus juicios; etc.). Nuevamente, respecto a Timoteo 1, ¿cuál era el problema particular, o los problemas a los que Pablo se dirigía en la epístola?
  5. Qué: ¿Qué fue escrito o dicho? Resumir el mensaje en una frase o un párrafo corto ayuda a descubrir el contenido, el mensaje básico, la enseñanza esencial, y las ideas principales.

ESTUDIO GRAMATICAL O LITERARIO

Estudio literario

Estudio de las palabras. Es necesario un estudio cuidadoso de las palabras porque su significado puede cambiar con el tiempo. El significado de las frases bíblicas se determina siempre por el contexto en el cual se las usa.

Por ejemplo, considere los significados diferentes de las palabras “cabeza” o “autoridad”. El contexto inmediato debiera decidir el significado particular de estos términos. Así por ejemplo, en 1 Corintios 11:3, la expresión “cabeza” (kephalē) ¿significa  “autoridad” o quiere decir “fuente”[7] o alguna otra cosa? ¿Tiene el mismo significado en vers. 4-7, 10? ¿Cuál es el significado de exousia (“autoridad”) en el v. 10? ¿Tiene aquí el mismo significado como en otras partes en el NT? Todas estas son preguntas buenas y legítimas.

En 1 Timoteo 2:12, la palabra authentein ¿significa “tener autoridad” o quiere decir “dominar sobre” o alguna otra connotación negativa? ¿Y qué en cuanto al significado de hēsychia en el mismo versículo: significa que una mujer debe estar totalmente “en silencio, callada” (KJV, NKJV, NIV), o se refiere a su comportamiento general que debiera estar “en paz” (CJB), actuando “quietamente” (NLT), como significa la raíz de esta misma palabra justamente unos pocos versículos antes con respecto a todos los cristianos (v. 2)?

Para dar ejemplos del AT, en las narrativas del Génesis sobre la creación, la palabra “hombre” (’adam) en Gén. 1:26-28 y en otras partes ¿tiene el significado de género masculino (y así sugiere primacía masculina) o es una palabra que abarca ambos géneros que significa “humano”, sin implicación de masculinidad? ¿La palabra “ayuda” (heb. ‘ezer) en Gén. 2:18, 20 sugiere un status subordinado para Eva, o este término es más neutral al no tener referencia a un status relativo puesto que aun a Dios se lo refiere como “ ‘ezer” (Éxo. 18:4; Deut. 33:7, 26, 29; 1 Crón. 12:19; Sal. 20:3; 33:20; 70:6; 89:20; 115:7-11; 121:2; 124:8; 146:5; Ose. 13:9)? ¡El título ‘ezer para Eva en Génesis 2 es realmente un gran cumplido!

Gramática y sintaxis. Martín Lutero ya dijo que teología es gramática porque de ella depende la comprensión del texto. La gramática, por ejemplo, ayuda a determinar qué tiempo está involucrado en el texto: pasado, presente o futuro (p. ej., la eternidad de la Palabra/Verbo que llegó a ser carne en un momento preciso del tiempo de acuerdo al uso de los tiempos pasados en griego [como el imperfecto y el aoristo] en Juan 1:1-3, 14). El estudio de la sintaxis es muy importante para discernir la relación de las palabras y las oraciones entre sí. Por ejemplo, el “nombramiento” de animales (Gén. 2:20) y de Eva (3:20) en contraste con el acto de “llamar” una “mujer” (2:23, NVI) a la mujer que acaba de ser formada, es decir, reconocer la cercanía y unidad entre Adán y su esposa (recibida como un don de Dios).

Otro ejemplo: La lista de Pablo de las cualidades para los ancianos en el género masculino, “marido de una sola mujer” (1 Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9). Esto puede explicarse sobre la base de la comprensión de los idiomas bíblicos, cómo expresan ellos sus pensamientos. Un rasgo importante de los idiomas bíblicos es el simple reconocimiento de que cuando ambos géneros están incluidos en un texto bíblico, se los describe en el género masculino. Febe también está descrita como diakonos (pero también adelphē [hermana {fem.}] en Rom. 16:1). El género masculino se usa a lo largo del Decálogo, pero igualmente no excluye a las mujeres de la obediencia (ni siquiera se menciona a la esposa, pero está incluida en “OS”). Jesús proclamó: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mat. 5:28). Sin embargo, esto no significa que las mujeres pueden mirar codiciosamente a los hombres.

Estadísticas. Las estadísticas bíblicas ayudarán para determinar la importancia de las palabras o frases, y para descubrir palabras claves, infrecuentes o únicas (hapax legomena). Así, por ejemplo, el significado de la palabra hebrea teshuqah en Génesis 3:16. Siendo que aparece solo tres veces en la Biblia hebrea, es importante notar la otra única vez donde aparece en el contexto de una relación hombre-mujer, esto es, Cantares 7:10, donde tiene claramente una connotación positiva de “deseo [romántico, sexual]”.

En 1 Timoteo 2:12, es importante darse cuenta que la palabra authentein (gobernar, tener autoridad) en 1 Tim. 2:12 es un hapax legomenon. Por lo tanto es crucial comprender el significado de esta palabra a la luz del significado actual del griego en el tiempo de Pablo, y no dar al texto un significado que se le daría solo varios siglos más tarde.

Características literarias diferentes. El estudio literario ayuda a descubrir rasgos literarios especiales como juego de palabras, anomalías gramaticales, ironías, tropos, paralelismo hebreo, construcciones inclusivas (o de envolturas), metáforas, etc. Por ejemplo, el inclusio en Génesis 2 hace claro que el hombre y la mujer están presentados como iguales en este capítulo, y el fluir del pasaje de lo incompleto a lo completo es justamente lo opuesto de aquellos que pretenden que este capítulo recalca la prioridad del hombre en la creación. Nuevamente, el paralelismo hebreo de Génesis 3:16 ayuda a explicar el significado de los juicios divinos dados a la mujer.

Estudio contextual

Es de suma importancia estudiar la palabra, frase u oración bíblica particular en su contexto inmediato y más amplio, porque el contexto decide su significado.

Por ejemplo, la esposa de Adán es creada como “ayuda idónea para él [Adán]”. La frase hebrea ‘ezer kedegdo traducida literalmente es “ayuda como opuesta a él” o “ayuda como correspondiente a él”, significando que son compañeros iguales en la vida, aun cuando son diferentes sexualmente (el texto de la Creación bíblica subraya la sexualidad de ambos). Así, aunque tienen funciones físicas diferentes, no hay un status subordinado o jerárquicamente superior en su relación. Su diferencia es buena, y solo porque son diferentes pueden prestarse una contribución mutuamente.

Otro ejemplo es que no hay una conexión causativa entre el vers. 12 y el 13 en 1 Timoteo 2: “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer  dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque [gr. gar] Adán fue formado primero, después Eva” (1 Tim. 2:12). La conjunción griega gar en el comienzo del vers. 13 es explicativa (como lo es en el vers. 5) y necesita ser traducida como “por”, y no “por lo tanto” o “porque” causativo. El razonamiento de Pablo aparentemente no tiene sentido: ¿Por qué una mujer o esposa debiera guardar silencio/estar callada en una iglesia de Efeso, porque Adán fue creado primero y Eva en segundo lugar? ¡En realidad, estar en silencio o callada no tiene nada que ver con la secuencia de la creación de la primera pareja! Este enigma tiene sentido solo si Pablo está respondiendo a una demanda específica de sus oponentes, a saber, que una mujer —la diosa Artemisa— fue creada primero, y de ella todo el mundo. Es difícil entender a Pablo porque es muy polémico; reacciona ante una herejía protognóstica especial que elevaba a la mujer a una supremacía cósmica basada en el culto de Artemisa (Diana).

La supremacía de esta mujer pretendía que la mujer fue creada primero, y todos (incluso los hombres) debieran someterse a esta diosa Madre. Debido a la adoración a esta madre-diosa, las mujeres (especialmente las esposas) estaban probablemente dominando a los hombres (incluyendo a sus esposos) en reuniones públicas. El mito de Cibeles y Atis, del cual surgió la Artemisa de Efeso, enfatizaba la creación de la diosa primero y luego la de su consorte masculino[8]. Pablo simplemente argumenta que en referencia al relato de la Creación que Adán fue creado primero (Pablo no explica el relato de la Creación). Sobre esta base, él insta a que esas maestras mujeres ruidosas deben guardar silencio, porque su enseñanza es perturbadora y lo que dicen no concuerda con el relato bíblico de la creación. De modo que Pablo declara categóricamente que no les permite enseñar.

Género literario

¿El texto bajo escrutinio es historia, profecía, parábola, canto, genealogía, controversia, ley, oración, etc.? Este es un punto extremadamente importante porque de esta identificación depende todo el enfoque y la interpretación del texto. Un conjunto diferente de reglas se aplica a la interpretación de las parábolas, y nuevamente, otras diferentes se aplican a las profecías. El tipo de literatura determina la aplicación de diversas reglas interpretativas. Por ejemplo, si 1 Timoteo es una carta polémica entonces uno necesita conocer los argumentos a los cuales Pablo responde, y entonces interpretar el texto en conformidad con ello. En esta epístola polémica Pablo reacciona ante problemas serios y escribe contra el gnosticismo incipiente, el rechazo del orden de la Creación por parte de falsos maestros y su defensa de mediadores múltiples, el ascetismo y el culto de mujeres de la supremacía de Artemisa (ver 1 Tim. 1:3-7; 2:3-6; 2:11-15; 4:1-5).

La estructura literaria

La estructura literaria del libro y del pasaje seleccionado es muy crucial para la comprensión del mensaje de la Biblia. Esto determinará las unidades literarias y las delimitará a fin de saber qué versos van juntos. Esto también muestra el flujo principal de pensamientos y ayuda a entender los puntos principales y el propósito del texto bíblico (p. ej., ver el primero y el segundo relato de la Creación del Génesis; la historia del Diluvio; los libros de Ezequiel, Daniel y Apocalipsis). Por ejemplo, la estructura quiástica de Génesis 3 ayuda a explicar el orden en el cual Dios se dirige a los que están bajo juicio en este capítulo. Nuevamente, la macroestructura simétrica de Cantar de los Cantares recalca la relación igualitaria entre Salomón y la Sunamita.

