Georgia Burrus: la Primera Misionera Adventista a la India

Georgia Anna Burrus, una atractiva chica de alrededor de 20 años, escuchó con mucha atención como el Pastor Haskell describía su viaje alrededor de la India. Su corazón se encendió mientras él pedia por mujeres misioneras para compartir el evangelio con las mujeres de la India que vivían en zenanas, cuartos cerrados de las viviendas donde ningún hombre podía entrar. Ella debía ir a la India, pensó, así que se ofreció como voluntaria.

Eventualmente en la Asociación General de 1893 los hermanos se aproximaron a ella y a Myrtle Griffs y les pedieron que vayan a la India y comiencen a estudiar el idioma, para que así puedan trabajar entre aquellas mujeres enclaustradas. Las jóvenes se inscribieron a un curso de Enfermería en St. Helena y luego se unieron a un curso para misioneros al extranjero. Pero luego ambas jóvenes se enfermeraron. Myrtle abandonó el programa, pero Georgia optó por hacerse una cirugía. Sin embargo, aunque la cirujía se programó en dos ocasiones, la operación no se realizó. Georgía oró y se recuperó naturalmente. Ella tomó esto como una señal de que Dios aprobaba su compromiso para hacer trabajo misionero en  la India.

La Secretaría de Misiones en el Extranjero (Foreign Mission Secretary) le instruyó a Georgia a viajar a Londrews con un grupo de misioneros. Allí ella se uniría con la Familia de D. A. Robinson y juntos partirían hacia la India. Pero después de comprar su pasaje y pagar algunas deudas, a Georgia solo le quedaron cincuenta centavos, que no era suficiente para tomar el tren en la estación.

Mientras ella esperaba en su habitación, preguntándose que hacer, el Hermano Hall, en cuya casa ella se estaba quedando, se desconcertó al ver que ella no se había ido aun. Cuando Georgia le explicó su problema, el corrió a su habitación y regreso con cien dólares. Poniendo el dinero en su mano le dijo: “Que el Señor te bendiga y te convierta en una bendición en la India”. Después el corrió a buscar un carro para que la lleve a la estación.

En Londres Georgia descubrió que la familia Robinson había pospuesto su viaje a la India para el año siguiente. Ella vendió revistas por un tiempo en Inglaterra, pero decidió que sería mejor si continuaba sla y comenzó a aprender el idioma mientras esperaba. El Comité Misionero aceptó y le pagó el pasaje, pero Georgia tendría que sostenerse sola hasta que los otros llegaran. Ella partió en el barco SS Bengala y llegó a Calcuta el 23 de Enero de 1895.

No Realmente Sola

En el puerto Diamond el barco recogió algunas cartas para pasajeros de parientes y amigos que esperaban por ello en el muelle. Georgia escuchaba los murmullos emocionados mientras se abrían las cartas. ¡Sería tan lindo tener a alguien que la esperara en el puerto!. Entonces ella escuchó su nombre. “Señorita Burrus, ¿Dónde está la Señorita Burrus?”. Pero ¿quién podría conocerla en esta tierra extraña? Ella abrió su carta mientras el barco navegaba rápidamente el río hacía el puerto de la ciudad.

El Capitán Masters y su esposa habían aceptado el mensaje adventista en Nueva Zelanda y decidieron compartirlo con las personas de la Iglesia donde el Capitán había vivido servido algunos años durante su juventud. La pareja vendió literatura en la India por solo unos pocos meses pero durante ese tiempo fueron capaces de comunicarse y darle la bienvenida a Georgia. Ellos incluso habían alquilado una habitación para Georgia, pero descubrieron que la familia dueña de la habitación se la había dado a un pariente. Mientras el sol comenzaba a ponerse, ellos ubicaron otro hogar respetable donde alquilar una habitación. Era bastante caro así que Georgia no podía soñar con quedarse mucho tiempo allí. Sus nuevos amigos la ayudaron con su equipaje y se despidieron.

Georgia miró por la ventana y observó un grupo de nativos reuniéndose para alguna extraña ceremonia religiosa. Los paisajes y sonidos tan poco familiares le recordaban que ahora ella residía en una tierra extraña y una ola de nostalgia la asaltó. Ella se sentó en la cama y sacó su reloj. Se le había caído hace unas semanas atrás en el barco y había dejado de funcionar. Su silencio empeoraba su sentimiento de melancolía. Ella oró fervientemente: “Oh Padre, me siento tan sola y nostálgica que no sé qué hacer. Si tan solo pudiera escuchar mi reloj otra vez me sentiría mejor”. Apenas había terminado de pronunciar esas palabras cuando su reloj comenzó a funcionar de nuevo. ¡Maravilloso! Todo estuvo bien cuando ella se dio cuenta de que no estaba realmente sola en la India.

