Preguntas y Respuestas sobre la Ordenación de la mujer

Preguntas y Respuestas sobre la Ordenación de la mujer

La Iglesia Adventista del Séptimo Día ha provisto respuestas escriturales  a preguntas comunes sobre la ordenación. Las respuestas están basadas fielmente en la Biblia y corroboradas por el Espíritu de Profecía.

¿Cuál es el propósito de la ordenación?

La ordenación reconoce formalmente a un individuo para el propósito de cumplir la misión global de la Iglesia (Mateo 24:14; 28:19.20). El cuerpo mundial acepta de buena fe lo que ha sido ratificado localmente (por ejemplo, la carta introductoria de Pablo exhortando a las congregaciones a recibir cordialmente a Timoteo, que había sido apropiadamente entrenado y comisionado). La ordenación garantiza un reconocimiento especial, pero no le da al individuo ninguna perspicacia espiritual extra. No eleva a quien lo recibe por encima de los laicos ni garantiza alguna dispensación especial de gracia (ni tampoco entrega al que lo recibe autoridad como “cabeza” de la iglesia)

¿No se opone la Biblia a la ordenación de las mujeres?

La Biblia no usa el término específico “ordenación”, y tampoco restringe debido al género los actos de orar, ungir e imponer las manos con el propósito de consagrar a un individuo al servicio.

¿Si la Biblia no nos ordena directamente ordenar mujeres no sería lo mejor no ordenarlos?

Cuando temas específicos no son tratados en la Escritura, es considerada una práctica aceptable y correctamente la de aplicar principios sacados de la Biblia. Jaime y Elena White siguieron esta práctica de acuerdo con un ejemplo que Jaime citó en la Review and Herald (26 de Abril de 1860):

“Si se pregunta ¿Dónde están los textos claro de la Escritura para poseer propiedad de la iglesia legalmente? Nosotros respondemos: La Biblia no provee ninguno, ni tampoco nos dice que tenemos que tener un periódico semanal, ni imprentas, ni que debemos publicar libros, construir lugares de adoración ni enviar nuestras tiendas [evangelísticas]. Jesús dice “Dejen que su luz brille delante de los hombres”, etc. Pero no nos da los detalles de cómo debemos hacerlo. A la iglesia se le dejo [la tarea de] avanzar en la gran obra, orando por la guía divina, actuando según los planes más eficientes para su logro. Creemos que es seguro ser gobernados por la siguiente REGLA: Todos los medios que, de acuerdo con el sano juicio, avanzarán la causa de la verdad, y no estén prohibidos por claras declaraciones de la Ecritura, debén ser empleados” (James White, Review and Herald, 26 de Abril de 1860)

¿Pero no enseña la Biblia que las mujeres no deben hablar en la iglesia?

Los lineamientos para interpretar la Escritura (publicados por la Iglesia Adventista del Séptimo Día en los “Métodos de Estudio de la Biblia”) nos alientan a considerar el contexto cultural para interpretar los textos:

En 1 Corintios 14:34 Pablo escribe: “guarden las mujeres silencio en la iglesia, pues no les está permitido hablar. Que estén sumisas, como lo establece la ley.”

La Iglesia Adventista interpreta la declaración de Pablo como teniendo una aplicación cultural a circunstancias locales, no como limitando el ministerio de las mujeres en la Iglesia.

¿No debería la Biblia ser interpretada siempre literalmente?

Los enfoques  de la interpretación bíblica varían de asumir que la Escritura no es inspirada en absoluto, a asumir que cada palabra fue dictada por Dios. El enfoque de interpretación bíblica oficialmente adoptada por la Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce la inspiración de pensamiento, no la interpretación literal palabra-por-palabra (ver los “Métodos de Estudio de la Biblia”.

En la introducción a El Gran Conflicto (página 5), Elena de White explica que las verdades de Dios están escritas en el lenguaje de humanos:

“La Biblia nos muestra a Dios como autor de ella; y sin embargo fue escrita por manos humanas, y la diversidad de estilo de sus diferentes libros muestra la individualidad de cada uno de sus escritores. Las verdades reveladas son todas inspiradas por Dios ( 2 Timoteo 3:16); y con todo están expresadas en palabras humanas. Y es que el Ser supremo e infinito iluminó con su Espíritu la inteligencia y el corazón de sus siervos. Les daba sueños y visiones y les mostraba símbolos y figuras; y aquellos a quienes la verdad fuera así revelada, revestían el pensamiento divino con palabras humanas.”