ESTUDIO TEOLÓGICO

Entender el Panorama General de la Revelación Bíblica

La cuestión más importante en nuestra vida es cómo pensamos acerca de Dios porque todo en nuestra vida depende de ello. Una debida comprensión del carácter de Dios, de la Gran Controversia y del Plan de Salvación, son los puntos claves de ingreso a la interpretación de la Biblia[9]. El propósito de la interpretación de las Santas Escrituras es conocer a Dios y sus planes, y entender cómo debiéramos vivir. Nuestra discusión acerca de la ordenación de la mujer está relacionada con el panorama teológico general de cómo vemos a Dios; en primer lugar tiene que ver con el asunto básico de cuál es nuestra actitud de hombres, hacia las mujeres y hacia nuestras hermanas en la iglesia. Cómo pensamos, percibimos y hablamos acerca de ellas? ¿Cómo nos relacionamos y comportamos hacia ellas? ¿Qué clase de bromas decimos acerca de ellas? Nuestros estudios con respecto al ministerio de las mujeres no son un mero ejercicio teológico; está en juego cómo tratamos a las mujeres en general.

En este contexto, necesitamos formular preguntas pertinentes adicionales: ¿Cuál es el parecer de Dios acerca de las mujeres y cómo las valora? ¿Cómo debiera cultivarse la relación entre hombres y mujeres entre los creyentes en Cristo? Este conjunto de asuntos conduce a otras dos preguntas teológicas específicas estrechamente relacionadas con nuestra discusión: ¿Qué clase de imagen de Dios será presentada en mi/nuestra interpretación en favor de la ordenación de las mujeres? ¿Qué clase de cuadro de Dios será pintado por mi/nuestra negación de la ordenación de las mujeres?

De los Textos Claros a los No Claros, de lo Conocido a lo Desconocido, de los Versículos Sencillos a los Problemáticos

Por ejemplo, los textos acerca de Jesús como el comienzo (archē) de la creación de Dios, el ser engendrado (monogenēs) Hijo de Dios, o el primogénito (prototokos), etc. Algunos han tomado estos pasajes para decir que Jesús no es plenamente Dios, o que Él ha estado eternamente subordinado al Padre. Otros van más lejos con el argumento, basado en este tipo de pasajes, diciendo que si Jesús estaba subordinado al Padre, entonces esto provee un modelo de subordinación femenina a los hombres en el hogar y en la iglesia. Tal argumentación no comienza con los textos claros sobre las relaciones en la Trinidad, e interpreta lo que no es claro a la luz de lo que es claro.

Otro ejemplo es la necesidad de comenzar con Moisés (Gén. 1-3) e ir a Pablo (1 Tim. 2) y no tratar de oscurecer las declaraciones claras de Génesis al comenzar con Pablo y forzar este significado sobre el texto del Génesis a fin de explicar los versículos difíciles del Apóstol Pablo. La declaración de Pablo, “Adán no fue el engañado, sino que la mujer; y al ser engañada, cayó en pecado”, es muy incompleta, porque Adán pecó también y se convirtió en un pecador, no solo Eva. Sin embargo, Pablo no dice ni una palabra aquí acerca de la caída de Adán y su pecaminosidad. Este versículo tiene sentido solo si Pablo (mientras se refiere a la historia de la Creación del Génesis) reacciona ante los reclamos heréticos específicos de sus oponentes que tratan de hacer dominante el culto de la Mujer (Artemisa) y la primacía de las mujeres. Pablo explica y prueba en Romanos que somos todos pecadores y apunta solo a Adán. ¿Se contradice Pablo? De ninguna manera, porque cada texto necesita ser explicado en su propio contexto. Romanos es una epístola doctrinal que enseña sobre la verdadera fe y cómo ser salvos en Cristo Jesús, pero 1 Timoteo es una carta polémica.

¿Significado Literal o Espiritual/Figurado?

¿Cómo debiéramos leer el texto bíblico? ¿Tiene la Biblia un sensus literalis, esto es, un significado literal, o sensus spiritualis, esto es, significado espiritual? ¿Es posible hablar también de sensus plenior, esto es, un significado más profundo? Nuestro principio guiador es que leemos el texto bíblico de manera literal a menos que el contexto demande que lo hagamos de otra manera, porque encontramos parábolas, símbolos, cantos, profecía, metáforas, etc. Por ejemplo, Génesis 2:4 caracteriza el relato de la Creación como una “genealogía”, esto es, como un relato histórico, factual, como lo son otras nueve genealogías en el libro del Génesis, incluyendo la genealogía de Adán, Noé, Taré, y Jacob (5:1; 6;9; 10:1; 11:10; 11:27; 25:12; 25:19; 36:1; 37:2). Si las genealogías de estos patriarcas son históricas y realmente ocurrieron en una forma literal, de igual manera debe también ser histórica “la genealogía de los cielos y la tierra”.

Hay diferencia entre el significado literal y el literalista del texto. “Literal” significa que uno lee el texto bíblico en su contexto con su mensaje intencional mientras que la lectura “literalista” significa que el texto bíblico se toma en una manera muy estrecha, dogmática, sin tener en cuenta sus consideraciones contextuales y teológicas más amplias. Por ejemplo, algunos han leído 1 Corintios 14:34 de manera literalística (“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar”), y para ellos quiere decir que las mujeres no han de hablar en absoluto en servicios de adoración públicos. Pero información que encontramos en esta misma epístola de 1 Corintios indica que las mujeres ciertamente hablaban en servicios de adoración (11:5), ¡con la bendición de Pablo! Ciertamente este pasaje no debe tomarse como una prohibición literal sobre todas las mujeres que hablan en la iglesia[10].

Como adventistas del séptimo día comprendemos la complejidad del mensaje bíblico. Jamás hemos interpretado el texto bíblico en una manera literalística o simplista. Por ejemplo: (1) No aceptamos que textos como Apocalipsis 14:10, 11 y 20:10 enseñan la tortura consciente eterna en el fuego aunque los textos lo sostienen explícitamente; nuestra lectura de estos textos no es literalista o simplista. (2) Rehusamos creer que textos como Malaquías 4:2, 3 y Romanos 9:15-24 hablan de una predestinación doble. (3) No creemos en una manera literalista que después de la muerte vamos inmediatamente al cielo  para estar con Jesús, aunque pareciera que eso es lo que dice Pablo (ver Fil. 1:23; 2 Cor. 5:6-9). (4) No aceptamos una dicotomía entre la ley y la gracia (que están la una contra la otra) a pesar de textos como Romanos 6:14 y Gálatas 2:16, 17. Como adventistas siempre estudiamos seriamente el trasfondo histórico, el contexto inmediato y más amplio, la audiencia, la teología, el propósito y la intención del texto. De otro modo es fácil que nos confundamos y lleguemos a conclusiones erróneas. En otras palabras, la salvaguardia de la interpretación equilibrada no se encuentra en una simple cita de la Biblia, sino en encontrar principios que deben ser aplicados correctamente.

¿Textos Prescriptivos o Descriptivos?

¿El texto bíblico describe solo lo que ocurrió (p. ej., la conducta de la gente; las consecuencias del pecado) o prescribe una cierta conducta en los relatos, las parábolas o los textos legales? Algunos ejemplos incluyen la borrachera de Noé, el adulterio de David, el castigo aplicado por Nehemías a la gente por no saber el hebreo y por casamientos mixtos con incrédulos/idólatras, etc. Con respecto a Génesis 3:16, ¿es una prescripción permanente de primacía masculina o una provisión redentora/correctiva para facilitar el regreso al ideal de la Creación (ver Gál. 3:26-29; Efe. 5:21-33; similar al “trabajo doloroso” para Adán en Gén. 3:17b)?[11]

Preguntas adicionales necesitan siempre ser cuidadosamente estudiadas. ¿A quiénes se aplica la prescripción? ¿Es temporal o universal? ¿Se aplica a un individuo o a todo el pueblo? ¿Solo a Israel o también a todas las naciones? El alcance de la instrucción bíblica es importante. Por ejemplo, en 1 Timoteo 2:11-15 Pablo usa el vocabulario ambiguo (anēr-gynē) que puede referirse a una relación “hombre-mujer” o “esposo-esposa”[12]. ¿El consejo de Pablo en 1 Timoteo 2:11-15 se aplica a todas las mujeres en todas partes, para siempre, o se aplica solo a aquellas en la situación específica en Éfeso (o en situaciones similares que podrían ocurrir en otras partes y/o más tarde), en las cuales las mujeres/esposas dominan sobre los hombres/sus esposos en el servicio de adoración? ¿Habla Pablo sobre la relación hombres-mujeres o solo sobre la relación esposos-esposas, o tiene en mente ambas relaciones? Similarmente, ¿en 1 Corintios 14:34, el consejo respecto a las “mujeres/esposas” (gynē) se aplica a la relación hombres-mujeres en general en la sociedad y/o a la iglesia o solo a la relación matrimonial entre esposo-esposa?

Primero el Indicativo y luego el Imperativo del Evangelio

La gracia siempre viene primero y luego sigue la ley. La fe y la obediencia no se pueden separar, pero la fe es siempre la raíz de la salvación y su fruto es una vida ética. El Espíritu de la ley, esto es, su intención, tiene prioridad sobre su aplicación literalista (p. ej., las seis antítesis de Mateo 5:21-48 en el Sermón del Monte). El acto de la ordenación necesita ser entendido como el resultado de experimentar la gracia de Dios y el poder de su Espíritu en la vida.

La Importancia del Estudio dentro del Contexto General de la Enseñanza Bíblica

No todas las cosas que se enseñan en la Biblia son igualmente importantes. Por ejemplo, la muerte de Jesús en la cruz es la gran verdad central de la Biblia alrededor de la cual se agrupan todas las demás enseñanzas bíblicas[13]. Necesitamos preguntar qué lugar tiene la ordenación en el sistema de la verdad de Dios, cómo forma parte del plan de salvación, y cómo encaja en los temas de la gran controversia. ¿Es la ordenación de hombres o mujeres una enseñanza central de la Biblia o más bien periférica? De hecho, no es algo prescrito directamente o enseñado repetidamente por autores bíblicos. ¿No es revelador que Elena de White no se refiere ni una sola vez a pasajes cruciales como 1 Timoteo 2:8-14 y 1 Corintios 11:3, que proveen el argumento fundamental para aquellos que se oponen a la ordenación de la mujer?

