¿Que haría papá acerca de asunto de la ordenación?

Mientras el Anciano Ted Wilson, presidente de la Asociación General (GC por sus siglas en inglés), se acerca a lo que posiblemente sea la sesión decisiva de la GC de su carrera, ¿irán sus pensamientos hacia el rol de su padre en los asuntos relacionados con la ordenación y el rol de la mujer en la Iglesia Adventista del Séptimo Día?. Un asistente de investigación me recordó esta mañana un documento de otoño de 1977, el cual revela el punto de vista del Anciano Neal C. Wilson, por aquel entonces presidente de la División Norteamericana.

El 25 de Octubre de 1977, el Anciano Neal Wilson habló en la Iglesia Adventista del Séptimo día de Sligo, en Takoma Park. Muchos de los miembros del staff de la GC eran miembros de esa congregación por aquel tiempo. Él habló acerca del rol de la mujer acerca del asunto de la ordenación, y respondió preguntas durante un foro abierto. Un registro del evento y su presentación fue publicado en la edición Noviembre-Octubre de Sligoscope, el boletín de la iglesia.

“Entre los teólogos y eruditos en los cuales la iglesia generalmente confía la exégesis del Antiguo y Nuevo Testamento, me queda por encontrar uno que tome la posición de que las Escrituras o Elena de White prohíben la ordenación de la mujer” dijo el Anciano Wilson. El declaró que se le había dicho que había eruditos bíblicos adventistas que se oponían a la ordenación de la mujer, pero que ninguno había ofrecido un punto de vista tal.

El Anciano Wilson siguió diciendo que los líderes de la denominación no estaban promoviendo ni presionando la ordenación de la mujer, pero que no veía razón para prohibirla. “Debemos dejar espacio para que el Espíritu Santo trabaje entre nosotros”

El Anciano Wilson dijo que él había descubierto que la gente comúnmente relaciona la santidad con la ordenación. “Ellos tienden a pensar que ser ordenado como un diácono es introductorio; convertirse en un anciano es extra especial; y finalmente alcanzas el cenit con una santidad especial y una cierta porción del carácter de Dios que eres ordenado como un ministro del evangelio. Pero las Escrituras no muestran tales diferencias. Los adventistas del séptimo día nunca han tomado la posición de que la ordenación es un sacramento que añada ciertos poderes místicos al que es ordenado”

El Anciano Wilson declaró que la razón por la que la GC no había votado para ordenar mujeres al ministerio evangélico era el reconocimiento de consideraciones socio-culturales, no teología. El indicó que Elena de White parece recomendar una ordenación con imposición de manos para mujeres en ciertas clases de ministerio. Cuando se le preguntó si una iglesia local debía esperar a la GC para ordenar a una mujer como diaconisa, el Anciano Wilson dijo que ellos no necesitaban esperar. “El asunto está abierto. Una iglesia local no violaría nada por seguir adelante”.

“El anunció que el Concilio Otoñal de 1977 (la reunión anual del comité ejecutivo de la GC) había decidido autorizar cinco becas en el seminario para alentar a estudiantes femeninas que quisieran prepararse para el ministerio. Él admitió que las mujeres contratadas como “asociadas en cuidado pastoral” no recibían un sueldo igual al de los hombres que hacían el mismo trabajo. (Yo lo vi en la reunión de fin de año de 1995 de la División Norteamericana, casi dos décadas después cuando ambos votamos a favor de un cambio de política que les asegurara un sueldo igual para los obreros hombres y mujeres)

Durante el momento de preguntas y respuestas la reunión en la Iglesia de Sligo, en Octubre de 1977, se le preguntó al Anciano Wilson porqué muchas personas hablaban del “plan original de Dios para la mujer”, pero ignoraban el “plan original de Dios para el hombre”. En respuesta el Anciano Wilson dijo que la pregunta identificaba algo de miopía espiritual. “Hemos creado roles para el hombre que Dios nunca planeó”

Un hombre en la audiencia le preguntó dónde había empezado en la iglesia toda esta discusión sobre el rol de la mujer. “La misma pregunta se hizo respecto de la gente negra” dijo Wilson. “Hacer la pregunta nos muestra el problema. El núcleo de esto es que si tenemos algo para darles a los negros o a las mujeres, entonces tenemos que darnos cuenta que también tenemos algo que podemos sacarles. No debe haber miembros mayores o menores en la iglesia” Él también indicó que las mujeres poseían muchas más posiciones de liderazgo en la Iglesia Adventista hace unas décadas atrás que las que tienen actualmente.