Si interpretando la Biblia como si apoyara la ordenación de mujeres ¿Acaso esto no le abriría la puerta a permitir otras cosas?

Algunos han pensado que a, permitir la ordenación de la mujer cuando no hay un mandato bíblico específico para hacerlo, la Iglesia Adventista está ignorando la autoridad bíblica. Esta línea de razonamiento resulta en miedo de que la Iglesia esté abriendo la puerta para prácticas que la Biblia no tolera.

La Iglesia Adventista considera a la Biblia como la revelación infalible y autoritativa de la voluntad de Dios. Cuando la Escritura no ofrece una directiva clara e indiscutibles sobre un tema “nosotros buscamos ejemplos escriturales similares o relacionados en busca de guía” (ver los “Métodos de Estudio de la Biblia”)

Dado que la ordenación de la mujer no se claramente mandada ni prohibida en la Escritura, este es un caso en el cual debemos buscar principios bíblicos como dirección.

Hemos buscado el Espíritu de Verdad, y hemos considerado las evidencias a lo largo de la Escritura. Nuestra conclusión abrumadora es que los principios bíblicos de unidad, igualdad y justicia piden el reconocimiento formal de las mujeres al servicio consagrado,

Al seguir la Biblia y sus principios, nuestra Iglesia estará protegida contra “permitir casi todo”.

Hay quienes dicen que algunas de las denominaciones que ordenan mujeres también ordenan a homosexuales practicantes, ¿Acaso nosotros no seguiremos el mismo camino?

La Iglesia Adventista no busca seguir los caminos de otros. Sino que hemos estudiado la Escritura y examinado numerosos recursos. Desde 1881, cuando una resolución recomendando la ordenación de mujeres al ministerio fue presentada al Congreso de la Asociación General, las cuestiones acerca de la ordenación han estado bajo examinación.

La Iglesia Adventista ha consistentemente tenido una visión de elevar la raza humana al regresar al modelo encontrado en el Jardín del Edén. Dos ejemplos son la observancia del sábado y el vegetarianismo. Apoyar la teología del modelo edénico, junto con las directas referencias bíblicas que condenan el comportamiento homosexual en el Antiguo y el Nuevo Testamento, evitaran que nuestra iglesia ordene a aquellos involucrados en comportamientos homosexuales. Sin embargo, la Biblia no trata directamente la ordenación de la mujer y consistentemente eleva a la mujer sobre las normas culturales de su tiempo.

¿Está la Iglesia Adventista del Séptimo Día bajo presión para ordenar mujeres por el movimiento feminista?

La cuestión del rol de las mujeres en la Iglesia no es un asunto reciente; ha sido debatido por décadas. La ordenación de la mujer fue formalmente propuesta por primera vez en la Iglesia Adventista en 1881, cuando una resolución fue presentada en el Congreso de la Asociación General. (Esta resolución fue redirigida al Comité Ejecutivo de la Asociación General, y aparentemente no se tomó ninguna medida).

Nuestros fundadores apoyaban a las mujeres líderes y predicadoras, como lo confirma el rol de Elena de White (Notablemente, las recomendaciones del Comité de Estudio de la Teología de la Ordenación son el resultado de oración y estudio de la Escritura y la historia, teoría y práctica, no un intento de adaptarse a los estándares del mundo).

¿No enseña la Biblia que las mujeres no deben tener autoridad sobre los hombres ¿Y acaso eso no significa que la Iglesia Adventista no debería ordenarlas?

En vez de otorgar autoridad sobre otros, la ordenación involucra el reconocimiento de los dones espirituales  y coloca al que lo recibe como un siervo-líder de otros.

En la mayoría de los casos donde no hay un acuerdo sobre si las mujeres deberían ser ordenadas como pastoras y ancianas, el asunto de la autoridad es el punto en disputa.

Lo que es claro es que la Iglesia Adventista nunca ha uniformemente u oficialmente aplicado las Escrituras para excluir a las mujeres de posiciones de liderazgo y enseñanza.