Intra e Intertextualidad

¿Cómo usan los mismos autores bíblicos y luego los posteriores el material bíblico revelado previamente? ¿Se usa en una forma dogmática, ética, exhortativa o polémica? Todos los textos relacionados necesitan ser una parte de la conversación. Al mismo tiempo, necesitamos ser cuidadosos de no reunir textos que no van juntos aunque a primera vista pudiera sugerirlo.

Por ejemplo, el uso de Marcos 7:19 ó Hechos 10 como una negación de la enseñanza bíblica sobre los alimentos limpios e inmundos de Levítico 11. Otro ejemplo, Pedro realmente da la interpretación correcta de Pablo (porque a él se lo malinterpreta tan fácilmente) a fin de mostrar el verdadero significado de la relación esposo-esposa (comparar 1 Tim. 2:8-15 con 1 Ped. 3:1-7).

Otro ejemplo, el Cantar de los Cantares ha sido ampliamente reconocido como un comentario inspirado sobre las relaciones de género en Génesis 1 y 2. Hay numerosos enlaces intertextuales entre el Cantar y Génesis 1 y 2. Además, el Cantar se vincula con Génesis 3:16, e invierte explícitamente la provisión reparadora de la primacía masculina y la sumisión femenina mientras subraya la posibilidad de volver al ideal de la Creación para el matrimonio como se registra en Génesis 2:24. Uno no puede pasar por alto este testimonio inspirado crucial al interpretar las relaciones entre hombres y mujeres en los primeros capítulos del Génesis.

Unidad de la Biblia

Los autores bíblicos no se contradicen a sí mismos. La analogía de fe es un principio importante y necesita mantenerse, porque lo respalda la evidencia bíblica interior. Por ejemplo, la armonía entre Moisés, los profetas, Jesús, Pablo y Santiago sobre la justificación por la fe; la actitud hacia las mujeres en el Antiguo y el Nuevo Testamentos.

Con respecto al rol de la mujer en la iglesia, uno no puede colocar a Pablo contra Pablo: uno no puede interpretar 1 Timoteo 2:8-14 de una manera que contradiga las numerosas declaraciones de Pablo en las que afirma a la mujer en posiciones de liderazgo en la iglesia, y su declaración de principios básicos respecto a las relaciones de género en Gálatas 3:28. Uno no puede colocar a Pablo en contra de Moisés y de Salomón, al interpretar 1 Timoteo 2:8-14 en una forma tal que contradice la exégesis de Génesis 1-3 y el comentario inspirado del AT sobre este pasaje en el Cantar de Salomón.

Por lo tanto, necesitamos leer sabiamente la Biblia, esto es, con oración, humildemente, bajo la dirección del Espíritu Santo, y en su contexto histórico, gramatical, literario y teológico.

PELIGROS Y FALACIAS AL INTERPRETAR LAS ESCRITURAS

Selectividad

Necesitamos evitar el ser selectivos, escogiendo solo algunos textos que encajen dentro de nuestro propio constructo interpretativo. Por ejemplo, la identificación rabínica del Mesías en el tiempo de Jesús se concentraba en el Rey justo (Isa. 11) mientras ignoraba otra figura Mesiánica, a saber, el Siervo Sufriente o el Siervo del Señor de Isaías 53. Cuando Jesucristo vino como el Siervo Sufriente, lo rechazaron porque no encajaba dentro de su categoría interpretativa. ¡Qué tragedia debido a una comprensión errada de las Escrituras!

Uno necesita estar dispuesto a tratar con una complejidad de asuntos y no evitar algunos problemas difíciles, porque el criterio que apliquemos para interpretar un problema puede afectar otros asuntos. Por ejemplo, no podemos hablar solamente sobre el silencio de las mujeres durante la adoración en la iglesia (1 Cor. 14:34, 35; 1 Timoteo 2:11, 12) pero evitar de tratar otros asuntos estrechamente relacionados tocantes a las mujeres en la iglesia: la cabeza cubierta de las mujeres (1 Cor. 11:5, 6, 13) o su obligación de tener cabello largo (1 Cor. 11:6). Necesitamos tener una buena razón por la que tomamos tan seriamente 1 Timoteo 2 sobre el silencio de las mujeres (quietud), pero ignoramos aplicar las instrucciones de Pablo sobre el cabello largo de las mujeres o la cabeza cubierta. Estas otras dos prácticas no son defendidas en nuestra iglesia aun por aquellos que arguyen contra la ordenación de la mujer. ¿Por qué no? Parece que Pablo no usa razones diferentes para defender estas tres prácticas; él aboga en favor de todas ellas con referencia al orden de la Creación del Génesis (1 Cor. 11:3-16; 14:34; 1 Tim. 2:11-15). ¿Puede el conocimiento de hábitos sociales, circunstancias o problemas específicos en las iglesias en Corinto y Éfeso ayudarnos a discernir si estas prácticas son relevantes o no para nosotros?

Inconsistencia

Es muy arbitrario e inconsistente hablar sobre el silencio de las mujeres en la iglesia y no permitirles que enseñen de acuerdo con 1 Timoteo 2:11, 12, y luego aplicar esto solo a la ordenación de la mujer y/o al trabajo de un pastor ordenado, es muy arbitrario e inconsistente. En general, en nuestras iglesias esta regla no se aplica a las mujeres cuando son maestras en escuelas e iglesias, obreras bíblicas, predicadoras, ancianas, diaconisas, maestras de Escuela Sabática, etc. No guardan silencio en la iglesia, ellas cantan, oran, hacen anuncios, enseñan, predican, etc. Necesitamos ser constantes en la interpretación y aplicación de la Biblia.

Eisegesis (exégesis)

Eisegesis es imponerle al texto un significado que no corresponde con la intención del texto. Ideas ajenas al texto se implantan en el significado del pasaje sin un respaldo sustantivo o evidencia textual. Esta imposición ignora el trasfondo histórico, la audiencia, el contexto inmediato y el más amplio, y la intención del autor sobre qué verdad él realmente quiere comunicar.

Por ejemplo, la Biblia testifica que nosotros fuimos creados a la imagen de Dios (Gén. 1:26, 27). Algunas personas quisieran deducir de este hecho que Adán y Eva fueron creados con funciones diferentes, así como hay funciones diferentes en la Deidad —una Persona de la Deidad no puede hacer lo que otra Persona hace— de modo que el Hijo y el Espíritu deben someterse a la voluntad del Padre. Por lo tanto, sostienen que las mujeres tienen funciones diferentes a las de los hombres, y que ellas deben someterse a la autoridad de los hombres. Estos intérpretes violan una premisa teológica básica sobre la igualdad de las Personas divinas y la igualdad de sus diferentes funciones. Este razonamiento está absolutamente equivocado desde el punto de vista teológico porque hace a Dios a nuestra imagen y trata a partir de este constructo teológico desarrollar nuestras relaciones humanas.

Este es más un enfoque filosófico al texto bíblico, bueno para algunas especulaciones esotéricas gnósticas, pero absolutamente fuera de lugar con el tema de la subordinación de las mujeres a los hombres. No podemos comparar lo incomparable. Por ejemplo, es absolutamente insostenible en el pensamiento bíblico-teológico desarrollar una jerarquía entre ángeles con sus diferentes funciones y subordinaciones, y luego transferirla o compararla a las relaciones entre hombres y mujeres. ¡Los humanos no fueron creados a la imagen de los ángeles! No sabemos absolutamente nada con respecto a la sexualidad de los ángeles, su matrimonio o vida familiar (ver Mat. 22:29, 30). Evidentemente no hay ninguna analogía entre la jerarquía de los ángeles y las relaciones hombre-mujer o esposo-esposa porque no hay una relación de género entre los ángeles (al menos no está revelado en la Biblia). No podemos proyectar nuestros propios deseos o ideas en el texto bíblico y su mensaje general.

Elena de White advierte: “Es verdad que muchas teorías y doctrinas que se consideran generalmente derivadas de la Biblia no tienen fundamento en lo que ella enseña, y ciertamente contrarían todo el tenor de la inspiración”[14].

No Reconocer ni Definir Presuposiciones Personales

Es imposible llegar al texto bíblico sin presuposiciones culturales, teológicas y de otra índole. No podemos pretender llegar como una tabula rasa, una pizarra en blanco, e interpretar el texto sin ningún prejuicio en forma puramente objetiva. Aunque no podamos evitar de llegar con presuposiciones, podemos tratar de identificar y definir qué conjeturas previas, creencias previas y suposiciones traemos al texto. Podemos pedir al Espíritu Santo que nos muestre nuestras presuposiciones y nos ayude a evaluarlas a la luz de la Escritura, para determinar si son verdaderamente bíblicas.

Al tratar con algunos individuos acerca de la ordenación de la mujer, cuando han oído todos los argumentos exegéticos, finalmente hacen la declaración que revela su presuposición no examinada: “Todos saben que es parte de la naturaleza humana: los hombres dirigen y las mujeres siguen”. Esto revela un prejuicio cultural que colorea la interpretación de todos los textos relevantes. Otros llegan al tema de la ordenación de la mujer con presuposiciones basadas en el feminismo liberal o en conceptos occidentales de justicia social antes que en la comprensión bíblica. Estas suposiciones inconscientes necesitan ser identificadas, definidas, y luego el estudiante de la Biblia necesita estar abierto a la posibilidad de que la Escritura verifique, cambie o corrija las presuposiciones de uno para que estén en armonía con la enseñanza bíblica.

azonamiento circular

En nuestra interpretación de la Biblia necesitamos evitar el razonamiento circular. El exégeta necesita estar muy consciente de este peligro porque es tan fácil caer en él. Cada texto necesita ser interpretado en su debido contexto histórico, gramatical, literario y teológico, y solo entonces puede ser puesto en diálogo con otros textos (analogía de fe). Un intérprete no puede introducir dentro del texto que está estudiando el significado tomado de otro texto a fin de que estos dos pasajes aparentemente contradictorios encajen bien, y luego alegar que estos dos textos bíblicos se confirman mutuamente.

