Igualdad en el Ministerio: El argumento bíblico en favor de la ordenación de la mujer

Igualdad en el Ministerio: El argumento bíblico, simple y breve en favor de la ordenación de la mujer en la Iglesia Adventista del Séptimo Día

Por Elden Walter


Sobre el autor: Elden Walter (2016) fue pastor y evangelista de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Escribió el libro Principles of the Eternal Gospel: An Outline of Seventh-day Adventist Beliefs (Principios del Evangelio Eterno: Un Lineamiento de las Creencias Adventistas del Séptimo Día). Trabajo también como Secretario Ministerial de la Unión del Suroeste, EEEUU. Se jubiló trabajando como pastor en la Asociación de Oregon.


En unos pocos minutos podemos expresar la esencia de este debate. Realmente no es necesario todo este trato confuso y complejo que se ha generado.

Primero, quienes se oponen a la ordenación de la mujer han realizado un enorme esfuerzo de tortuosa lógica para arrancar de la Escritura lo que llamaremos “Una teología de primacía, liderazgo y autoridad que excluye mujeres”. Seguramente lo habrás leído en sus libros y artículos o lo has escuchado en sus videos. Supongo que suena impresionante para las masas. Pero en sus esfuerzos para sustentar sus argumentos ignoran las enseñanzas y evidencias más claras de la Biblia

Si, como ellos dicen, Dios realmente tiene este “principio” que ellos llaman “el orden de Dios”, entonces ¡es imposible explicar porqué Dios lo viola en tantas ocasiones! Por ejemplo, Dios llamó a Débora a ser juez y profetisa en Israel (Jueces 4). Ahora, Débora no fue “elegida” para ese puesto por el voto de la mayoría en Israel, con una población mayoritaria de mujeres. Ella no fue designada por un comité de feministas. No, ella fue llamada por Dios mismo. Seguramente Dios podía haber llamado a un varón, si realmente tiene un “principio” de excluir a mujeres de roles de autoridad y liderazgo. Pero el hecho es que Dios mismo llamó a una mujer al cargo de mayor autoridad civil y militar, a la máxima primacía espiritual, y al liderazgo judicial más elevado. Luego llamó a otra mujer, Jael, cuyo liderazgo fue acreditado por la victoria militar que siguió al encuentro con un enemigo.

Obviamente, el invento teológico que dice que Dios excluye a las mujeres de estos llamados es un rechazo del principio de la autoridad bíblica en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Me entristece que no tomen a la Biblia de manera simple. Esta teología distorsionada está en peligro de destruir la unidad en la iglesia y de crear división.

Un poco después en la narrativa bíblica encontramos el relato de la profetisa Hulda. Ella fue llamada por Dios para ocupar no solo la autoridad espiritual más elevada, sino también el rol de máximo liderazgo en la reforma que ocurrió en ese momento. Si cuestionas que ella fuera llamada a un rol de liderazgo y autoridad, simplemente lee lo que ella le dijo al rey Josías (2 Re. 22:15).

La Biblia deja en claro que el rol y la función del profeta/profetisa es el puesto de mayor autoridad y liderazgo en la iglesia de Dios. Nada lo supera. Los profetas hablaban con autoridad incuestionable a todos los demás jefes y líderes, incluyendo a reyes, sacerdotes y generales. Ellos no necesitaban ni buscaban el permiso o la aprobación para sus mensajes. Ellos no estaban bajo la autoridad ni en sumisión ante ninguna autoridad masculina de ningún tipo o nivel. Además, Débora también era la jueza en Israel, la autoridad judicial y civil más elevada. Permítanme enfatizar de nuevo que estas mujeres fueron escogidas y llamadas por Dios mismo. Fueron puestas en estos roles de liderazgo y autoridad por la voluntad y decisión divina. Él pudo haber escogido a cualquier género, pero escogió mujeres. ¿Cómo puede alguien afirmar que acepta la autoridad de la Biblia si a la vez dice que Dios excluye de roles de autoridad y liderazgo a las mujeres? Ciertamente enseñar una teología no bíblica socava la posición histórica que la Iglesia Adventista del Séptimo Día le ha dado a la Palabra de dios.

Cuando Dios expresó su intención de transformar al mundo con su mensaje, bajo el poder del Espíritu Santo, predicando su evangelio con poderosa elocuencia, dijo que llamaría a mujeres y hombres por igual en este mensaje final (Joel 2:28-29 y Hechos 2:17-18). “Sus hijos e hijas… siervos y siervas”. Cuando Pedro pronunció estas palabras en el día del Pentecostés ciertamente las estaba aplicando a la obra que los discípulos estaban haciendo en ese mismo momento y a la obra del evangelio en la iglesia del Nuevo Testamento. ¡Este mandato inspirado para predicar el evangelio al mundo incluía explícitamente a las mujeres! Quienes afirmen lo contrario obviamente no están dispuestos a tomar la Biblia literalmente.

Lo mismo puede decirse acerca de todos los dones del Espíritu que son nombrados en varias cartas del Nuevo Testamento. En ningún lugar ni siquiera se insinúa que algunos son exclusivamente para varones, mientras que otros son para mujeres. De hecho, en los pasajes sobre los dones del Espíritu, que incluyen a apóstoles, pastores, evangelistas y maestros, no se menciona ni una palabra acerca de la exclusión del género femenino. Esta idea es completamente ajena a la Biblia. Quienes estén dispuestos a someterse a la autoridad de la Escritura alegremente alentarán a las mujeres a todos los llamados que el Espíritu Santo ofrece.

Debemos tomarnos un momemtnos para indicar que el Nuevo Testamento también menciona específicamente a mujeres en el rol de profetisa, así como en otros roles de liderazgo eclesiástico. Ana, la mujer que sostuvo a Jesús y proclamó su mesianismo, las cuatro hijas de Felipe y otras son mencionadas por Pablo en sus cartas (Rom. 16:1-8; 4:2-3)

Claramente, una teología que enseña que el orden de Dios excluye a mujeres de roles de autoridad y liderazgo en su iglesia deshonra la Biblia y difunde las ideas de la teología del sacerdocio católico. Debemos tomar nuestra posición sobre la posición histórica de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sobre la autoridad de la Biblia.

 

 

 

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