Una reunión diferente en 1989

Puedo dar testimonio de primera mano de otra reunión donde el Anciano Wilson expresó los mismos puntos de vista y en el mismo sentido. En el otoño de 1989 él me preguntó, junto con mi buen amigo Bruce Campbell Moyer, que presente un escrito al Comité de Estrategia Global sobre la creciente urbanización del mundo y que podría significar esto para las misiones adventistas. Este comité se reunió en Cohutta Springs, Georgia, la semana siguiente a la reunión de la Comisión sobre el Rol de la Mujer que produjo la recomendación votada en la sesión de la GC de 1990 el verano siguiente en Indianápolis. De hecho, un número de individuos claves estuvieron en ambos comités.

Mientras Bruce y yo estábamos esperando que la reunión empezara, cuando la mayoría de los miembros estaban presentes nosotros nos sentamos cerca del presidente (el Anciano Wilson). El Dr. Gottfried Oosterwal, un misionero veterano con un Doctorado en antropología y director del departamento de misión global en el seminario en la Universidad de Andrews, pidió por la indulgencia del presidente antes de que la reunión empezara. Él declaró que dado que la semana anterior el comité había llegado a algunas conclusiones sobre el rol de la mujer en la iglesia, él sentía que una comisión similar era necesaria en algunos otros asuntos. Él listó un número de asuntos arraigados en diferencias culturales; el uso de la batería en el culto, como tratar con personas polígamas que desean ser bautizadas, etc.

El Anciano Wilson respondió muy firmemente. No, no habría tales comisiones. “Las divisiones y las uniones deben resolver esos asuntos”. En aquel momento no conocía las conclusiones de la reunión de la semana anterior, pero recordaba claramente haber notado el lenguaje corporal del Anciano Wilson, y el tono de su voz, que indicaban que él no estaba completamente complacido con el resultado. Él no deseaba transitar el mismo camino de nuevo.

¿Qué significa esto?

Ustedes ciertamente son libres de sacar sus propias conclusiones, pero es claro para mí que el Anciano Wilson sentía que en asuntos donde diferencias culturales excedían el alcance de la guía escritural, podría desencadenar un hundimiento para una denominación con tanta diversidad como la Iglesia Adventista. Después de un intento de arreglar un asunto tal en 1988-89, él estaba listo para usar las estructuras descentralizadas de la denominación para tratar asuntos futuros.

Cuando el asunto de la ordenación de la mujer fue estudiado por primera vez por los líderes del movimiento adventista, tanto en 1881 y de nuevo en la década de 1970 no había voces proclamando que la Biblia restringiera la ordenación a solo un género. Esta idea no emergió sino hasta más tarde, después de que la Convención Bautista del Sur y otros Evangélicos hubieran elaborado su doctrina de la cabeza masculina. ¿Por qué este punto de vista debería recibir más consideración ahora? ¿Acaso el Anciano Neal Wilson pensaría que es una buena idea hacer eso?


Sobre el Autor: Monte Sahlin es el editor ejecutivo de Adventist Today (Adventista Hoy). Él sirvió por más de 40 años como pastor, misionero urbano y administrador en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Es el autor de 22 libros, y 117 monografías de investigación y muchos artículos para revistas. Él se jubiló de su trabajo eclesiástico el año pasado.


Fuente: Esta es una traducción del artículo: “What Would Daddy Do about the Ordination Issue?”

 

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