En realidad, esto es leer en el texto estudiado ideas foráneas que son contrarias a su intención y al flujo de los pensamientos.

Por ejemplo, algunos intérpretes introducen en el relato de Moisés de la Creación (Gén. 1, 2) sus propios pensamientos acerca de la primacía del hombre y la sumisión de Eva a Adán como piensan que Pablo lo declara en 1 Timoteo 2:11-14 (y así proyectan la idea de primacía y la sumisión de Eva a Adán en los relatos del Génesis), y luego interpretan 1 Timoteo 2 y argumentan que esto es lo que Pablo dice puesto que está de acuerdo con la enseñanza de Moisés. Para poder hacer esto, necesitan imponerle al texto de Génesis su propio constructo filosófico de igualdad ontológica pero una jerarquía funcional (en materia de liderazgo) en Génesis 2[15], sacar las cosas de su contexto inmediato, y violar severamente el concepto bíblico de la armonía y unidad original de la primera pareja humana. De este modo se ignora la intención de Génesis 2 y se introduce la idea de primacía masculina aun cuando este concepto o categoría no se menciona una sola vez en este capítulo.

Descartando Todas las Dificultades, Tensiones y Problemas

El estudiante de la Biblia necesita reconocer que no resolverá todos los problemas relacionados con el texto bíblico. Sin embargo, estas discrepancias textuales no tienen poder para derribar el énfasis principal y la enseñanza de la Biblia. No disminuyen la certeza del mensaje bíblico en su totalidad.

Por ejemplo, en 1 Timoteo 2:15 se lee que las mujeres se salvarán procreando hijos. Esta declaración presenta un problema enorme para que la entiendan los intérpretes; sin embargo, podemos saber y estar seguros de qué es lo que Pablo no quiere decir a través de esta declaración: él no aboga en favor de la salvación por obras, de salvarse teniendo hijos, porque este pensamiento es completamente contrario a lo que él enseña en sus epístolas. De otro modo, las mujeres con muchos hijos se salvarían automáticamente ya que el tener bebés sería la causa de su salvación. Así sabemos lo que Pablo no quiso decir con esto, pero estar exactamente seguros de lo que Pablo quiso decir es un asunto de interpretación, y se han presentado varias teorías convincentes. Pienso que debería entenderse en el contexto de la polémica cortante de Pablo contra quienes abogaban por la supremacía de una mujer y la enseñanza gnóstica acerca de despreciar las actividades físicas y corporales y rechazaban el matrimonio (1 Tim. 4:3). Él probablemente anima a los creyentes en Cristo a tener hijos y les dice a las esposas que traer hijos al mundo no pone en riesgo su salvación en Cristo Jesús; solo necesitan continuar en “fe, amor y santificación, con modestia”.

Discrepancias y contradicciones aparentes pueden ayudarnos a estudiar cuidadosamente determinados pasajes, evitar la simplicidad y encontrar una mejor solución. Por ejemplo, compare el relato acerca del envío de espías a la Tierra Prometida: ¿Lo inició Dios o el pueblo? Ver las declaraciones aparentemente contradictorias en Números 13:1-3 y Deuteronomio 1:22, 23.

Otro ejemplo: ¿Se contradicen Pablo y Santiago sobre la justificación por la fe? No, si uno entiende (1) cómo definen en forma diferente los términos fe y obras; (2) cuál es el propósito de sus declaraciones (a qué problema respondía cada uno de ellos); y (3) quiénes eran sus oponentes (sus audiencias diferentes). Puede entonces establecerse la armonía entre ambos[16].

Otro ejemplo es donde Pablo aparentemente se contradice a sí mismo cuando, por una parte, permite que las mujeres oren y profeticen públicamente, como se declara explícitamente en 1 Corintios 11:5: “Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza, porque es lo mismo que si se hubiera rapado” (1 Cor. 11:5, RV 1995; para Pablo profetizar significa edificar la iglesia, fortalecer, animar y confortar al pueblo, ver 1 Cor. 14:3, 4), y por otra parte, prohíbe a las mujeres a hablar en la iglesia (1 Cor. 14:34, 35; 1 Tim. 2:11, 12). ¡No debiéramos poner a Pablo contra Pablo! Esta debe ser una clave hermenéutica para nosotros. Solo en dos ciudades había problemas tan grandes que Pablo no permitió a las mujeres hablar públicamente en cultos de adoración; esto ocurrió en Corinto (ver 1 Cor. 11:3-16 y 14:34, 35) y Éfeso (1 Tim. 2:11, 12). Ambas ciudades eran centros paganos con una inmensa población y muchos problemas morales y de sincretismo en la iglesia. En Corinto, las mujeres interrumpían los cultos hablando en lenguas en forma incontrolable, y las mujeres que todavía perturbaban los cultos en Éfeso estaban adheridas al culto de Artemisa. De modo que lo que Pablo está realmente prohibiendo a las mujeres en esas ciudades es hablar en forma desordenada en los cultos (1 Cor. 14:29-33, 40), porque Pablo solo está en favor de un culto ordenado, decente, adecuado y honorable.

HECHOS 15: CONCILIO DE JERUSALÉN —UNA CLAVE HERMENÉUTICA

¿Qué hemos de hacer como creyentes en Cristo cuando se nos desafía seriamente en nuestras prácticas o creencias? El Concilio Apostólico en Jerusalén puede servir como un modelo y la clave sobre cómo encarar esas dificultades.

La iglesia temprana enfrentaba un nuevo problema enorme: la aceptación de creyentes gentiles en la iglesia. Hasta entonces, solo había sido una iglesia judeo-cristiana. Los gentiles venían a la iglesia judeo-cristiana, y los creyentes en Jesús crecían en número. Pero la iglesia temprana no estaba lista para abrir sus brazos a los creyentes gentiles porque por siglos los gentiles incircuncisos habían sido excluidos de la comunidad de creyentes. Dios tuvo que intervenir dramáticamente mediante sueños y con el don del Espíritu Santo antes que la iglesia estuviese dispuesta a bautizar y aceptar a los creyentes gentiles (ver Hechos 10, 11).

Fue convocado el Concilio de Jerusalén porque habían surgido dos preguntas principales:

  1. ¿Necesitan los gentiles hacerse primeramente judíos a fin de convertirse en cristianos? ¿Necesitan ser circuncidados como lo requiere el pacto abrahámico?
  2. ¿Qué necesitan mantener los cristianos gentiles de la ley mosaica?

¿Qué decisión se tomó con respecto a estas preguntas? ¿Sobre qué base? Los apóstoles descubrieron principios bíblico-teológicos por medio del estudio de las Sagradas Escrituras y el regreso a la Biblia hebrea. Los judaizantes, personas legalistas, tenían abundancia de “buenas” razones y “pruebas” bíblico-teológicas para argüir y pedir a los gentiles que se circuncidaran y guardaran todos los requisitos de la ley mosaica. Sus argumentos parecían buenos; eran lógicos. Podían construir su razonamiento sobre los hechos del pacto eterno de Dios, los requerimientos claros del pacto abrahámico, la validez de las leyes de Dios, la inmutabilidad de la enseñanza de Dios, el lenguaje categórico de Génesis 17:14, la necesidad de que la fe y la obediencia vayan juntas, etc. Sin embargo, el concilio decidió sobre la base de Amós 9:11, 12 (citado en Hech. 15:16, 17) que los gentiles debieran ser parte de la iglesia sin pedirles que primero se hiciesen judíos mediante la circuncisión. Luego surgió otra pregunta sobre qué leyes de la Ley de Moisés debían guardar, y la decisión se hizo sobre la base de Levítico 17, 18[17].

Los apóstoles estudiaron las Escrituras ya previamente conocidas, pero ahora, con una nueva comprensión y entendimiento de la Palabra de Dios, las aplicaron de manera diferente. Estaban dispuestos a reestudiar textos familiares y verlos bajo la influencia del Espíritu Santo en una nueva luz. En esta manera descubrieron la intención original de estos textos que no habían estado claros para ellos antes, y abrieron sus brazos a los gentiles. Este nuevo estudio de la Palabra de Dios bajo nuevas circunstancias y la dirección del Espíritu Santo les ayudó a descubrir el significado correcto y la aplicación de los principios bíblicos. Los apóstoles pudieron recurrir solo a unos pocos textos, pero pudieron mostrar que en este tiempo después de la primera venida de Jesús, Dios quería que todos estuviesen en su iglesia, tanto judíos como gentiles.

No estaban introduciendo sus propias ideas en el texto, porque el significado que ellos enfatizaban estaba siempre presente allí. “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias” (Hech. 15:28). No estaban usando su autoridad apostólica, sino la autoridad de la Palabra de Dios. No estaban apelando al Espíritu Santo aparte de la Palabra sino en combinación de ambos. Además, estudiaron las Escrituras juntos y se sometieron a esta interpretación nueva y correcta.

Todas sus decisiones se hicieron sobre la base de las Escrituras y bajo la dirección del Espíritu Santo. Lo que es realmente importante captar es que, en cuanto a la circuncisión, su decisión se hizo con una diferencia: los judíos podrían continuar con este ritual si deseaban hacerlo así (porque era su identidad nacional), pero los gentiles no estaban obligados a circuncidarse. Esta práctica doble fue un paso adelante radical y una decisión sabia en armonía con la intención y el espíritu del texto bíblico[18]. ¡Una decisión estaba limitada a la nación (para los judíos) y la otra era universal (para los gentiles)!

Dios intervino y les dio una comprensión nueva y diferente de las Sagradas Escrituras. Conocían los textos bíblicos antes pero el significado les estaba oculto y les resultaba oscuro. La iglesia apostólica tuvo que reflexionar sobre el mismo material del Antiguo Testamento desde una nueva perspectiva, la primera venida de Jesucristo. Bajo la dirección del Espíritu Santo, los líderes vieron ahora nuevos indicios en los textos bíblicos y una nueva luz en el propósito original que les ayudó, los guió, y dio una nueva dirección al proceso de efectuar decisiones sobre qué hacer en nuevas situaciones.

APLICACIÓN A LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA

Estableciendo Principios Bíblicos Guiadores

Necesitamos reflexionar sobre el material bíblico y extrapolar principios generales de los textos que pueden guiarnos en el proceso referente a la ordenación de la mujer. Elena de White declara: “Tenemos que permanecer firmes como una roca en los principios de la Palabra de Dios, recordando que Dios está con nosotros para darnos fuerza para enfrentar cada nueva experiencia. Mantengamos siempre en nuestras vidas los principios de justicia para que podamos avanzar de fuerza en fuerza en el nombre del Señor”[19]. Ekkehardt Muller en sus artículos en Ministry y BRI Newsletter[20] argumenta con exactitud que hay que “usar principios bíblicos para determinar cómo debieran decidirse las preguntas sobre asuntos teológicos”[21]. Yo llamaría este enfoque, “hermenéutica de principios” o “hermenéutica basada en principios”.

Necesitamos seguir principios hermenéuticos sólidos (no un método de textos probatorios o lectura literalística de la Biblia). Necesitamos una comprensión equilibrada y bíblicamente informada del texto bíblico que debe construirse sobre un razonamiento teológico sólido. Necesitamos razonar, reflexionar seriamente sobre la revelación divina, y cultivar un pensamiento bíblico-teológico. Estos principios guiadores pueden establecerse sobre la base de la metanarrativa de la Biblia, el pensamiento bíblico-teológico sobre el reconocimiento del flujo de las doctrinas y de los eventos principales, el modelo de cumplimientos de predicciones, y la trayectoria bíblica.

Si explicáramos la verdad bíblica simplemente mediante textos probatorios en vez de encontrar y aplicar principios (trabajar de esta manera con la así llamada “hermenéutica de principios”), no podríamos asumir una posición contra el fumar o el usar drogas. Tendríamos problemas inmensos para presentar y defender la doctrina de la Trinidad, la doctrina del santuario, el sistema de diezmo, etc. Pero debido a que derivamos principios en base al texto bíblico, podemos edificar posiciones doctrinales. Como Iglesia Adventista nunca hemos leído la Biblia en forma simplista; no explicamos, por ejemplo, metáforas tales como “saca tu ojo” (Mat. 5:29; 19:9), “corta tu mano” (Mat. 5:30; 18:8), “pasa la montaña” (Mat. 17:20), y el relato del hombre rico y Lázaro (Luc. 16:19-31), en una manera literalista.

La creación es el principio fundamental y global de la enseñanza bíblica. La doctrina de la Creación es un artículo de fe en el cual la Iglesia Adventista permanece o cae. La creación es también crucial para nuestra teología porque nuestros puntos doctrinales esenciales pueden remontarse directa o indirectamente a las raíces de la Creación. Cada una de nuestras 28 Creencias Fundamentales está de algún modo atada a la Creación. Aun donde las enseñanzas adventistas sobre doctrina y asuntos de estilo de vida no están afirmadas inequívocamente por referencias bíblicas explícitas, estas creencias encuentran su máximo fundamento en la doctrina de la Creación. Examinemos a continuación unos pocos ejemplos:

  1. ¿Por qué como adventistas no bebemos alcohol? No hay un texto en la Biblia que explícitamente prohibiría el beber alcohol: “No bebas alcohol”. Por el contrario, hay una legislación para usar el (segundo) diezmo para comprar vino (yayin) y bebida fermentada (shekar) —ver Deuteronomio 14:26: “Con ese dinero podrás comprar lo que prefieras o más te guste: ganado, ovejas, vino u otra bebida fermentada…” Sin embargo, hay textos contra el alcoholismo y que recomiendan beber con moderación. Además, hay muchos ejemplos en la Biblia acerca de beber alcohol, pero las historias claves son negativas (ver, por ejemplo, la ebriedad de Noé y de Nabal). Hay algunos textos que presentan el ideal: Levítico 10:8, 9; Proverbios 20:1; 23:20, 21, 29-35; 31:4-7; los recabitas, Jeremías 35:6. Estos pocos textos apuntan a la verdadera intención de la revelación de Dios. Esta es la razón por la cual es importante conocer cuál es la trayectoria bíblica en este particular. De acuerdo con mi comprensión, es la abstinencia, aun cuando no hay un texto probatorio para ello. Debido a que estamos continuamente en el servicio de nuestro Señor y hemos recibido un llamado especial para vivir para él y representarle bien, pienso que lo apropiado es abstenernos del consumo de alcohol[22]. ¡La salvaguardia está en las sugerencias de los textos bíblicos y no detrás de los textos o fuera de ellos! Este reconocimiento está en contra del uso de William Webb de la trayectoria de la Biblia, porque para él esta trayectoria está arraigada fuera del texto bíblico[23]. Necesitamos volver al ideal de la Creación de Dios cuando nada estaba malogrado sino que era puro.
  1. ¿Por qué hay muchos adventistas vegetarianos? ¿Por qué somos vegetarianos? No hay una declaración bíblica que diga: “¡Sé vegetariano!” Hay reglas divinas claras para comer carne limpia (Lev. 11 y Deut. 14). Razonemos teológicamente desde Levítico 11 de regreso al ideal de la Creación. La razón principal detrás de la legislación de los alimentos limpios e inmundos es el respeto por el Creador[24]. ¡Génesis 1 marca el tono! Detrás de las leyes alimenticias del Pentateuco está el patrón teológico Creación-Caída-Nueva Creación. La razón principal es teológica: volvemos de regreso al ideal antes del pecado —al estilo de vida en el Jardín del Edén (Gén. 1, 2).
  1. ¿Por qué estamos en contra del divorcio? ¡Nos adherimos al principio de Jesús: “Al principio no fue así!” Regresamos al ideal de la Creación. Los oponentes de Cristo argumentaban sobre la base de Deuteronomio 24:1, pero él explicó que el divorcio estaba permitido solo por la dureza del corazón del hombre (sklerokardia; ver Mat. 19:1-9)[25]. Otro principio hermenéutico importante es la condescendencia de Dios a nuestro nivel en tiempo de necesidad y pecado (ver, p. ej., la muerte de animales para alimento de acuerdo con Génesis 9:3 y el divorcio como se muestra en Deuteronomio 24:1-4).
  1. ¿Por qué no practicamos la poligamia? ¡Volvemos al ideal de la Creación, cuando la relación matrimonial estaba definida entre un hombre y una mujer (Gén. 2:24)! El principio de Jesús (cuando se discutía el divorcio): “Mas al principio no fue así” (Mat. 19:8), debiera también aplicarse aquí.
  1. ¿Por qué estamos en contra de la esclavitud? Hay abundancia de textos que regulan la relación entre amos y esclavos en el Antiguo y el Nuevo Testamentos (ver Éxo. 21:2-11; Efe. 6:5-9; Col. 3:22; 1 Tim. 6:1). Pero estudie la carta de Pablo a Filemón sobre cómo lo instaba a tener una nueva relación con Onésimo (su esclavo fugitivo) y a tratarlo en forma diferente: “… no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado”… “recíbele como a mí mismo” (File. 1:16, 17). ¡Este es el camino a seguir, es la trayectoria bíblica! Estamos en contra de la esclavitud sobre la base de la igualdad de todas las personas creadas a la imagen de Dios (imago Dei, Gén. 1:27). Regresamos al ideal de la Creación.

La Hermenéutica Adventista Distintiva: Creación—Caída—Re-Creación

Necesitamos ver el panorama general de la revelación de Dios, la unidad de las Escrituras, y la intención final del material bíblico como un todo (un enfoque canónico) a fin de discernir correctamente el significado del mensaje de Dios. La trayectoria bíblica, construida sobre la metanarrativa bíblica, desde la creación, la Caída, el pecado y a la re-creación nos presenta a nosotros los adventistas el modelo crucial. No vamos más allá del texto bíblico; todo está firmemente arraigado en él. La hermenéutica adventista está también reflejada en nuestro nombre: somos Adventistas (Re-Creación) del Séptimo Día (Creación), ¡de modo que todo el plan de la salvación o la historia de la redención está incluido! La hermenéutica adventista va desde la Creación a la Caída y de la Caída al Plan de Salvación y la Re-Creación (de Gén. 1, 2 a Apoc. 21, 22). “En el comienzo no fue así”. Nuestra hermenéutica está construida contra el trasfondo de la comprensión adventista de la Gran Controversia (Gran Conflicto)[26].

Adán y Eva son representantes de toda la humanidad, y ambos fueron sacerdotes en su posición de responsabilidad como cabeza de la humanidad. Por esto, el ministerio de la mujer está arraigado en la Creación (ver abajo)[27].

Esta hermenéutica de principios, que traza sus raíces de vuelta en la Creación, es compatible, por ejemplo, con nuestra posición adventista contra la aprobación de la homosexualidad como un estilo de vida, porque el relato bíblico de la Creación provee la razón fundamental para un oposición total a la práctica de la homosexualidad. La enseñanza bíblica contra la homosexualidad está arraigada en la legislación de la Creación, es universal, no temporal, nunca cambió, y es válida en todos los tiempos (Gén. 1:26-28; 2:24; Lev. 18:22; 20:13; Rom. 1:26, 27). Es consistente con la trayectoria bíblica construida sobre el modelo de la Creación a través de la Caída a la Re-Creación[28].

RELEER EL TEXTO BÍBLICO Y DESCUBRIR UN NUEVO ÉNFASIS: ALGUNAS SUGERENCIAS DEL ANTIGUO Y DEL NUEVO TESTAMENTO PARA LA ORDENACIÓN

¿Cuáles son los “nuevos” textos que hablan a favor de la ordenación de la mujer? No estamos insertando en el texto bíblico algo que no está allí, ni estamos imponiéndole al texto un patrón externo. La verdad estuvo siempre presente en el texto, pero sencillamente no fue reconocida o fue olvidada. Lo que estamos haciendo es meramente identificar la verdad “oculta”; estamos redescubriéndola y volviendo a aplicarla. La intención del texto está en armonía con la metanarrativa general de la Biblia y con el carácter de Dios. Reflexionamos sobre esta revelación de Dios desde la perspectiva de la primera venida de Cristo, de la revelación que resplandece desde la cruz, la perspectiva del plan de salvación, y el modelo de la Creación-la Caída-la Re-Creación. ¡Este es un paradigma adventista consistente!