Dirigida por Dios.

Georgia se mudó a la Asociación de Jóvenes Mujeres Cristianas (Young Women’s Christian Association), que probó ser un lugar placentero, cómodo y con un precio razonable. Luego de cerca un mes después la matrona de la Asociación se acercó emocionada mientras sacudía una carta abierta y le preguntó: ¿Conoces a alguien en África llamado Haskell? La matrona continuó explicando que algún tiempo antes de que ella llegara un tal Doctor MacDonald había venido con una carta del Pastor Haskell pidiéndole que encontrara un lugar apropiado para ella en Calcuta mientras ella aprendía el lenguaje. El Doctor se acercó a la Asociación y arregló para que ellos tomaran a Georgia. Ella nunca había recibido la información de este arreglo, pero ella ahora sabía que Dios había guiado sus pies al mismo lugar que había sido seleccionado para ella. Una de las señoritas de la Asociación eventualmente se unió a los Adventistas.

Alrededor de un mes más tarde la superintendente le dijo que iba a reducir su cuenta en 10 rupias porque Georgia no bebía el té ni comía la carne que se servía. Georgía descubrió que su dieta vegetariana le abría muchas puertas. Mientras caminaba por las calles los niños le rogaban a sus padres que la invitaran a comer a sus casas exclamando: “Ella es como nosotros, ella no come carne”.

Como estaba pasando mucho tiempo aprendiendo el idioma, Georgia no tenía tiempo para ganarse la vida. Después de dos meses ella repentinamente se dio cuenta que se le acabaría el dinero en un mes. Ella intentó suspender las lecciones, pero su profesor insistió en no cobrarle para que pudiera conseguir. Providencialmente la semana siguiente Georgia recibió un cheque por correo por 25 libras esterlinas con una nota diciendo que ella recibiría una cantidad similar cada trimestre por el resto del año. Un adventista en África había vendido su mesa de billiard por 100 libras y había decidido usarlo para apoyar a esta joven misionera en la India.

Ya no sola por más tiempo

Pronto Georgia supo que el Pastor Robinson y su esposa e hijos estarían llegando con Martha Mae Taylor para unírsele en Calcuta. Recordando su dificultad para encontrar un hospedaje apropiado para ella, Georgia se aseguró un bungalow de dos plantas y lo amuebló. Un feliz sábado n Noviembre ella se paró en los muelles y les dio la bienvenida a los nuevos misioneros. Ella ya no sería la única misionera adventista entre los millones en la India. Y aún más importante, ella se había capacitado con el conocimiento adecuado del idioma para continuar su misión para las mujeres de Bengala.

Georgia ayudó a abrir una escuela de niñas y enseño clases de Biblia, escribiendo las lecciones en Bengalí y memorizándolas. En 1903 ella se casó con Luther J. Burguess, que había llegado dos años antes para servir como secretario-tesorero de la Misión de la India. Él dejó sus tareas administrativas y se unió a Georgia como pioneros en la obra entre los pueblos que hablan Bengalí, Hindi y Urdu. Ellos terminaron su obra misionera entre los Khasis en las montañas del noreste de la India. El Pr. y la Sra. Burguess finalmente se jubilaron en 1935, pasando sus últimos días en California.

 


Fuentes:

“From Far-Off India,” California Missionary, 2 (July 13, 1896): 2.

Mrs. Georgia Burgess, “Why I Went to India,” Bible Training School, 15 (June 1916): 5-6.

Mrs. Georgia Burgess, “My First Night in Calcutta,” Bible Training School, 15 (July 1916): 24-25.

Georgia Burgess, “How God’s Providences Paid My Bills,” Bible Training School, 15 (July 1916): 86, 87

Mookerjee, L. G. “Pioneers in India.” Review & Herald, 107 (February 13, 1930): 20.

Mrs. L.  J. Burgess, “The Blessed Pioneer,” Eastern Tidings, 36 (May 8, 1941): 2-4

Burgess, Luther J. (Obituary), Review & Herald, 123 (July 18, 1946): 20

Burgess, Georgia Burrus (Obituary), Pacific Union Recorder, 48 (October 25, 1948): 11.

  1. A. Spicer, “Our First Seed Sowing in India,” Review & Herald, 127 (February 9, 1950): 1, 13-14.

 

 

Fuente: http://sudheritage.blogspot.com.ar/2015/09/georgia-burrus-first-adventist.html?spref=fb

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *