¿Conservador o Liberal?, parte 2: ¿Es bueno ser conservador?

Introducción

Hoy en día la mayor parte de los adventistas suelen considerarse como conservadores. La definición de la Real Academia Española define a los conservadores como aquellas personas “especialmente favorables a la continuidad en las formas de vida colectiva y adversas a los cambios bruscos o radicales” [1]. Dicho en forma simple, un conservador defiende la forma de vida y los valores comunes y tradicionales y rechaza los cambios radicales o las innovaciones. A los conservadores no les gustan los cambios, defienden las cosas que “siempre han sido así” y las cosas que “siempre se han hecho así”.

Ventajas de ser conservador

Ser conservador, en temas religiosos, tiene sus ventajas, especialmente porque sabemos que el diablo siempre ataca a la iglesia y mantenernos dentro de los límites de la voluntad de Dios y las creencias de la Biblia. Elena de White siempre hizo hincapié en que hay doctrinas y creencias básicas y fundamentales que no deben ser conmovidos. Ella escribió:

“Nuestra fe con referencia al mensaje del primero, el segundo y el tercer ángeles, era correcta. Los grandes hitos por los cuales hemos pasado son inconmovibles. Aun cuando las huestes del infierno intenten derribarlos de sus fundamentos, y triunfar en el pensamiento de que han tenido éxito, no alcanzarán su objetivo. Estos pilares de verdad permanecen tan incólumes como las montañas eternas, sin ser conmovidos por todos los esfuerzos de los hombres combinados con los de Satanás y su hueste.” (El Evangelismo, p. 166)

¿Cuáles son estos “grandes hitos” que Elena de White menciona?

Para ellas estos grandes hitos eran el Mensaje de los Tres Ángeles , el Sábado [3], la doctrina del Juicio Investigador y el Santuario Celestial, la no inmortalidad de los muertos y otras doctrinas básicas y esenciales [2].

Sin embargo, al mismo tiempo que Elena de White declaraba que nuestras doctrinas fundamentales no deben ser cambiadas ni reemplazadas, ellas también declaró que la verdad es progresiva y que Dios siempre nos está dando nueva luz:

“No debemos pensar: “Bien, tenemos toda la verdad, comprendemos los pilares fundamentales de nuestra fe, y podemos descansar sobre este conocimiento”. La verdad es progresiva y debemos caminar en su luz creciente.” (El Otro Poder, p. 33)

“Siempre se revelará nueva luz de la Palabra de Dios a aquel que mantiene una relación viva con el Sol de Justicia. Nadie llegue a la conclusión de que no hay más verdad para ser revelada. El que busca la verdad con diligencia y oración hallará preciosos rayos de luz que aún han de resplandecer de la Palabra de Dios.” (Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, p. 36)

Problemas de ser conservador

Aquí está el problema de ser conservador. A veces con el deseo de evitar cosas nuevas e innovaciones podemos llegar a rechazar verdades que Dios desea mostrarnos. Elena de White se dio cuenta de ellos y escribió:

“Siempre que los hijos de Dios estén creciendo en la gracia obtendrán de continuo una comprensión más clara de su Palabra. Descubrirán nueva luz y hermosura en sus verdades sagradas. Tal ha sido el caso en la historia de la iglesia en todos los siglos, y así será hasta el fin. Pero cuando decae la verdadera vida espiritual se propende siempre a dejar de progresar en el conocimiento de la verdad. Los hombres se satisfacen con la luz ya recibida de la Palabra de Dios, y rechazan cualquier otra investigación de las Escrituras. Se vuelven conservadores y tratan de evitar la discusión” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, p. 311)

Nunca tenemos que dejar de estudiar la Biblia, nunca tenemos que dejar de investigar la palabra de Dios. Dios siempre tiene nuevas verdades para entregar a su pueblo y no podemos darle excusas al Señor.

Tal vez podemos pensar que algo que “siempre se hizo así” es correcto y por lo tanto no debe ser cambiado. Sin embargo tenemos que tener en cuenta que nuestras tradiciones y costumbres que hemos recibido de generaciones pasadas, aunque sean antiguas, no necesariamente son correctas. Elena de White advirtió en contra de rechazar nuevas verdades solo por el hecho de que eran diferentes a nuestras costumbres:

“Son muchos los que en la actualidad se aferran a las costumbres y tradiciones de sus padres. Cuando el Señor les envía alguna nueva luz se niegan a aceptarla porque sus padres, no habiéndola conocido, no la recibieron. No estamos en la misma situación que nuestros padres, y por consiguiente nuestros deberes y responsabilidades no son los mismos tampoco. No nos aprobará Dios si miramos el ejemplo de nuestros padres para determinar lo que es nuestro deber, en vez de escudriñar la Biblia por nosotros mismos.” (El Conflicto de los Siglos, p. 151)

El secreto, como dice la última parte del texto, es “escudriñar la Biblia por nosotros mismos”. Si le pedimos al Espíritu Santo en oración que nos guíe mientras estudiamos la Biblia, podemos identificar que es nueva luz y que es error.

Censurar, prohibir o perseguir a quienes claman tener nueva luz no solo no es correcto, sino que va en contra de los consejos de Elena de White. Hay quienes creen que al dar libertad  para expresar diferentes opiniones solamente va a conducir a la división, la confusión y las peleas. Sin embargo, el debate y la investigación no conducirán a la división, sino a la unidad si dejamos que el Espíritu Santo guíe nuestras mentes. Elena de White declaró:

“Aunque tenemos una obra y una responsabilidad individuales delante de Dios, no hemos de seguir nuestro propio juicio independiente, sin considerar las opiniones y los sentimientos de nuestros hermanos; pues este proceder conducirá al desorden en la iglesia. Es deber de los ministros respetar el juicio de sus hermanos; pero sus relaciones mutuas, así como las doctrinas que enseñan deben ser examinadas a la luz de la ley y el testimonio. Entonces, si los corazones son dóciles para recibir la enseñanza, no habrá divisiones entre nosotros. Algunos se sienten inclinados al desorden, y se están apartando de los grandes hitos de la fe, pero Dios está induciendo a sus ministros a ser uno en doctrina y en espíritu.

Es necesario que nuestra unidad sea hoy de un carácter tal que soporte la prueba… Tenemos muchas lecciones que aprender, y muchísimas que desaprender. Sólo Dios y el cielo son infalibles. Se chasquearán los que creen que nunca tendrán que abandonar una opinión acariciada, que nunca se les presentará la ocasión de cambiar su punto de vista. Mientras sigamos aferrados a nuestras propias ideas y opiniones con empecinada porfía, no podemos gozar de la unidad por la cual Cristo oró.

Cuando un hermano recibe nueva luz acerca de las Escrituras, debe explicar francamente su posición, y todo ministro debe investigar las Escrituras con un espíritu libre de prejuicios, para ver si los puntos presentados pueden ser sostenidos por la Palabra inspirada. “El siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad”. 2 Timoteo 2:24, 25.” (La Iglesia Remanente, p. 37-38)

No tenemos que temer la desunión si dejamos que el Espíritu Santo haga su trabajo, sino que tenemos que investigar la Biblia y estar dispuestos a cambiar de opinión si la Palabra de Dios demuestra que alguna de nuestras creencias sostenidas por mucho tiempo es incorrecta.

Conservadores en el pasado

El problema con la mayoría de las personas conservadores es que no están dispuestas a cambiar de opinión, aunque la Biblia y el Espíritu Santo les muestre que está equivocado. Generalmente con la excusa de que los fundamentos de la Iglesia no deben ser cambiados, se rechaza cualquier tipo de innovación o cambio, incluso aquellos que Dios ha entregado a su pueblo como “nueva luz”.

Esto no es nuevo, sino que ya pasaba en tiempos de Elena de White. En el año 1888 dos jóvenes predicadores apellidados Jones y Waggoner declararon que somos salvos únicamente por Fe y por la Gracia de Dios mediante el sacrificio expiatorio de Cristo. Esta enseñanza, nuestra doctrina actual de la justificación por la Fe, fue rechazada por muchos líderes, pastores y administradores de la Iglesia, que estaban preocupados porque el énfasis en la Gracia terminara desechando el mensaje del Sábado.

Elena de White escribió que Jones y Waggoner habían sido escogidos por Dios para llevar esta nueva luz a la Iglesia Adventista. Sin embargo, muchas personas conservadores declararon que aceptar este mensaje significaría abandonar los “hitos antiguos” del Adventismo y por lo tanto se opusieron al mensaje:

“En Minneapolis Dios dio a su pueblo, en un nuevo engarce, algunas gemas de verdad. Esta luz del cielo fue rechazada por algunos con toda la testarudez que los judíos mostraron al rechazar a Cristo, y se habló mucho de mantenerse junto a los hitos antiguos. Pero había evidencias de que no sabían cuáles eran los hitos antiguos. Había evidencia y lógica procedentes de la Palabra que la recomendaban a la conciencia; pero la mente de los hombres estaba cerrada, sellada contra la entrada de luz, porque habían decidido que era un error peligroso modificar los “hitos antiguos”, cuando en realidad no se movía ninguno de esos hitos antiguos, sino que esos hombres habían pervertido el concepto de lo que era un hito antiguo.” (El Otro Poder, p. 30)

Los conservadores y la ordenación de la mujer

Hoy en día también hay personas que se oponen a la ordenación de la mujer, declarando que esto va en contra de nuestros fundamentos y de nuestras tradiciones. Sin embargo Elena de White ha dejado bien en claro que Dios tiene nuevas verdades para entregar a su pueblo que pueden ir en contra de nuestras opiniones personas o de nuestras costumbres y tradiciones, pero nunca en contra de la Palabra de Dios.

Nuestro deber es estudiar e investigar en la Palabra de Dios. No perder nuestro tiempo rechazando la investigación, atacando a otros o ignorando el tema. Elena de White declaró que es nuestro deber estudiar la Palabra de Dios para comprobar si un nuevo mensaje es o no es una nueva luz de Dios.


Referencias

[1] http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=conservador

[2] Eventos de los Últimos Días, p. 42-43

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