  1. Hombre y Mujer, ambos iguales, creados a la imagen de Dios

“Y Dios creó al ser humano [ha’adam] a su imagen, lo creó a imagen de Dios [indicador del complemento directo con sufijo 3ra. persona sing.]. Hombre y mujer los creó [suf. 3rd. pl.]” (Gén. 1:27 NVI). Note cuidadosamente que ambos, hombre y mujer, ¡están creados a la imagen de Dios! Son iguales y lo que es uno es también el otro, la imagen de Dios; ¡y juntos también la forman! Lo que es diferente es solo su sexualidad y con ella su rol particular (como la paternidad y la maternidad). Ser una mujer no es estar subordinada a los hombres o ser imperfecta o equivocada (o aun mala).

  1. Adán y Eva Fueron Sacerdotes en el Jardín del Edén

“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase [le’abdah uleshomrah]” (Gén. 2:15). El Jardín del Edén era un santuario, ¡y Adán y Eva eran sacerdotes en este jardín! Debían “labrarlo y guardarlo”, y estas son las actividades de los sacerdotes (ver Núm. 3:8, 9; 18:3-7). En el Jardín del Edén, el trabajo asignado al hombre era realmente “servir” (‘abad=servir, labrar) y “guardar” (shamar) el jardín (2:15), y es más que coincidencia que estos son los mismos términos usados para describir el trabajo de los sacerdotes y levitas en el santuario (Núm. 3:7, 8; 18:3-7). Eruditos no adventistas descubrieron  que el Jardín del Edén era un santuario y es un hecho bien establecido entre los eruditos[29].

  1. En Sociedad e Igualdad

Génesis 2:18—ezer kenegdo (“ayuda en contra de él” o “como correspondiente a él”). Son diferentes pero iguales, contribuyen cada uno al otro; son compañeros o socios.

  1. Pertenecen juntos

Génesis 2:23-24 es una declaración poética de sorpresa y aprecio de parte de Adán al recibir este don especial de Dios: una hermosa esposa. Adán usa una fórmula de reconocimiento, pertenecen juntos; forman una unidad; no es una fórmula para poner un nombre (la palabra shem no ocurre en 2:23 como está presente en el texto de 2:19 y 3:20; Adán nombra a Eva solo después del pecado) (ver Gén. 3:20).

  1. Génesis 3:16

A la mujer le dijo: “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo [anhelo de amor, apoyo, seguridad, afecto y cuidado] será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. ¿Cómo entender Génesis 3:16? No le ordena a un esposo subyugar y gobernar a su esposa (la palabra hebrea es mashal; este término se concentra básicamente en el liderazgo mediante el servicio); aquí se usa una palabra hebrea diferente de las que se emplean en Génesis 1:28 (se emplean las palabras hebreas kabash y radah).

La declaración de castigo de Dios no prescribe que los seres humanos sean pasivos y no traten de ayudar. Estas complicaciones vienen como resultado y consecuencia del pecado, de modo que este juicio divino de sentir dolor al tener un bebé, al dar a luz y criar a los hijos no debiera impedirnos de hacer todo lo posible dentro de nuestra capacidad humana para aliviar el dolor de las mujeres en el alumbramiento.

De la misma manera, el versículo describe las dificultades en la relación entre el esposo y la esposa, y esto nos obliga a vencerlas por la gracia de Dios y a través de una conversión verdadera (ver Efe. 5:21-33; 1 Ped. 3:1-7). Esto es imposible sin la ayuda de Dios. De modo que esposo y esposa (¡el Señor no habla aquí acerca de una relación general entre hombres y mujeres!) necesitan dedicar sus vidas a Dios y vivir en una relación personal con Dios de modo que haya armonía en el matrimonio, ¡una sumisión mutua y amor! Verdaderamente un matrimonio hermoso solo puede ser posible con personas convertidas.

Elena de White explica en manera poderosa que, “Eva había sido la primera en pecar, y había caído en tentación por haberse separado de su compañero, contrariando la instrucción divina. Adán pecó a sus instancias, y ahora ella fue puesta en sujeción a su marido. Si los principios prescritos por la ley de Dios hubieran sido valorados por la humanidad caída, esta sentencia, aunque era consecuencia del pecado, hubiera resultado en bendición para ellos; pero el abuso de parte del hombre de la supremacía que se le dio, a menudo ha hecho muy amarga  la suerte de la mujer y ha convertido su vida en una carga”[30].

“Cuando Dios creó a Eva, quiso que no fuera ni inferior ni superior al hombre, sino que en todo fuese su igual. La santa pareja no debía tener intereses independientes; sin embargo, cada uno poseía individualidad para pensar y obrar. Pero después del pecado de Eva, como ella fue la primera en desobedecer, el Señor le dijo que Adán dominaría sobre ella. Debía estar sujeta a su esposo, y esto era parte de la maldición. En muchos casos, esta maldición ha hecho muy penosa la suerte de la mujer, y ha transformado su vida en una carga. Ejerciendo un poder arbitrario, el hombre ha abusado en muchos respectos de la superioridad que Dios le dio. La sabiduría infinita ideó el plan de la redención que sometió a la especie humana a una segunda prueba, dándole una nueva oportunidad”[31].

  1. Ambos son Sacerdotes aun Después del Pecado

“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas [kotnot] de piel [‘or], y los vistió [labash]” (Génesis 3:21).

Dios vistió (labash) a Adán y a su esposa con “túnicas” (ketonet, pl. kotnot). Estos son los mismos términos usados para describir la vestimenta de Aarón y sus hijos (Lev. 8:7, 13; Núm. 20:28; ver Éxo. 28:4; 29:5; 40:14).

  1. Los Creyentes, tanto Hombres como Mujeres, Pertenecen al Reino de Sacerdotes

“Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel” (Éxo. 19:5, 6). Debido a la infidelidad de Israel fue dado un plan sustituto: solo una familia de una tribu de Israel sería “un reino de sacerdotes”. Sin embargo, Pedro en 1 Pedro 2:9 aplica Éxodo 19:5, 6 al sacerdocio de todos los creyentes.

  1. Mujeres en Posiciones de Liderazgo en el Antiguo Testamento

Ver, por ejemplo, María (Éxo. 15:20, 21); Débora (Juec. 4, 5); Hulda (2 Rey. 22:13, 14; 2 Crón. 34:22-28); Ester; Éxodo 38:8; 1 Samuel 2:22; 2 Samuel 14:2-20; 20:14-22.

  1. Una Hueste de Mujeres Predicadoras

“El Señor daba la palabra, multitud de mujeres anunciaba las buenas nuevas” (Sal. 68:11, RV 1995).

  1. El Espíritu Santo Dado a todos los Creyentes en el Tiempo del Fin, Inclusive a las Mujeres

“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo” (Joel 2:28-30).

  1. Práctica en la Iglesia del Nuevo Testamento

Ver, por ejemplo, a Febe, una diaconisa (Rom. 16:1); a Junias, una mujer apóstol (Rom. 16:7); líderes de la iglesia en la Iglesia de Filipos eran mujeres (Fil. 4:2, 3). Priscila asumió un rol autoritario de enseñanza (Hech. 18; ver especialmente Rom. 16:3). La “señora elegida” (2 Juan 1) fue probablemente una dirigente de iglesia en una congregación bajo su cuidado.

  1. Gálatas 3:26-29

“Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”. Esta no es meramente un declaración sobre igual acceso a la salvación entre grupos diversos (ver Gál. 2:11-15; Efe. 2:14-15). En un tiempo entendía esto solo desde esta perspectiva, pero estudios más profundos muestran más. Pablo habla sobre la igualdad en general. Se concentra especialmente en tres relaciones en las cuales los judíos de su tiempo pervertían el plan original de Dios de Génesis 1, al hacer que un grupo estuviese subordinado a otro: 1) Relación entre judíos y gentiles; 2) Relación entre amos y esclavos; y 3) Relación entre el hombre y la mujer.

 

Con respecto a la relación entre el hombre y la mujer, al usar en griego un vocabulario específico en forma de par: arsēn-thēlys [hombre/mujer] en vez de anēr/gynē [esposo/esposa], Pablo establece un vínculo con Génesis 1:27 ( la LXX emplea los términos arsēn-thēlys), y así muestra cómo el Evangelio nos llama de regreso al ideal divino, que no tiene lugar para la subordinación general de mujeres a hombres. Dos argumentos adicionales que trascienden la evidencia bíblica:

  1. Razón Práctica en Favor de la Ordenación de la Mujer

El Espíritu de Dios da gratuitamente dones espirituales, inclusive a las mujeres (Joel 2). Si Dios da sus dones espirituales a las mujeres, ¡quién soy yo para detenerlo! Si Dios llama a las mujeres al ministerio deberíamos ser capaces de reconocerlo, aceptarlo e implementarlo. La obra de Dios no puede más que beneficiarse si mujeres devotas y consagradas trabajan en posiciones de liderazgo en su viña.

Esto lo ha demostrado, por ejemplo, mi suegra quien fue una obrera bíblica en la Checoslovaquia Comunista. Ella preparó a personas para el bautismo y predicó a un público que escuchaba atentamente, aun los niños. Era una madre en Israel muy sabia que tenía gran experiencia y había presenciado milagros.

En China las mujeres trabajan en el ministerio práctico donde no solo predican sino también bautizan y sirven la Cena del Señor. Por lo menos dieciséis mujeres en China han sido ordenadas al Ministerio Evangélico por los adventistas allá. Esta ordenación ministerial de mujeres pastoras es una realidad que ha surgido en China por razones muy prácticas, y estas mujeres son instrumentos poderosos para compartir el Evangelio entre el pueblo chino.

  1. Apoyo inspirado de Elena de White a favor de la Mujer en el Ministerio Pastoral

“Hay mujeres que debieran trabajar en el ministerio evangélico. En muchos sentidos harían mayor bien que los ministros que no visitan como deben la grey de Dios”[32].

“Es la compañía del Espíritu Santo de Dios lo que prepara a los obreros,  sean hombres o mujeres, para llegar a ser pastores de la grey de Dios”[33].

El estudio de Denis Fortin considera estas y otras referencias de Elena de White en su contexto, y extrae importantes implicaciones para la discusión sobre la ordenación de las mujeres[34].

