Una verdadera conversación sobre la familia: preguntas sobre la sumisión

Una verdadera conversación sobre la familia: preguntas sobre la sumisión

Por Willie y Elaine Oliver.

 Willie Oliver, es un pastor ordenado, consejero pastoral y sociólogo familiar. Él es director del Departamento del Ministerio de la Familia de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

Elaine Oliver, es una educadora y psicóloga terapéutica. Es la directora asociada del Departamento del Ministerio de la Familia.

 

Para alcanzar la unidad ¿es necesario que las esposas se sometan a sus maridos? Si la respuesta es afirmativa, ¿está bien que la esposa pierda su identidad?

El matrimonio es una idea de Dios. La Biblia coloca el matrimonio como una de las primeras instituciones establecidas por Dios durante la semana de la creación. Génesis 2:24 es uno de los textos clásicos que marcan los parámetros para esta relación al decir: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”.

Y puedes estar seguro de que el matrimonio no es simplemente una noción del Antiguo Testamento, ya que este texto es repetido tres veces en el Nuevo Testamento: Mateo 19:5, Marcos 10:7 y Efesios 5:31, dejando en claro que la intención de Dios es que el matrimonio sea la relación más cercana e íntima entre los seres humanos.

Incuestionablemente, Dios creó el matrimonio para que sea una bendición y alegría para los seres humanos. La unidad mencionada en Génesis 2:24 tenía la intención de neutralizar la soledad sentida por el hombre en Génesis 2:18, donde se nos dice: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”.

De nuevo, esta unidad debía ser algo bueno. No obstante, todo lo que Dios creó para nuestro bien, Satanás intenta destruir. Y Satanás parece estar teniendo éxito, con la ayuda de muchos esposos y esposas que han olvidado por completo el plan de Dios para el matrimonio.

Ahora, para responder la pregunta del principio. Nosotros creemos que Efesios 5:22-24 es uno de lo pasajes más malinterpretado y abusado de la Escritura. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”.

A menudo el énfasis de este pasaje es ubicado sobre la sumisión de las esposas a sus maridos. Pero el mensaje que continúa en los versículos 25 a 30 define los términos de esa sumisión. Para estar seguros, el objetivo principal de Efesios 5 es que hombres y mujeres imiten intencionalmente a Jesús.

Pablo está pidiendo apoyo mutuo: “Someteos unos a otros en el temor de Dios” (vers. 21). De acuerdo a este versículo, realmente se alcanza la sumisión cuando tanto el marido como la esposa se someten al señorío de Jesucristo en sus vidas. Todo lo que no alcance este estándar reduce la sumisión a un asunto de dominación, en vez de la unidad construida a partir del amor-sumisión constante que Dios estableció desde el principio: “y serán una sola carne” (Gen. 2:24).

En Efesios 5 no se está enfatizando el concepto secular de la sumisión. En el modelo bíblico, cuando se emplea el verdadero liderazgo espiritual en los hogares del pueblo de Dios, ninguna parte tiene supremacía sobre la otra. El respeto y la consideración mutua, basado en un amor agape, que es incondicional y eterno y proviene de una relación diaria, intima, preciosa y vibrante con Jesucristo.

Elena de White dejó en claro que es la sumisión al notar “Dios requiere que la esposa recuerde siempre el temor y la gloria de Dios. La sumisión completa que debe hacer es al Señor Jesucristo, quien la compró como hija suya con el precio infinito de su vida… Su individualidad no puede desaparecer en la de su marido, porque ha sido comprada por Cristo… Uno hay que supera al marido para la esposa; es su Redentor, y la sumisión que debe rendir a su esposo debe ser, según Dios lo indicó, “como conviene en el Señor.” (El Hogar Cristiano, p. 101)

Nosotros creemos que cuando los maridos y las esposas se relacionan entre sí basándose en la mutualidad delineada en Efesios 5, serán capaces de vivir en un marco de amor-sumisión que le de honor y gloria a Dios.

Oramos para que esto sea lo que tú y tu cónyuge experimenten en su matrimonio.


Fuente: http://www.adventistreview.org/real-family-talk-%E2%80%93-a-question-of-submission

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