Desde el comienzo de la Iglesia Adventista, las mujeres han tenido posiciones administrativas y de liderazgo en la organización. En una carta escrita en 1879, Elena de White dice:

“No son siempre los hombres quienes mejor se adaptan a la administración exitosa de una iglesia. Si hay mujeres fieles que tienen una piedad más profunda y una devoción más sincera que los hombres, ellas pueden ciertamente con sus oraciones y su obra hacer más que aquellos hombres con vidas y corazones no consagrados” (El Ministerio Pastoral, p. 38)

¿No está la unidad de la Iglesia Adventista en peligro si solo algunas partes del mundo ordenan mujeres?

La idoneidad es una consideración importante al nombrar a un ministro en una posición. Hay ministros ordenados en nuestra Iglesia actualmente que no podrían ser efectivos en todas partes en el mundo debido al lenguaje y la cultura. Aceptar la diversidad en las diferentes divisiones traerá unidad, no desunión.

En las últimas décadas, la Asociación General ha nombrado mujeres a roles de liderazgo, tales como la ordenación de diaconisas y ancianas, y la comisión de mujeres pastoras. Aunque estas políticas no son practicadas en todas las regiones del mundo, ni siquiera en todas las iglesias de una asociación o unión dada, la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha permanecido como una sola organización mundial. La unidad de la organización de la iglesia está anclada en nuestras 28 Creencias Fundamentales.

Si Dios quería que las mujeres sean líderes en las iglesias ¿No hubiera Jesús incluido mujeres como discípulos?

El círculo interno de discípulos de Jesús no solo era exclusivamente masculino, sino que también no incluía esclavos, esclavos libertos, gentiles o personas de color. Su elección fue muy respetuosa de la cultura de su tiempo. Las mujeres son mencionadas como habiendo seguido a Jesús, pero viajar con Él pudiera haber levantado sospechas y desaprobación, y haber socavado su ministerio.

¿Apoyaron Elena de White y otros fundadores de la Iglesia Adventista a las mujeres pastoras y la ordenación de mujeres?

El Patrimonio White ha concluido que Elena de White no tomó una posición oficial sobre el asunto. Sin embargo, muchas de sus declaraciones en la Review and Herald indican apoyo a las mujeres pastoras:

15 de Enero de 1901 – “Es la compañía del Espíritu Santo de Dios la que prepara a los obreros, tanto hombres como mujeres, para convertirse en pastores del rebaño de Dios”

9 de Julio de 1895 – “Las Mujeres… deberían ser separadas [para el servicio del Señor] mediante la oración y la imposición de manos”

2 de Enero de 1879 – “La influencia refinadora y suavizadora de las mujeres cristianas es necesaria en la gran obra de predicar la verdad”

¿El hecho de que todos los sacerdotes del Antiguo Testamento eran varones no demuestra que las mujeres no están destinadas para el liderazgo?

Mientras que los sacerdotes del Antiguo Testamento era exclusivamente varones, ellos eran elegidos de solo una tribu: los levitas. El sistema levítico incluía muchas ordenanzas que no son practicadas actualmente, como el sacrificio de corderos por ejemplos. El sacerdocio del Antiguo Testamento no es el modelo para el ministerio cristiano del Nuevo Testamento.


Fuente: http://nadordination.com/qanda/

2 thoughts on “Preguntas y Respuestas sobre la Ordenación de la mujer

  1. Queridos hermanos, se habla tanto de cultura como que el poder de Cristo, no tiene efecto en el ser humano. 2 Corinthians 5:17de manera que su alguno esta en Cristo, nueva criatura es, todas las cosas son hechas nuevas, debemos dejar toda basura cultural que estorba al evangelio, se imagina: yo fume cristal, piedra de coca, heroina, y un dia Cristo me limpio, pero parese que Los comentarios me dan trizteza

    1. Amén Hermano!. Tienes toda la razón, Dios tiene el poder para liberarnos de la cultura machista en la que vivimos y aceptar la verdad bíblica donde tanto el hombre como la mujer fueron creados iguales a la imagen y semejanza del Creador (Génesis 1:28). Donde la Biblia nos dice que “ya no hay hombre ni mujer sino que todos somos uno en Cristo” (Gálatas 3:28), y donde el Espíritu Santo llama y capacita a todos por igual, sin importar su raza, condición social, edad o género (Hechos 2:17-18)

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