CONCLUSIÓN

Aunque no haya una declaración bíblica directa que diga que debiéramos ordenar a las mujeres al ministerio, no hay un impedimento teológico para no hacerlo. Por el contrario, el análisis bíblico-teológico apunta en esa dirección final, porque el Espíritu de Dios derriba todas las barreras entre diferentes grupos de personas en la iglesia y da libremente sus dones espirituales a todos, inclusive a las mujeres, a fin de llevar a cabo la misión que Dios nos llama a cumplir.

En este tiempo del fin de la historia de este mundo, Dios llama a su remanente a volver a la Creación (ver Apoc. 14:7) y restaurar los ideales del plan original de Dios, de la igualdad entre hombres y mujeres. El Movimiento Adventista debería ser un ejemplo de esta relación humana verdadera y de adoración genuina. El pueblo de los últimos días debiera ser un modelo para el resto del mundo y asumir un rol de liderazgo sobre este asunto demostrando plenamente el verdadero significado de la teología de la Creación.

Aunque hombres y mujeres son diferentes biológicamente y tienen así funciones fisiológicas diferentes, el rol espiritual para ambos géneros es el mismo: ser los líderes en la iglesia de Dios hoy. Necesitamos volver al ideal de la Creación a pesar del problema del pecado, porque la gracia de Dios es más poderosa que el mal, y la gracia de Dios es una gracia transformadora, que cambia el viejo sistema en el nuevo en la iglesia que debiera ser un modelo del mundo venidero. ¡De la creación a la re-creación! Este es el patrón bíblico construido sobre nuestro nombre denominacional, Adventistas (re-Creación) del Séptimo Día (Creación).


Referencias

[1] Véase Milton S. Terry, Biblical Hermeneutics: A Treatise on the Interpretation of the Old and New Testaments (reimpresión, Grand Rapids: Zondervan, 1974), 17: “Hermenéutica es la ciencia de la interpretación”.

[2] La hermenéutica es como un libro de cocina, la exégesis es como el proceso de cocido, y la exposición (la predicación o la enseñanza) es como servir un pan o un pastel recién horneado.

[3] Según se resume en “Métodos de estudio de la Biblia”, documento votado por el Concilio Anual de la Asociación General: “El estudio de la Biblia: Presuposiciones, principios y métodos”, Río de Janeiro, 12 de octubre de 1986, publicado en la Adventist Review del 22 de enero de 1987 (disponible en línea en https://adventistbiblicalresearch.org/materials/bible-interpretation-hermeneutics/methods-bible-study), adjunto como un apéndice de este trabajo. Este método ha sido llamado de diversas formas: el método histórico-gramático, o el método histórico-gramático-literario-teo-lógico. Por tratamientos básicos de la hermenéutica bíblica desde una perspectiva adventista, véase también George W. Reid (editor), Understanding Scripture: An Adventist Approach (Biblical Research Institute Studies, t. 1; Silver Spring, Md.: Instituto de Investigaciones Bíblicas, Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, 2005); Richard M. Davidson, “Biblical Interpretation”, en el Handbook of Seventh-day Adventist Theology, editado por Raoul Dederen, Commentary Series, t. 12 (Hagerstown, Md.: Review and Herald, 2000), 58-104; ídem, “Interpreting Scripture: An Hermeneutical Decalogue”, Journal of the Adventist Theological Society 4, no. 2. (1993): 95-114; y Gordon M. Hyde (editor), A Symposium on Biblical Hermeneutics (Washington DC: Biblical Research Institute, 1974). Por un estudio abarcador de la hermenéutica bíblica desde una perspectiva cristiana general, véase Grant R. Osborne, The Hermeneutical Spiral: A Comprehensive Introduction to Biblical Interpretation, edición revisada y expandida (Downers Grove, Il.: InterVarsity, 2006); Bernard Ramm, Protestant Biblical Interpretation, tercera edición revisada (Grand Rapids, Mích.: Baker, 1970); ídem, Hermeneutics (Grand Rapids, Mích.: Baker, 1987); y Gerhard Maier, Biblical Hermeneutics (Wheaton, Il.: Crossway Books, 1994).

[4] Por las presuposiciones, procedimientos y metodología del método histórico-crítico, véase David R. Law, The Historical-Critical Method: A Guide for the Perplexed (New York: Bloomsbury T&T Clark, 2012); Eryl W. Davies, Biblical Criticism: A Guide for the Perplexed (NewYork: Bloomsbury Academic, 2013). Por la evaluación de este método, en comparación con el método histórico-gramatical-teológico, véase Richard M. Davidson, “The Authority of

Scripture: A Personal Pilgrimage”, Journal of the Adventist Theological Society 1, no. 1 (1990): 39-56.

[5] Véase el artículo de Peter van Bemmelen sobre “Revelation and Inspiration”, en Handbook of Seventh-day Adventist Theology, editado por Raoul Dederen (Commentary Reference Series 12; Hagerstown, Md.: Review and Herald Publishing Association and the General Conference of Seventh-day Adventists, 2000), 22-57.

[6] Véase Nancy Vyhmeister, “Junia the Apostle”, Ministry (Julio 2013):6-9.

[7] Por un estudio adicional, véase Philip B. Payne, Man and Woman, One in Christ: An Exegetical and Theological Study of Paul’s Letters (Grand Rapids: Zondervan, 2009), 113-139.

[8] Por el trasfondo histórico del culto de Artemisa (Diana), el protognosticismo, y otros movimientos culturales de Éfeso en tiempos de Pablo, véase especialmente Sharon Hodgin Gritz, Paul, Women Teachers, and the Mother Goddess at Ephesus: A Study of 1 Timothy 2:9-15 in Light of the Religious and Cultural Milieu of the First Century (New York: University of America, 1991). Por información adicional sobre este y otros temas relacionados con 1 Timoteo 2, véase Carl Cosaert, “Paul, Women, and the Ephesian Church: An Examination of 1 Timothy 2:8-15” (trabajo presentado en el Comité de Estudio de la Teología de la Ordenación, 22-24 de julio de 2013).

[9] Véase, por ej., Richard M. Davidson, “Back to the Beginning: Genesis 1-3 and the Theological Center of Scripture”, en Christ, Salvation, and the Eschaton, editado por Daniel Heinz, Jiři Moskala y Peter M. van Bemmelen (Berrien Springs, Mích.: Old Testament Publications, 2009), 5-29.

[10]

10 Por un análisis de este y otros pasajes relevantes del Nuevo Testamento, véase Teresa Reeve, “Ordination and Women Pastors: The Witness of the New Testament” (trabajo presentado en el Comité de Estudio de la Teología de la Ordenación, 22-24 de julio de 2013).

[11] Por el trabajo como bendición, véase por ej., Elena G. White, El hogar adventista, 126, 127; y Elena de White, Patriarcas y profetas, 44.

[12] En griego, el término anēr puede significar ya sea “hombre” o “marido”, y la palabra gynē quiere decir “mujer” o “esposa”. El contexto literario siempre determina el significado de estas expresiones. Lo mismo se aplica al hebreo: el término ’ísh puede significar ya sea “hombre” o “esposo”, y la palabra ’ishshah también tiene dos significados, “mujer” o “esposa”, y también el contexto decide su significado preciso. ¿Puede un escritor bíblico jugar con estas palabras y cambiar su significado en el contexto cercano?

[13] “El sacrificio de Cristo como expiación del pecado es la gran verdad en derredor de la cual se agrupan todas las otras verdades. A fin de ser comprendida y apreciada debidamente, cada verdad de la Palabra de Dios, desde el Génesis al Apocalipsis, debe ser estudiada a la luz que fluye de la Cruz del Calvario. Os presento el magno y grandioso monumento de la misericordia y regeneración, de la salvación y redención —el Hijo de Dios levantado en la cruz. Tal ha de ser el fundamento de todo discurso pronunciado por nuestros ministros” (Elena G. White, Obreros evangélicos, 330). “Los adventistas del séptimo día debieran destacarse entre todos

los que profesan ser cristianos, en cuanto a levantar a Cristo ante el mundo. La proclamación del mensaje del tercer ángel exige la presentación de la verdad del sábado. Esta verdad, junto con las otras incluidas en el mensaje, ha de ser proclamada; pero el gran centro de atracción, Cristo Jesús, no debe ser dejado a un lado. Es en la cruz de Cristo donde la misericordia y la verdad se encuentran, y donde la justicia y la paz se besan. El pecador debe ser inducido a mirar al Calvario; con la sencilla fe de un niñito, debe confiar en los méritos del Salvador, aceptar su justicia, creer en su misericordia” (Elena G. White, Obreros evangélicos, 164-165).

[14] Elena G. White, El camino a Cristo, 108-109.

[15] Este falso concepto filosófico contradice la enseñanza hebrea bíblica sobre la unidad y la armonía de la naturaleza humana y la complejidad de todas las relaciones. La dicotomía entre la “existencia” y “función” es un “fuego extraño” en los círculos adventistas (que proviene de los evangélicos que apoyan la jerarquización o subordinación). No podemos dividir a una persona en una dimensión ontológica, por un lado, y en una dimensión funcional, por el otro.

La enseñanza bíblica sobre la naturaleza del ser humano es que la persona humana es una unidad. Estamos “hechos” de diferentes funciones, y estas funciones nos caracterizan como personas, y revelan quiénes somos. Una persona puede tener funciones diferentes, pero estas funciones siempre van estrechamente unidas con nuestra misma existencia, con quiénes somos. Dado que nosotros no podemos dividir el cuerpo y el espíritu, tampoco podemos diseccionar la ontología de las funciones. Nuestras funciones y relaciones definen qué clase de seres humanos somos. Como adventistas del séptimo día, defendemos firmemente el monismo bíblico.

Génesis 1 y Génesis 2 forman dos relatos complementarios de la creación, que no se contradicen entre sí. Véase mi artículo “A Fresh Look at Two Genesis Creation Accounts: Contradictions?” Andrews University Seminary Studies 49 (2011): 45-65. El hebreo usa el mismo término para Adán y Eva ’adam (“humanidad”) para designarlos como personas humanas, véase Génesis 1:27. Tienen diferencias físicas pero conforman una unidad armoniosa. Están perfectamente unidos y ambos son líderes espirituales. En Génesis 2 no hay lugar para la primacía de Adán sobre Eva antes del pecado. Asimismo, uno no puede extraer ejemplos del ámbito del “trabajo” de nuestro mundo pecaminoso, donde el “líder” (director, presidente, decano, jefe, secretario ministerial, etc.) pueden ser considerados como los “primeros entre iguales”, y transferir esta dinámica a la relación entre el marido y la mujer en la vida sin pecado del Edén. Hay aquí un error lógico.

Consideremos también la siguiente explicación del espíritu de profecía. Elena G. White declara explícitamente que la “armonía” entre Adán y Eva solo se perdió después de la caída, y que la sumisión de Eva a Adán fue resultado del pecado. Elena G. White no da a entender que existía un “liderazgo masculino espiritual funcional”  y la sumisión de Eva a su esposo antes del pecado: “A Eva se le habló de la tristeza y los dolores que sufriría. Y el Señor dijo: ‘Tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti’. En la creación Dios la había hecho igual a Adán. Si hubieran permanecido obedientes  a Dios, en concordancia con su gran ley de amor, siempre habrían estado en mutua armonía; pero el pecado había traído discordia, y ahora la unión y la armonía podían mantenerse únicamente mediante la sumisión del uno o del otro. Eva había sido la primera en pecar, había caído en tentación por haberse separado de su compañero, contrariando la instrucción divina. Adán pecó a sus instancias, y ahora ella fue puesta en sujeción a su marido” (Elena G. White, Patriarcas y profetas, 41, 42; la negrilla es mía). Elena G. White jamás diferenció entre la “igualdad ontológica” de Adán y Eva y la “sumisión funcional” de Eva ante el “liderazgo o la primacía espiritual” de Adán antes de la caída. No está usando este tipo de vocabulario. Esta falsa y engañosa dicotomía fue introducida en la discusión evangélica a mediados de la década de 1970 por George Knight III (“The New Testament Teaching on the Role Relationship of Male and Female with Special Attention to the Teaching/Ruling Functions in the Church”, JETS 18 [1975]: 83-84); ídem, The Role Relationship of Men and Women: New Testament Teaching [Chicago: Moody Press, 1985], 7-9), y fue popularizada en el libro editado por John Piper y Wayne Grudem, Recovering Biblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical Feminism (Wheaton, Ill.: Crossway, 1991), y desafortunadamente ha sido adoptada por muchos adventistas que se oponen a la ordenación de las mujeres como ancianas y pastoras.

[16] Pedrito Maynard-Reid, “Does James Teach Righteousness by Works?”, en Interpreting Scripture: Bible Questions and Answers, editado por Gerhard Pfandl (Silver Spring, Md.: Biblical Research Institute, 2010), 416-417.

[17] Por detalles, véase Jiři Moskala, The Laws of Clean and Unclean Animals in Leviticus 11: Their Nature, Theology, and Rationale (An Intertextual Study) (Adventist Theological Society Dissertation Series 4; Berrien Springs, Mích.: Adventist Theological Society Publications, 2000), 377; cf. referencias citadas en Richard M. Davidson y Paul S. Ratsara, “Dealing with Doctrinal Issues in the Church: Part 1”, Ministry (Febrero 2013): 6-7, 9.

También es muy interesante observar que la lectura de las Escrituras en la sinagoga en el día de la expiación (por la tarde) es tomada de Levítico 17-18; Amós 9, y el libro de Jonás. Estas tres secciones de la Biblia hebrea tienen a los gentiles en mente. Las primeras dos lecturas (Levítico y Amós) están reflejadas definidamente en Hechos 15, y la apertura de la iglesia a los no judíos demuestra la familiaridad y el alineamiento con la idea principal del libro de Jonás, el deseo y la compasión de Dios de salvar a todas las personas.

[18] Abraham llegó a ser el padre de todos los creyentes, lo que incluye a los gentiles, porque antes de ser circuncidado, “Abraham creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6). Por ello, la iglesia judeocristiana corrigió la interpretación tradicional del pacto abrámico (solo aquellos que estaban circuncidados físicamente eran parte de este pacto, véase Génesis 17; Éxodo 4:24-26), y al brindar una nueva interpretación, todos los gentiles que creyeran fueron incluidos en la iglesia. Pablo, en especial, contribuyó a que la joven iglesia cristiana viera el tema desde esta nueva perspectiva y descubriera el significado previsto siempre presente en el texto bíblico (Génesis 12:2-3; Romanos 4:1-17).

[19] Elena G. White, Review and Herald, 12 de junio de 1913. Considere también lo siguiente: “Debe producirse un reavivamiento y una reforma, bajo la asistencia del Espíritu Santo. El reavivamiento y la reforma son dos cosas diferentes. El reavivamiento implica una renovación de la vida espiritual, un despertar de los poderes de la mente y el corazón, una resurrección de la muerte espiritual. La reforma implica una reorganización, un cambio de ideas y teorías,

hábitos y prácticas. La reforma no producirá el buen fruto de justicia a menos que esté conectado con el reavivamiento del Espíritu. El reavivamiento y la reforma tienen que cumplir la obra asignada, y al hacerlo, ambos tienen que integrarse” (Elena G. White, Review

and Herald, 25 de febrero de 1902, párr. 8).

[20] Ekkehardt Muller, “Hermeneutical Guidelines for Dealing with Theological Questions”, Biblical Research Institute Newsletter 40 (Octubre 2012): 5-6.

[21] Ekkehardt Muller, “The Ordination Debate: How to Approach the Theological Issues”, Ministry (Junio 2013): 14-15.

[22] Jiři Moskala, “Eating and Drinking”, Shabbat Shalom (Spring-Summer 1999): 16.

[23] Véase William J. Webb, Slaves, Women and Homosexuals, Exploring the Hermeneutic of Cultural Analysis (Downers Grove, Il.: InterVarsity Press, 2001).

[24] Moskala, The Laws of Clean and Unclean Animals in Leviticus 11, 344-348.

[25] Lo mismo se aplica al diezmo de la Biblia. Lo pagamos porque reconocemos que Dios es el Creador: regresamos a la creación. Usamos un razonamiento similar para nuestro estilo de vida adventista basado en la simpleza: el regreso a la creación.

[26] Véase la serie de cinco volúmenes de Elena G. White titulada El conflicto de los siglos que ilustra el gran drama de las edades entre Cristo y Satanás: Patriarcas y profetas, Profetas y reyes, El Deseado de todas las gentes, Hechos de los apóstoles, y El conflicto de los siglos.

[27] Por fundamentos sobre este y otros puntos que se ocupan del material del Antiguo Testamento que aparezca en este material, véase el estudio de Richard Davidson, “Should Women Be Ordained as Pastors? Old Testament Considerations” (trabajo presentado en el Comité de Estudio de la Teología de la Ordenación de la Asociación General, 22 al 24 de julio de 2013), 1-88.

[28] Véase, por ej., Richard M. Davidson, “Homosexuality in the Old Testament”, en Homosexuality, Marriage, and the Church: Biblical,Counseling, and Religious Liberty Issues, editado por Roy E. Gane, Nicholas P. Miller y H. Peter Swanson (Berrien Springs, Mích.: Andrews University Press, 2012), 5-52.

[29] Véase Richard M. Davidson, “Cosmic Metanarrative for the Coming Millennium”, Journal of the Adventist Theological Society 11, nos. 1 & 2 (Primavera-Otoño 2000): 108-111; por una lista más extensa de treinta líneas de evidencias bíblicas, véase ídem, Song for the Sanctuary: SDA Textbook (Silver Spring, Md.: SDA Biblical Research Institute, de próxima publicación), cap. 6. (copia borrador disponible a pedido de davidson@andrews.edu). Para los estudiosos no adventistas que han establecido los fundamentos exegéticos de estas perspectivas, véase Margaret Barker, The Gate of Heaven: The History and Symbolism of the Temple in Jerusalem (Londres: SPCK, 1991), 68-103; G. K. Beale, The Temple and the Church’s Mission: A Biblical Theology of the Dwelling Place of God (NSBT 17; Downers Grove, Il.: InterVarsity, 2004), 66-80; Meridith G. Kline, Kingdom Prologue (South Hampton, Mas.: Gordon-Conwell Theological Seminary, 1989), 31-32, 54-56; Eric Bolger, “The Compositional Role of the Eden Narrative in the Pentateuch” (disertación doctoral, Trinity Evangelical Divinity School, 1993); William J. Dumbrell, The End of the Beginning (Homebush, Nueva Gales del Sur: Lancer, 1985), 35-76; Michael Fishbane, Text and Texture: Close Readings of Selected Biblical Texts (New York: Schocken, 1979), 12-13; Jon D. Levenson, Sinai and Zion: An Entry into the Jewish Bible (Minneapolis: Winston Press, 1985), 142-145; S. Dean McBride Jr., “Divine Protocol: Genesis 1:1-2:3 as Prologue to the Pentateuch”, en God Who Creates (editado por William P. Brown y S. Dean McBride Jr.; Grand Rapids: Eerdmans 2000), 11-15; Donald W. Parry, “Garden of Eden: Prototype Sanctuary”, en Temples of the Ancient World: Ritual and Symbolism (editado por Donald W. Parry; Salt Lake City, Ut.: Deseret, 1994), 126-151; Terje Stordalen, Echoes of Eden: Genesis 2-3 and Symbolism of the Eden Garden in Biblical Hebrew Literature (CBET 25; Lovaina, Bélgica: Peeters, 2000), 111-138; y Gordon J. Wenham, “Sanctuary Symbolism in the Garden of Eden Story”, Proceedings of the World Congress of Jewish Studies 9 (1986): 19-25; reimpresión en “I Studied Inscriptions from before the Flood”, en Ancient Near Eastern, Literary and Linguistic Approaches to Genesis 1-11 (editado por Richard S. Hess y David T. Tsumara; Winona Lake, Ind.: Eisenbrauns,  1994), 399-404.

[30] Elena G. White, Patriarcas y profetas, 42 (la cursiva es mía).

[31] Elena G. White, Testimonios para la iglesia, t. 3, 531 (la cursiva es mía).

[32] Elena G. White, El evangelismo, 345.

[33] Elena G. White, Testimonios para la iglesia, t. 6, 324 (1900).

[34] Denis Fortin, “Ellen White, Women in Ministry, and the Ordination of Women” (trabajo presentado en el Comité de Estudio de la Teología de la Ordenación, 22 al 24 de julio de 2013).

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